El jefe del régimen en Venezuela, Nicolás Maduro, recibió el martes 7 de marzo, en el palacio de Miraflores, en Caracas, al canciller de Colombia, Álvaro Leyva, para repasar la agenda de cooperación entre ambas naciones, que restablecieron sus relaciones, rotas en 2019, luego de que el presidente, Gustavo Petro, asumiera el poder en 2022.
“Grata reunión con el Canciller de la hermana República de Colombia, Álvaro Leyva Durán. Compartimos nuestra disposición de continuar estrechando esfuerzos por la unidad y el desarrollo de los pueblos hermanos. ¡Sigamos profundizando la unión Venezuela – Colombia! (sic)”, publicó Maduro en su cuenta oficial de Twitter.
Mientras que desde los medios de propaganda venzolanos reseñaron que el objetivo de la cita fue el de “afianzar las relaciones bilaterales y repasar la agenda de cooperación estratégica entre ambas naciones”.
Por su parte, el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV) transmitió imágenes del encuentro que calificó de “importante”, y aseguró que, de este modo, se apunta a dinamizar la alianza bilateral, si bien no ofreció mayores detalles de lo conversado.
El pasado 16 de febrero, Maduro y su homólogo colombiano, Gustavo Petro, ratificaron el buen momento de la relación bilateral en un encuentro en la frontera entre ambas naciones en el que, además, firmaron un nuevo acuerdo comercial.
Los mandatarios, que se habían encontrado en dos ocasiones anteriores en Caracas, se reunieron entonces en el puente internacional Atanasio Girardot, que comunica el estado de Táchira (Venezuela) con el departamento de Norte de Santander (Colombia), donde suscribieron un acuerdo cuyo objetivo es alcanzar, este año, la meta de 1.800 millones de dólares en operaciones comerciales.
El documento es una actualización del Acuerdo Comercial vigente desde 2012, y que había sido suscrito el 28 de noviembre de 2011 por los entonces presidentes Juan Manuel Santos y Hugo Chávez.
La emisora RCN Radio recordó que la última vez que el ministro de Relaciones Exteriores se reunió con el jefe del régimen en Venezuela fue en octubre del año pasado y con el canciller de la época en ese país, donde avanzaron en la agenda para el restablecimiento de relaciones bilaterales.
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Viceministra, Laura Gil, señaló que la diplomacia colombiana es patriarcal
Desde hace algunas semanas el Pacto Histórico y los funcionarios de Gobierno han venido mostrando las diferencias que tienen los unos con los otros, tan así que se han presentado varias salidas de los ministerios y el Ministerio de Relaciones Exteriores, liderado por Álvaro Leyva, no es la excepción, pues tras salir a la luz los inconvenientes que ha tenido el canciller con la viceministra de la cartera, Laura Gil, el 6 de marzo se confirmó que la funcionaria estaría próxima a salir.
Pese a las cartas enviadas por varios sectores sociales de mujeres, feministas y comunidad LGTBIQ+ para apoyar a Gil y respaldar su gestión, parece que desde el ministerio ya se tomó una decisión y le han hecho un ofrecimiento para ocupar la embajada de Viena, según mencionaron algunos medios colombianos.
Tras la polémica desatada por el tema, la viceministra de asuntos exteriores señaló en una entrevista con El Tiempo algunos puntos de la gestión que se ha hecho desde la cartera y como desde su puesto ha sido coherente con las peticiones hechas por el presidente, un ejemplo de ello que la política exterior colombiana tuviera un enfoque feminista.
“El programa detallado de política exterior de la campaña de Petro tenía un acápite sobre política exterior feminista. Yo llego a ponerla en marcha porque, como dice el presidente, el cambio es para y con las mujeres. Tenemos unas brechas de desigualdades estructurales. Creemos que con una política exterior feminista podemos arrastrar, incentivar, motivar a los demás ministerios a que le pongan un enfoque de género a sus políticas públicas”, anotó Gil en el espacio periodístico.
En esa misma línea, ha señalado que desde algunos sectores ha encontrado resistencia al cambio en cuento, a pequeños cambios, como la transformación del lenguaje, incluso, desde el mismo ministerio, existen algunas falencias como la falta de paridad.
“Una política exterior feminista tiene que ponerse como meta la paridad, pero el tema es qué viene primero: ¿el huevo o la gallina? Si para lanzar una política exterior feminista esperamos a tener la paridad en una Cancillería donde todavía hay una cultura patriarcal fuerte, no hacemos nada. Es verdad que la paridad es una deuda en el servicio exterior, pero nos estamos dando a nosotras mismas las herramientas para ser más fuertes en el reclamo, más sólidas en la incidencia y provocar los cambios que necesitamos”, anotó.