Desde que el Estado colombiano firmó el Acuerdo Final de Paz con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en 2016 se evidenció que la Amazonía se ve amenazada por la deforestación acelerada.
La presencia del conflicto armado aumentó la deforestación, promoviendo la expansión de actividades ilícitas como los cultivos de coca y la ganadería ilegal, así como el avance de los comercios y cultivos de subsistencia. En la Amazonía, actividades como la minería ilegal, la extracción de madera y el acaparamiento de tierras juegan un papel importante en la economía ilegal del territorio.
Con este panorama, el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi) realizó un estudio con tres posibles escenarios de cambio de uso y cobertura del suelo para la Amazonía colombiana para 2040. Para elaborar el documento los investigadores se basaron en “narrativas coherentes de expertos”.
Los tres escenarios fueron: tendencial, extractivista y de desarrollo sostenible.
De acuerdo con el estudio, el escenario de desarrollo sostenible, que considera políticas fuertes para la conservación de los bosques y la implementación de proyectos productivos sostenibles, “fue la opción con mayores valores para los bosques conservados y la vegetación secundaria en recuperación, sumando 42 millones de hectáreas al 2040″.
En cambio, los escenarios tendencial y extractivista mostraron que Colombia perderá 2 millones de hectáreas de bosques y 4,3 millones de hectáreas, respectivamente con base en el año de referencia (2016). “En el escenario tendencial, los pastos y cultivos podrían aumentar en un 48%; y, en el escenario extractivista, estos aumentarían en un 117%, pasando de 3,9 a 8,6 millones de hectáreas”, se lee en el documento.
Para sacar estos resultados el Sinchi estudió el cambio histórico del uso del suelo a lo largo de 14 transiciones entre 2002 y 2016, con base en la interpretación de imágenes Landsat y su relación con 29 factores impulsores utilizando redes neuronales artificiales.
“Se calculó el modelo de cadena de Markov para las transiciones y se parametrizó el modelo de asignación de cambios para simular espacialmente los escenarios”, se advierte en el trabajo.
En otros datos revelados por el estudio académico se mostró que, en la Amazonía, de 2017 a 2020, se aumentó la pérdida de bosques y la frecuencia de incendios forestales, incluso en áreas protegidas, dando paso a extensas áreas con pastizales, vegetación secundaria y bosques fragmentados, poniendo en riesgo la conectividad regional de la Amazonía con el sistema montañoso andino y la región de la Orinoquía.
Uno de los panoramas que evidenció el Sinchi tiene que ver con el cambio climático donde se indicó que, si se pierde el 40% de la selva tropical, los bosques podrían dirigirse a un punto de inflexión o punto de no retorno, donde el bosque restante eventualmente transformarse en un ecosistema de sabana.
“Esto ha inferido que la pérdida de los bosques amazónicos podría conducir a una reducción de las precipitaciones, creando condiciones favorables para alterar potencialmente la estructura del bosque y modificar completamente el bioma amazónico”, advirtió el Sinchi.
Sin embargo, el Sinchi considera que el postconflicto abre caminos para cuidar el territorio. Por ejemplo, estrategias que eviten la deforestación, control de la expansión ilegal de pastizales, establecimiento de alternativas productivas de manejo forestal sostenible y restauración productiva en paisajes agrícolas, entre otras.
Hay que anotar que en Colombia la región amazónica representa el 42,3% del territorio con una superficie estimada de 483.164 km. En esta área, el 14% está dominado por tierras agrícolas, vegetación secundaria y bosques fragmentados. Actualmente, el 86% del área corresponde a áreas naturales en buen estado de conservación, donde los bosques son la cobertura dominante.