Por qué eliminar la erradicación forzada de los cultivos de coca hará que Colombia difícilmente cumpla sus metas, esto explicó un experto

Infobae consultó a un experto en cultivos ilícitos y seguridad hemisférica, quien aterrizó las declaraciones del Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de la Casa Blanca, Brian A. Nichols, quien dijo que una lucha contra las drogas no será efectiva si no se ejerce presión

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Estados Unidos pidió a Colombia
Estados Unidos pidió a Colombia mantener la erradicación forzada de cultivos ilícitos de coca. (Infobae, Jesús Avilés)

El Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de la Casa Blanca, Brian A. Nichols, prendió las alarmas el miércoles 15 de marzo con relación al plan antidrogas que se ha trazado el gobierno de Gustavo Petro, pues de acuerdo con el jefe de la diplomacia norteamericana para la región, esta misma no tendrá éxito si se deja de ejercer presión con la la erradicación forzada.

Esta fue una declaración hecha en el marco de una sesión del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, en la que se estaban discutiendo las relaciones entre Washington y Brasil. En la misma, el parlamentario republicano, Jim Risch, aclaró que la política del actual mandatario con relación a este tema está centrado en la prevención del consumo en vez de perseguir a los cultivadores de coca

Y si bien es cierto que este es un enfoque que Nichols avala, sí fue claro al advertir que esa prevención debe ir acompañada de otros componentes, incluido el de prohibición y erradicación.

“Petro ha dicho que quiere reevaluar las políticas antinarcóticos de anteriores administraciones y como parte de esa reevaluación quería tener un programa puramente manual de erradicación. Creemos que es muy difícil tener éxito si no hay presión frente a los cultivos, especialmente antes de que un programa de erradicación voluntaria esté funcionado”, indicó el diplomático norteamericano para la región.

Esta declaración, a la que se suma la reunión bilateral que sostendrán Colombia-Estados Unidos a finales de marzo de 2023 para hablar sobre este tema, despertó varios interrogantes en la opinión pública que se tradujeron realmente en dos cuestionamientos:

¿Cuál es el enfoque del gobierno Petro frente a la erradicación de cultivos ilícitos? y ¿Por qué de acuerdo con Bryan Nicholls no será de fácil materialización, por no decir que será, sus palabras textuales, “muy difícil”?

Para darle claridad al tema, Infobae Colombia habló con un docente experto en política de drogas, seguridad hemisférica y política exterior norteamericana que prefirió permanecer anónimo, y quién comenzó por explicar que el Gobierno nacional aún está trabajando en la formulación de la nueva política nacional contra las drogas, pero cuyas líneas transversales ya son claras.

“Este gobierno, como lo habían planteado desde la campaña, sí le quiere dar un nuevo enfoque, cambiando los énfasis que, históricamente, ha tenido la lucha contra las drogas en el país. Y uno de esos cambios de enfoque que el gobierno está posicionando en estos momentos, es el de la manera en la que se ha manejado la erradicación”, comenzó por explicar a Infobae el profesor de maestría consultado por este medio.

Tipos de erradicación

Prosiguió su explicación diciendo que en Colombia se han manejado dos grandes modalidades de erradicación: una, que es la erradicación voluntaria en donde hay cultivos ilícitos, el cultivador firma un acuerdo con el Gobierno para arrancar las matas y posteriormente entran a una serie de programas y proyectos productivos acompañado por la llegada integral del Estado. Esa es la erradicación voluntaria.

Y está la erradicación forzada. En esta modalidad tradicionalmente ingresan grupos móviles de erradicación o Fuerza Pública, por lo general de la Policía y el Ejercito Nacional, que son las fuerzas con la mayor cantidad de unidades comprometidas en ese ejercicio, y las mismas proceden a erradicar las matas habidas en esa zona. En esta modalidad de erradicación no se establece un acuerdo con las comunidades.

“Las metas de erradicación forzada siempre han sido robustas y si no estoy mal en 2019 la meta de erradicación forzada fue de alrededor 100.000 hectáreas, en 2020 y 2021 fueron como 130.000 cada año y en el 2022 fueron 100.000. Son volúmenes grandes pero ese esquema, paulatinamente, ha generado unas conflictividades crecientes, especialmente entre la Fuerza Pública y las comunidades cocaleras. Lo que este gobierno ha enunciado, porque como lo mencioné en un principio el documento de la política aún no está, ellos tienen una aproximación mucho mas holística e integral alrededor de las drogas, lo que por supuesto ha tocado una vena neurálgica del tema: el del perfil de la erradicación forzada”, añadió el experto consultado por este medio de comunicación.

El por qué de la declaración de Nichols

En ese orden de ideas, la supresión de la modalidad de erradicación forzada reduciría en forma significativa el volumen de hectáreas erradicadas, y si bien es muy positivo que se privilegie, desde el punto de vista social y de derechos humanos, las metas directamente relacionadas con la reducción se hectáreas se verá afectada.

“Los comos todavía no los han aterrizado porque la política aún está en construcción (Nicholls dijo que eso lo definirían en la reunión del grupo bilateral de trabajo a finales de marzo), pero la prevención del Subsecretario es clara. Estamos en un contexto con una tendencia de crecimiento de los cultivos ilícitos y la principal herramienta que se tenía identificada para enfrentar ese crecimiento es la erradicación forzada. Ahora, si tu reacomodas las cargas y le quitas peso a la misma y privilegias la erradicación voluntaria la pregunta norteamericana es: ¿Cómo va la erradicación voluntaria a compensar lo que está dando la erradicación forzada? Porque la brecha es grande”, concluyó el internacionalista consultado por este medio.

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