El 18 de marzo del 2022, la Secretaría de Cultura de Ibagué anunció para completa sorpresa de los amantes de la música en Colombia que el Jamming Festival programado para dar inicio al día siguiente quedaba cancelado luego de que se retiraran los permisos para su realización. La desazón en redes sociales y en las calles tanto de Ibagué como de Bogotá se hizo notar en cuestión de horas, dando forma a uno de los más grandes lunares en la historia de los conciertos en Colombia.
Asistentes y emprendedores vivieron un drama que todavía hoy deja muchas preguntas sobre lo que pasó y sobre cuándo les responderán por la inversión realizada. A un año de que el nombre de Jamming se asociara con un fiasco organizativo en vez de con la canción de Bob Marley o lo que el propio evento fue en el pasado, Infobae Colombia recuerda toda la historia detrás de este fallido evento y la actualidad de este.
De abanderados del reggae al <i>crossover</i>
Cuando se realizó la primera edición del Jamming Festival en el 2012, el objetivo era promover esta música y algunos parientes como el dub o el dancehall. Leyendas como Damian Marley, The Skatalites, Gondwana, Orishas, Morodo, Los Cafres o Lee “Scratch” Perry, entre muchos otros pasaron por allí. Con el tiempo la oferta fue creciendo y es así como Residente, Redman, Cypress Hill o Los Fabulosos Cadillacs se hicieron un lugar en el evento.
Hasta el 2018, Jamming se realizó en el Norte de Bogotá, en distintos espacios. Para el 2019, el evento cambió de lugar y se hizo en Ricaurte, municipio del departamento de Cundinamarca ubicado a unas dos horas de Bogotá. A menos de 72 horas de la realización del evento, la Dirección Nacional de Derechos de Autor (Dnda) emitió una medida cautelar para su cancelación argumentando que el traslado del evento para esta ocasión buscaba evadir el pago de sus obligaciones por concepto de derechos de autor. Sin embargo, la situación se resolvió en pocas horas y el evento se realizó con normalidad. No obstante, en su día muchos asistentes se quejaron en redes sociales con la organización de Jamming, a cargo de Buena Vista Eventos EU, argumentando que no había suficiente hidratación en el lugar, así como una distribución insuficiente de baños.
Para el Jamming 2020, se planeaba hacerlo nuevamente en Ricaurte, con un cartel que incluía a Damian Marley, Los Cafres y Mad Professor, pero también a nombres como Los Toreros Muertos, Los Prisioneros, La Mosca, Aterciopelados y Monsieur Periné. Sin embargo, el evento tuvo que aplazarse cuando se ordenó la suspensión indefinida de los espectáculos en vivo por cuenta de la pandemia de covid-19. Todo ese año y buena parte del 2021 se esperó a la reactivación de los conciertos, hasta que el día 7 de noviembre se confirmó que el 2022 sería el año del regreso.
El anunció llegó con un cartel que mantenía muchos de los nombres del 2020, pero ahora sumaba nombres como Farruko, Don Omar, Richie Ray & Bobby Cruz, Miguel Mateos, Los Tres, Black Eyed Peas, UB40… Un total de 85 artistas aparecieron en ese cartel, pero lo llamativo es que más abajo se leían las palabras “Pronto más anuncios”.
Las redes sociales enloquecieron, ubicándolo como uno de los mejores carteles en la historia de los conciertos en Colombia por la variedad de artistas y estilos musicales, unidos en un solo lugar. Entre la euforia del anuncio y la reputación que se había ganado Jamming, la confianza del público en el evento y sus organizadores era total. A partir de entonces, las cosas se comenzaron a torcer.
Los primeros indicios
El Jamming Festival había optado por cambiar de escenario para el regreso de los conciertos en vivo (algo que también fue clave en el entusiasmo inicial del público). Ya no sería en Ricaurte sino en Playa Hawai, un parque ubicado a las afueras de Ibagué. Desde ese momento se comenzaron a notar inconsistencias que fueron pasadas por alto o minimizadas, debido a la confianza en la organización de Jamming encabezada por Alejandro Casallas, fundador de la marca.
La primera fue el hecho de que Jamming, a diferencia de eventos como Estéreo Picnic, BAUM o incluso Rock Al Parque, no tenía patrocinadores visibles en su cartel. La segunda (y que con el paso de los meses será la más importante) fue el método para comprar las boletas. En vez de usar una tiquetera como TuBoleta, e-Ticket o Entradas Amarillas, el público pagaba en una cuenta de Nequi o una cuenta bancaria común y corriente. Las tiqueteras por ley deben llevar un registro de cada transacción realizada tanto por efectos de impuestos como en el caso donde el evento deba ser cancelado por cualquier razón. Esto no lo tenía y cuando estalló el escándalo se convirtió en el mayor dolor de cabeza de quienes compraron sus boletas.
Otra cuestión que se pasó por alto (sobre todo al considerar el precedente de lo ocurrido en el 2019) fue que el cambio de locación podría estar menos pensado en brindar una experiencia agradable al público y más en la búsqueda de un lugar que exigiera menos trámites para su realización que Bogotá y sus alrededores.
Pasaron algunas semanas y las dudas ahora se trasladaban a otro punto que si era más perceptible para el público: los artistas no estaban confirmando en sus cuentas de redes sociales o su agenda de conciertos su paso por el Jamming, a pesar de que los organizadores los mencionaron en el cartel.
Las primeras cancelaciones
El Jamming Festival celebraba su décimo aniversario y el público respondía a esa euforia por estar allí viendo a tantos artistas, pero surgieron las dudas sobre la programación por día y las inconsistencias en el cartel debido a que varios de ellos no confirmaban su presencia en Colombia en sus redes sociales. En una entrevista con Shock, publicada el 27 de enero de 2022, Alejandro Casallas dio un parte de tranquilidad frente a estas dudas:
“El festival en su edición 2022 cumplirá sus 10 años de existencia. Tenemos una trayectoria que nos respalda. Todos los artistas anunciados en el cartel están contratados y confirmados”
Las semanas pasaban y la inquietud sobre los horarios de los artistas continuaba debido a que no se publicaban. Las dudas relacionadas con la logística para la llegada al Parque Hawai seguían sin ser resueltas de forma eficiente por su equipo de comunicaciones, y así se llegó a marzo de 2022.
Sucesivamente, y argumentando distintos motivos (entre contagios de Covid-19, su negativa a vacunarse o cuestiones de otra índole), Vicentico, Maldita Vecindad, Jah Cure, y Irie Kingz tuvieron que cancelar su presencia en el Jamming. No parecía ser nada del otro mundo, hasta que se desató una fuerte controversia alrededor de uno de los invitados de más alto perfil, UB40, puesto que no estaba claro si quienes estarían allí eran la encarnación que tenía los derechos del nombre liderada por Robin Campbell, o si se trataba de la encabezada por sus ex-miembros, Ali Campbell, Astro y Mickey Virtue. La falta de claridad de Jamming sobre esta cuestión comenzó a generar dudas en las redes sociales.
Días después se confirmó que otras dos agrupaciones, Black Eyed Peas y Los Cafres cancelaron sus presentaciones. Para complicar más las cosas, las redes sociales de Jamming inhabilitaron la caja de comentarios ante la creciente preocupación del público frente a la viabilidad del evento, pues muchos asistentes todavía no recibían las boletas para ingresar al evento, y seguían sin publicarse los horarios. Eso hizo que creciera la percepción de que se estaba gestando un equivalente colombiano al tristemente célebre Fyre Festival de 2017 en los Estados Unidos.
Se cae el Jamming Festival
La misma semana en que estaba programado que iniciara el Jamming, a través de las redes sociales comenzaron a circular denuncias donde el equipo logístico reclamaba que no estaba recibiendo el pago correspondiente por su trabajo. Estas denuncias coincidieron con la información de que Jamming cambió su operador logístico a pocos días del festival.
En un momento donde las dudas sobre la viabilidad de hacer el festival eran enormes, Jamming Festival difundió en sus redes sociales el 16 de marzo de 2022 la autorización firmada por la Secretaría de Cultura de Ibagué que les daba permiso para organizar el evento en Playa Hawai como estaba programado. En cuestión de horas, las cosas dieron un giro cuando la Superintendencia de Industria y Comercio (SiC) confirmó que estaban haciendo seguimiento a la organización del evento:
“La Superintendencia de Industria y Comercio, en su rol de autoridad nacional de protección al consumidor, adelanta un riguroso seguimiento al desarrollo del ´JAMMING FESTIVAL 2022´. En el marco de una averiguación preliminar adelantada al productor BUENA VIBRA EVENTOS E.U., la Autoridad evidenció a través de visitas administrativas de inspección y requerimientos de información, que al parecer las condiciones inicialmente informadas sobre el evento, los artistas y el orden de las presentaciones de los mismos, habían variado, sin que presuntamente se hubiesen informado a los consumidores de manera clara, veraz, suficiente, oportuna, verificable, comprensible, precisa e idónea”
En la mañana del viernes 18 de marzo, Colombia se despertó con la noticia de que la Secretaría de Cultura de Ibagué había cancelado el Jamming Festival, debido a la investigación adelantada por la SiC. Ese día en la madrugada, los equipos de montaje y los nuevos operadores logísticos recibieron la orden de desmontar la infraestructura preparada para el evento, que inicialmente constaba de ocho escenarios y que se habría reducido dadas las condiciones de los últimos días en términos de cancelaciones y redisposición del terreno en el evento.
Ante esta situación, Jamming Festival difundió un comunicado en el que argumentando “motivos de fuerza mayor” se aplazaría la realización del evento en el Parque Hawaii de Ibagué, asegurando que próximamente se darían fechas de reprogramación.
La noticia cayó como un baldado de agua fría tanto para los que ya estaban en Ibagué listos para disfrutar del festival, como para los extranjeros que estaban aterrizando a Bogotá para vivir la experiencia del Jamming. Cientos de personas se reunieron en Casa Babylon, establecimiento fundado por Alejandro Casallas y considerado como el lugar donde se gestó el Jamming Festival para pedir explicaciones, pero al no obtener respuesta vandalizaron el lugar. Esta situación también se presentó en Playa Hawai, puesto que no solo asistentes y miembros de logística terminaron afectados, sino los emprendimientos que invirtieron capital para vender sus productos en el evento y perdieron millones de pesos en el proceso.
Las revelaciones
Fuentes consultadas por Infobae en su momento e involucradas en la organización del Jamming Festival 2022 quienes pidieron confidencialidad, revelaron que Buena Vista Eventos EU no entregó los adelantos correspondientes a muchos de los artistas, que en su mayoría corresponden al 50% del monto total del costo de las presentaciones. Unos pocos artistas que encabezaron el cartel recibieron ese dinero, lo que motivó la cancelación de varios nombres incluso cuando se produjo el primer aplazamiento por la pandemia de Covid-19.
El presupuesto para el evento se redujo considerablemente con este ir y venir de bandas, pues luego de confirmar la mayoría de los nombres “grandes” del cartel, se vieron incapaces de garantizar que todo lo anunciado en su cartel pudiera presentarse. Eso sumado al hermetismo en sus comunicaciones resultó en una combinación fatal, mientras las boletas para el Festival se seguían promocionando y vendiendo, aún a riesgo de provocar un sobrecupo en el aforo. El objetivo era mantener en pie el evento, así fuera de manera hipotética, puesto que el cartel que tenía a todos tan enamorados como preocupados, no estaba confirmado.
De igual manera, tanto la logística del evento como los encargados del montaje, quienes habían recibido un adelanto (y denunciaron que cobraron por debajo de la tarifa real), se percataron de la situación en Playa Hawai cuando se toparon con obstáculos para hacer su trabajo: el terreno no era idóneo para albergar un evento con tanta afluencia de público, tantos artistas de ese calibre y tantas boletas vendidas, puesto que el lugar solo permitía un ingreso único para público, producción y artistas. Una fuente especializada en producción de eventos consultada por Infobae expresó en su momento:
“Desde ningún punto de vista era posible que en un evento con la convocatoria que representaba el Jamming pudiera maniobrar con una afluencia de público como esta, sin tener un esquema para atender los requerimientos de movilidad de la producción, la llegada de artistas, de sus equipos; eso no sucede ni en un evento dentro del casco urbano. Eso triplicó los costos de operación logística, porque es un terreno grande y la organización tenía como finalidad reducir gastos a todo nivel, aún si esto representaba desatender principios absolutamente decisivos para garantizar correcto desarrollo de las actividades y ante todo, el bienestar de los asistentes”
El presente
Según reveló una investigación de Vorágine, Buena Vista Eventos EU ya estaba en bancarrota cuando prometió el festival. Por cada $100 de activos, $96 estaban endeudados. Los estados financieros difundidos señalan que la empresa tenía activos por 1.124 millones de pesos y deudas que llegaban a los 1.035 millones.
En junio de 2022, se supo que Buena Vibra Eventos EU se había acogido al artículo 5 del Decreto Legislativo 818 de 2020, por el cual la devolución del dinero de eventos cancelados puede hacerse hasta un año después de la emergencia sanitaria. Eso significa que todavía tienen hasta el 30 de junio de 2023 para ponerse al día.
Sin embargo, a estas alturas muchos de los que confiaron en Jamming dudan que vuelvan a ver ese dinero de vuelta. Lo que sí quedará en el recuerdo es cómo un evento que prometía ser la gran bandera de la reactivación de los conciertos en vivo en Colombia fue el inicio de una serie de situaciones nefastas como la muerte de Taylor Hawkins, baterista de Foo Fighters unas horas antes de que se presentara en el Festival Estéreo Picnic, pero sobre todo con la organización de espectáculos en el país que tendría reflejo meses más tarde con las controversias que rodearon los conciertos de Dua Lipa y Harry Styles.