Eva Ferrer no fue la única catalana que llegó a Colombia para rodear la Presidencia de Gustavo Petro. También lo hizo Xavier Vendrell, un empresario con varias investigaciones en España, señalado de clientelista, involucrado en la promoción de las violentas manifestaciones independentistas y cuestionado en un caso que en el país se conocería como ‘volteo de tierras’.
Vendrell obtuvo la nacionalidad colombiana apenas tres semanas después de la posesión de Petro, según contó La Silla Vacía, y lo hizo a través del proceso de “adopción mediante exoneración de requisitos”, que le permitió no presentar su pasado judicial.
Desde el 2017, Petro ha compartido unas pocas publicaciones acerca de Vendrell en sus redes sociales. Ese año lo describió como una de las “redes de apoyo de Bogotá Humana”, su esquema de la Alcaldía. En 2020, cuando el catalán fue capturado, aseguró que se trataba de “un empresario cuyo delito es ayudar a la independencia de Cataluña”.
Todo empezó ese año con la investigación de la Guardia Civil del “caso Voloh”, como fue bautizado el expediente, que se abrió por unos audios de reuniones privadas en el teléfono móvil de Víctor Terradellas, uno de los hombres de confianza de Carles Puigdemont, el hombre que buscó la independencia catalana en 2017.
A partir de esas conversaciones, se decidió emprender varias pesquisas por presuntos delitos, entre ellos la supuesta injerencia de Rusia en el referéndum del 1-O, el desvío de fondos de la Generalitat para mantener a Puigdemont en el exterior e incluso el presunto enriquecimiento de empresarios por conexiones políticas.
El juez del caso, para 2020, ordenó intervenir los teléfonos celulares e instalar micrófonos en los carros personales de David Madí y de Xavier Vendrell, aunque la Fiscalía no estuvo de acuerdo con esa medida. Entre las muchas intrigas del sector político al que pertenecían, se derivó otra investigación por presunta corrupción.
En una de las llamadas Vendrell pedía presionar a funcionarios para intereses personales, entre ellos para que le “desencallaran”, dice, “el tema de Villa Bugatti. Las autoridades investigaron y determinaron que había irregularidades en la recalificación del lujoso terreno de 48.000 metros cuadrados, convertirlo en urbanizable con la supuesta excusa de construir una escuela, pero que escondería un impulso comercial y hotelero.
“Si quieren pleitear que pleiteen, y como me hinchen mucho los huevos les enviaré a un colombiano y les daré dos hostias a cada uno”, se oye decir a Vendrell en una de las grabaciones, citado por El País, acerca de un concurso en el Instituto Catalán de Evaluaciones Médicas que ganó una empresa cercana a él.
El “caso Voloh” inició como una investigación sobre el financiamiento del proceso independentista catalán, que también estuvo relacionado con el llamado Tsunami Democràtic, del que el juez que lleva esa investigación ha considerado a Vendrell como uno de los posibles líderes.
Tsunami Democràtic fue una plataforma que organizó las manifestaciones en 2019 en apoyo al todo el proceso independentista que se había desatado tras el referendo de 2017. Uno de los momentos más álgidos ocurrió el 14 de octubre cuando se emitió la sentencia en contra de los líderes del Procés que convocaron el bloqueo del aeropuerto de Barcelona, se presentaron enfrentamientos con la policía y hechos de vandalismo que han sido perseguidos como actos “terroristas”.
El caso se encuentra a cargo de la Audiencia Nacional de España para determinar si Vendrell fue uno de los líderes en la sombra de esas manifestaciones, por posible “dirección y participación directa”, debido a interceptaciones en las que se le oye aparentemente dar instrucciones de cómo desarrollar los eventos.
Vendrell, llamado halcón del ERC, militó en el grupo terrorista Tierra Lliure desde 1989 hasta 1991. En ese tiempo, dice El Confidencial, participó de dos atentados bomba que no habrían dejado heridos. Luego se plegó hacia el brazo político de los movimientos independentistas y fue uno de los que habría buscado la negociación para su reinserción a la vida civil.
De allí se convirtió en un hombre poco conocido, pero clave para la causa secesionista hasta que ha cobrado su nombre de poderoso empresario. Ahora vuelve a sonar por su correría en el Palacio de Nariño de Colombia, ha conseguid citas directas al despacho del presidente y la posible solicitud de un pasaporte diplomático.