La Pola se convirtió en uno de los más recientes escenarios de la guerra por las estatuas. El combate inició cuando fue intervenida, durante las marchas del 8M, por manifestantes de sectores feministas, que dejaron en el pedestal mensajes como “Radicales”.
Al día siguiente, el 9 de marzo, un grupo de jóvenes liderados por Jorge Barón, hijo del famoso presentador, se lanzaron a grabarse mientras limpiaban la estatua. Aseguraron que estaban “haciendo una labor social por todos los monumentos históricos del país”.
La posición fue interpretada como reaccionaria, así que el cruce de opiniones e insultos entre ambas facciones continuó en las redes sociales mientras de forma simultánea se discutía la veracidad histórica de otra mujer en la historia del país, Manuela Beltrán.
Mientras tanto, los vecinos de Las Aguas, pragmáticos en sus decisiones, optaron por pedir el apoyo del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC), así el organismo distrital desplegó la Brigada de Atención a Monumentos (BAM).
Haciendo gala del procedimiento técnico a desarrollar la entidad explicó: “Se procederá a limpiar de los materiales añadidos a los elementos de Bronce y pétreos del pedestal y la escultura, para garantizar su conservación de esta manera”.
Lo cual se traduce en el siguiente procedimiento: limpieza de la estatua con agua; retiro de la pintura y otros residuos, donde se usan palos de bambú, algodón y solventes especiales; finalmente, se aplica una capa de cera cristalina que garantiza su conservación.
El proceso de limpieza que debe ser liderado por profesionales en Conservación de Bienes Muebles y desarrollado por personal con experiencia en estas intervenciones, pues como explicó la funcionaria, Laura Cumbalaza:
“Es muy importante mantener los monumentos, primero que las personas que lo hagan estén cualificadas porque muchas veces se emplean materiales que no son adecuadas y termina siendo perjudicial para la pieza, hacen que el solvente que usan para las tintas se adieran más a la piedra o hay materiales que pueden corroer las piezas metálicas”.
Un mensaje que parece contradecir la idea de que la limpieza se hacía con la intención de proteger el patrimonio del vandalismo, como fue calificado por el joven militante del Centro Democrático.
“Nosotros jamás nos rendiremos en proteger nuestro patrimonio histórico del vandalismo impulsado por el feminismo radical. A pesar de que nos hayan tirado baldados de agua y huevos, nosotros tenemos un objetivo claro para esta semana. ¡Dejar como nueva la estatua de la Pola!”, aseguró el joven en redes sociales.
En el comunicado del IDPC también se explicó el procedimiento para la intervención de la BAM, primero se debe contactar con el instituto al correo bienesmuebles.monumentos@idpc.gov.co, posteriormente, se realiza una visita técnica y posteriormente, se programa la jornada de intervención al monumento.
Más allá de los debates sobre las intervenciones al patrimonio cultural, este episodio evidencia que el debate sobre la apropiación de los monumentos continúa de forma activa en la sociedad bogotana. Así, la estatua de La Pola continúa siendo un lugar de enfrentamiento de las ideas políticas.
En paralelo, de forma casi que clandestina, las historiadoras e historiadores debaten sobre la existencia de esta figura, las construcciones culturales que se dieron en torno ella y sus usos en la construcción de la identidad nacional colombiana, que también contribuyó a invisibilizar el rol de las mujeres en los procesos de independencia.
En este sentido, uno de los trabajos más reveladores es el desarrollado por la investigadora Judit Gónzales-Eraso, que en el texto “Representaciones de las mujeres en la Independencia. Entre realidad y ficción Nueva Granada, 1810-1830” explica que el rol que juegan figuras como La Pola
“Estos relatos significarán en gran medida una apropiación novedosa de la mujer en su dimensión retórica, narrativa y simbólica, para articularla con el nuevo orden social y político, con esto quiero decir que la ‘mujer’ obedece más que a las prácticas, a las dinámicas políticas de los campos discursivos (...)desde los cuales se observan representaciones en torno a la mujer que no necesariamente se limitan a reflexionar literalmente sobre su figura, sino que la visualizan dentro de un horizonte de representaciones que se articulan dentro imágenes, proyectos, expectativas de las agendas políticas, y de los discursos mitográficos e historiográficos del siglo XIX y XX”.
¿Por qué es un monumento especial?
Aunque fue inaugurada en la celebración del Centenario de la Independencia, 1910, la estatua de la Policarpa Salavarrieta, conocida como La Pola, es diferente de las otras encargadas por la Junta del Centenario, pues fue patrocinada por los vecinos del barrio de Las Aguas y no por el Gobierno nacional.
Sin embargo, continúa siendo una de las pocas representaciones monumentales femeninas de la ciudad, con vocación histórica, esto puede explicar por qué durante las marchas del 8M se convierte en uno de los monumentos más intervenidos.
A continuación, compartimos el discurso de inauguración de la estatua de La Pola hecho por Agripina Montes del Valle, en 1910, el original reposa en el Archivo de Bogotá.