Alejandra Azcárate habló nuevamente sobre la narcoavioneta: “ Nos fuimos a dormir siendo una artista y un publicista, nos levantamos siendo unos mafiosos”

La también comediante aseguró que temía que Miguel, su esposo, siendo inocente, terminara siendo involucrado en el caso. Miguel, por su parte, le manifestó que tenía miedo de que los mataran

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Alejandra destacó que al final,
Alejandra destacó que al final, aunque era el nombre de Miguel el que salía a relucir en la documentación, gran parte de los juzgamientos públicos cayeron sobre ella. La identidad de Jaramillo, dice ella, se redujo a ser ‘el esposo de la Azcárate’

En mayo del año 2021, la vida de Alejandra Azcárate tuvo un fuerte golpe. La actriz vio su nombre comprometido en un escándalo de narcotráfico en el que, supuestamente, estaría involucrado su esposo, Miguel Jaramillo. En aquel momento, en el aeropuerto El Embrujo de la isla de Providencia, del archipiélago de San Andrés, una avioneta, que aparecía a nombre de Jaramillo, fue incautada con 400 kilos de cocaína. En una conversación con el actor Santiago Alarcón, para su podcast ‘Meterse al rancho’, habló de lo ocurrido por aquellos días.

Con pruebas en mano, la también actriz defendió la inocencia de su pareja, y detalló que todo se había tratado de la falta de actualización de unos documentos. La avioneta, explicó ella, era de Fernando Escobar, quien fungía como socio de Jaramillo. Aunque Jaramillo, el 21 de enero del 2021, le vendió sus acciones y le cedió la representación legal de la empresa a Fernando, las actas no se habían actualizado, por lo que Jaramillo seguía apareciendo como representante legal de la compañía.

“Me acuerdo que empecé a temblar, me temblaban las mejillas. Sentí como si mis órganos, en mi estómago empezaran a girar, en mi panza. Me acuerdo que empecé a gritar y a darle puños a la pared curva de mi casa (...) Hubo madrazos, llanto”, destacó acerca de lo que vivió el día en el que Jaramillo le contó lo que estaba ocurriendo con la aeronave.

Azcárate destacó que nunca dudó de Miguel. “Nos fuimos a dormir siendo una artista y un publicista, nos levantamos siendo unos mafiosos”, recordó. Destacó que Jaramillo temía por el destino de ella y el de toda la familia, en su mente, no solo sería el fin de la carrera de ella, sino también el de sus vidas, pues aseguró que tenía miedo de que los mataran. “Miguel no quería que yo saliera de la casa sola”, dijo.

Alejandra Azcárate habla en el
Alejandra Azcárate habla en el podcast de Santiago Alarcón sobre la narcoavioneta: “ Nos fuimos a dormir siendo una artista y un publicista, nos levantamos siendo unos mafiosos”

Alejandra destacó que al final, aunque era el nombre de Miguel el que salía a relucir en la documentación, gran parte de los juzgamientos públicos cayeron sobre ella. La identidad de Jaramillo, dice ella, se redujo a ser ‘el esposo de la Azcárate’. “El ataque era contra mí, por razones muy textuales que luego las comprendí”. Según evidenció, la masiva ola de agresiones hacia ella se justificaba bajo tres razones: la primera, porque durante mucho tiempo ella se había burlado de los hombres, por lo que habían muchos de ello, destaca, esperando para atacarla. “Era una venganza a título personal, masculina, era el poder masculino para una mujer”.

En segunda medida, destacó, otra de las razones de los ataques tiene que ver con que ella representa ‘a las élites antipáticas’. “Claro, la gente de bien, ahí están pintados”, enfatizo. A esto se suma, contextualiza Azcárate, con el complejo momento que vivía el país. En aquel momento, habían manifestaciones en el país, por lo que la gente, recuerda ella, estaba polarizada. “Eran petristas contra uribistas, quedamos en la mitad como el jamón de un sándwich”, relató. “Era una muñeca de la mafia más”, dijo Azcárate al hablar de lo que comentaba la gente sobre ella.

Por aquellos días, recuerda, le cancelaron todos sus contratos, por lo que decidió, paralelo a ello, tomar acción legal contra todas aquellas personas o instituciones que se habían dedicado a hablar de ella sin tener certeza de lo que realmente habría ocurrido.

Tal y como concluyó, ya sanó la rabia, aunque, confiesa, “fue un proceso muy duro”. “A mí lo que me curó fue Dios, o como lo quieras llamar. Fue una energía más potente que cualquier cosa que me empezó a invadir. Empecé a poner de pie y a caminar, paso a paso. Es volver aprender a caminar. Todavía no troto ni galopo”, resaltó en su charla con Alarcón.

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