Tras el adulterio de su mujer, el sultán Shahriar decide que la mejor forma de garantizar la fidelidad de su pareja es casarse en la noche y ejecutar a su mujer a la mañana siguiente, pronto el reino se ve inmerso en un baño de sangre; para detenerlo, Scheherezade se presenta como voluntaria y decide contarle al monarca distintas historias durante Mil y Una Noches, prolongando así su ejecución.
La protagonista usa la palabra para frenar la violencia, resuelve el conflicto y debido al impacto de sus narraciones, el sultán decide dejar de lado sus temores y consagrarse a su relación con Scheherezade.
Esta mujer se convierte en un personaje universal, en el que cualquier ser humano puede encontrarse a sí mismo; pero también es la inspiración de María Pagés y de El Arbi El Harti para construir la obra De Scheherezade, que se presenta el 17 de marzo en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.
La ganadora del premio Princesa de Asturias de las Artes 2022 es una de las bailarinas, coreografías y gestoras culturales más importantes de la actualidad. En 1990 fundó la Compañía María Pagés que ha desarrollado más de 20 montajes. En 2010 el escritor marroquí El Arbi El Harti se unió a la empresa.
Para conocer más sobre la obra, Infobae Colombia habló con los directores y el diálogo giró en torno al papel de las mujeres en la resolución de conflictos, la naturaleza del flamenco y las atenciones que requiere la danza como profesión.
Infobae: Esta obra presenta una reflexión sobre el papel de la mujer y de la palabra como espacios de resistencia a la violencia, ¿Qué lecciones puede aprender el público colombiano?
El Arbi El Harti: Nuestra preocupación por la mujer no es nueva, forma parte de nuestro discurso coreográfico desde hace 14 años, empezó en Utopía, pero también en Carmen. Siempre hubo la misma esta misma preocupación, pero para nosotros De Scheherezade es la síntesis de la relación de la mujer y la violencia.
Es un espectáculo vitalista, porque lo que hacemos es usar la palabra; la palabra es fundamental en un espectáculo, como un instrumento de resolución de conflictos, en un momento en que no solo las mujeres están en peligro, sino toda la humanidad.
Todo lo que está pasando a nivel global: crisis económica, el retorno de discursos totalitarios, guerras. Hechos que inquietan a toda la humanidad, por lo tanto, es un grito de la mujer respecto a lo que está pasando en el mundo.
María Pagés: Viendo la obra, todo esto se entiende perfectamente, es la reivindicación de la palabra como medio de entendimiento entre los seres humanos, antes de llegar a cualquier conflicto o a cualquier situación violenta y dolorosa.
Este es el mensaje y el espíritu de la obra, es muy importante mencionar que la coreografía se basa en muchas mujeres, es una síntesis; claro, Scheherezade es la protagonista, pero durante la obra se va derramando en ella otros personajes femeninos que tienen que ver con la palabra, como: Safo, Medea, Bernarda de García Lorca, Bilmunda de Saramago o Úrsula de Marqués.
Lo que estamos intentando mostrar es que la mujer, como parte de esta humanidad herida, clama sobre los peligros que corremos.
Infobae: ¿Cómo interactuaron esas ideas con el flamenco?
María Pagés: El flamenco, desde sus orígenes, tiene una cualidad y característica fundamental, nace del diálogo entre diferentes culturas y diversas expresiones de arte que ha ido evolucionando. Luego, asimila todo como propio. Mira, nosotros tenemos las colombianas, hay un palo flamenco que se llama la colombiana, ¡imagínate! Guardamos el título de donde nace, de todos los artistas que llegaron a Colombia o a otras zonas de Latinoamérica.
Estamos hablando de artistas que venían a las Américas, ellos asimilaron otro modo de hacer, que no conocían, lo hicieron propio, lo aplicaron hasta el punto de convertirlo en flamenco y eso pasa con la Guajira o con la Vidalita. Lo sigue haciendo con el jazz, con la danza contemporánea, es decir, hay una asimilación natural, el flamenco tiene esa capacidad de entrar en diálogo,
El Arbi El Harti: Es curioso el miedo que se tiene a la tradición. Claro, el flamenco es tradicional, pero no es algo cerrado. La tradición, en el momento que actúa en el presente se hace contemporánea, cualquier intérprete, músico, coreógrafo o bailarín de flamenco en el momento que mueve la tradición se convierte en contemporáneo. El flamenco es esencialmente sincrético y contemporáneo.
La capacidad del flamenco es única, puede abrazar todo lo que toca; nosotros en la Fundación María Pagés lo llamamos “un corazón donde todos los corazones tienen cabida”, el flamenco en su generosidad, su hospitalidad, interactúa y dialoga con todas las artes.
No estamos hablando de fusión, hablamos de diálogo real; lo que dice María, todos los palos de origen latinoamericano, entre ellos las colombianas, no vienen de la nada. Es un arte viejo que ha sabido ser contemporáneo, que ha abrazado todas las expresiones artísticas, a todas las culturas con las que se ha cruzado en el camino.
El flamenco es un buen viajero, absorbe y aprende todo con respeto. El flamenco no rechaza nada, no es un arte exclusivo, al contrario, integra todo.
Infobae: ¿Qué mensaje les transmiten a los nuevos bailarines y gestores culturales?
María Pagés: Está claro que la danza es una dedicación que implica su propio aprendizaje, requiere altas dosis de disciplina, determinación, pasión y también de vocación. Es una profesión donde continuamente tienes que ir tomando decisiones por ti misma.
Cuando quieras entrar en esto lo tienes que tener muy claro, porque dentro de las artes, la danza está marginada, no me gusta esa palabra, pero es la menos atendida. No solo en Colombia, esto pasa en todo el mundo, es el arte en el que menos se invierte. Si la comparamos con la ópera u otras disciplinas de las artes escénicas, que se valoran mucho más, es decir, cuando entras en esto hay que tenerlo presente.
Pero es una de las artes que más te puede aportar, porque aglutina, tienes que liderar todos los proyectos coreográficos, tener un conocimiento importante y muy completo sobre las artes escénicas, así que es complejo, pero es un arte maravilloso. Le voy a decir a los jóvenes ¡ánimo!
Pero hay una cosa fundamental que también nos gusta transmitir, porque esto en general no se dice y es la idea de la comunidad. Es muy importante que la gente joven sienta la danza no solo a nivel individual, sino como comunidad, porque esto es lo que nos hace ser.
El Arbi El Harti: La danza no es una cuestión de un individuo, sino de una comunidad. Creo que uno de los de los consejos más repetidos en el Centro Coreográfico María Pagés a los jóvenes artistas es: generen comunidad.
Reivindicar la danza como conocimiento y como un gran arte, no es una tarea fácil, porque la danza está secuestrada por una idea romántica, en la que el bailarín, por ejemplo, no es un profesional. Que bailar no es trabajar, que bailar no es investigar, que bailar no es estudiar. El bailarín debe dedicar tiempo y esfuerzo, esto es una disciplina.
El espectador solo tiene una relación inmediata, única e irrepetible cuando ve al artista sobre el escenario, no tiene conciencia del largo proceso, que es muy complejo y difícil, como pasa con todas las profesiones. Creo que el joven artista lo tiene que asumir y entender es que bailar es una responsabilidad moral.