La participación equitativa de las mujeres en todos los campos, incluida la ciencia y la tecnología, no sólo beneficia a las propias mujeres sino a toda la sociedad. Sin embargo, en el mundo, según datos recogidos por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) menos del 30% de los profesionales en ciencia, tecnología, matemáticas e ingeniería, son mujeres.
Además, según el Instituto de Estadísticas de la UNESCO, sólo el 3% de los premios Nobel de ciencia han sido otorgados a mujeres y en Colombia solo el 25% de las personas que trabajan en tecnologías de la información son mujeres.
Las cifras son contundentes y en medio de este día conmemorativo, vuelven las preguntas sobre la necesidad de implementar sistemas, políticas y prácticas, que hagan posible poner a andar su participación.
Claudio Terra, director de Transformación de Negocios Latam de Pfizer, en el foro virtual ‘Mujeres por la Salud 2023: Innovación y Tecnología para la Igualdad de Género’, fue enfático en un punto clave: recordó que un elemento presente en etapas muy importantes de la vida de las personas como el inicio de la escuela, universidad y vida profesional, es esencial para reducir la brecha.
Para lograrlo desde la academia, la Universidad de La Sabana, por medio de la iniciativa Women in Engineering, fomenta la participación de las mujeres en las disciplinas asociadas con las ciencias, tecnología, matemáticas e ingeniería (STEM, por sus siglas en inglés), campos laborales históricamente dominados por hombres. Por ejemplo, en los programas de la Facultad de Ingeniería de la universidad, cursan estudios de pregrado y posgrado 587 mujeres y se han graduado más de 1.300 en los últimos 10 años.
Así mismo ocurre con el Colegio de Estudios Superiores de Administración-CESA de Colombia, en donde a través de un programa de Liderazgo de mujeres en juntas directivas se ha logrado que ganen más participación en materias como tecnología, transformación digital, innovación y sostenibilidad. Así, a la fecha el programa cuenta con casi 500 alumnas registradas en los últimos tres años y esta entidad ya evalúa una ampliación de dicho programa a México y Panamá.
“Las carreras STEM se definen por ser la base de los avances que ha tenido la humanidad en diversas áreas, y constituyen los empleos del mañana para fomentar el desarrollo sostenible; no solo para impulsar la innovación, sino también el bienestar social y el crecimiento inclusivo. Sin embargo, es pertinente tener en cuenta que dentro de la desigualdad que cubre actualmente la sociedad, se sobreponen aspectos de tipo económico, cultural y social”, dijo la decana de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de La Sabana y miembro del Consejo Científico Nacional Martha Cobo.
Así es la tendencia en América Latina
Pero la brecha no es un problema que se pueda resolver en un solo campo. Los expertos coinciden en que se trata de lograr un sistema equitativo en donde los gobiernos también se encuentren involucrados junto con las organizaciones públicas y privadas y la sociedad en general.
Si bien en la región los avances son claros, pues hace una década la presencia de las mujeres en ejes del cambio como la política y la militancia feminista no era tan fuerte, todavía queda trabajo por hacer y muchos países continúan implementando políticas para reducir la brecha de género en ciencia y tecnología.
Desde su perspectiva, Marcela Rivera, líder de Proyectos Especiales de Huli en Costa Rica, explica que la brecha de género en innovación y tecnología industrial es evidente. Por eso, asevera que “es importante impulsar la participación de niñas y jóvenes, pero también de mujeres adultas, así como la innovación abierta, tan natural en las start ups”.
Florencia Truchi, líder de Innovación y Transformación de Pfizer Argentina, coincide en ello. Advierte que un 50% de la población no está representada, por lo que dejar a la mujer fuera de estos procesos se ha convertido en un problema global cuya solución es incluso contemplada como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización Mundial de las Naciones (ONU). En ese orden de ideas, en el foro virtual, explicó que la diversidad aporta un valor innegable en la innovación, pues hace posible el desarrollo de propuestas de valor que integran múltiples puntos de vista.
En ese sentido, aunque se continúa desde muchos gobiernos hablando de la importancia de la paridad de género y de reformas laborales con un enfoque de género —como ocurre en el caso colombiano— lo cierto es que queda camino por recorrer pues cambiar una realidad y alcanzar una equidad real es un trabajo que no se hace de la noche a la mañana.