En el bulevar de los sueños rotos se puede encontrar a un Joaquín Sabina sentado en una silla sencilla, con su infaltable sombrero y guitarra en mano, acariciando las cuerdas mientras compone canciones para aquellos que quizás vivan en el número siete de Calle Melancolía, para quienes hayan caído presos en el juego del amor, volaran tan deprisa que hasta sus propias sombras los perdieran de vista o anden buscando pastillas para no soñar.
Con su voz áspera, profunda, raspa cada palabra al cantar, lanza las notas directo al corazón y lo conmueve, lo acelera, lo hace llorar, bailar, reír, pero lo más importante: lo hace sentir.
El cantautor español llegó a Bogotá con una maleta cargada de sus poéticas letras para poner a cantar a todo pulmón a los colombianos que asistieron en la noche del 1 de marzo al Movistar Arena. Con su gira ‘Contra todo pronóstico’, un Sabina de 74 años de edad reactivó sus labores musicales en las tarimas, después de estar alejado tras su fuerte caída en 2020 en medio de un concierto junto a Joan Manuel Serrat en Madrid, además de la pandemia.
Pero aquí está una vez más Joaquín Sabina en Macondo —como se refiere al país de Gabriel García Márquez—estremeciendo con su poesía hecha canción cada hueso, cada músculo, todas las venas, revolcando hasta el recuerdo más refundido en los mares y lagos de la memoria.
Salió al escenario rumbo a su silla y se sentó frente a un Movistar Arena repleto de corazones colombianos que latían emocionados ante sus interpretaciones. Durante al menos casi dos horas sonaron ‘Y nos dieron las diez’, ‘Sintiéndolo mucho’, ‘Noches de boda’, ‘19 días y 500 noches’, ‘Y sin embargo’, ‘Contigo’, ‘Por el boulevard de los sueños rotos’, ‘Pastillas para no soñar’, ‘Cuando aprieta el frío’, ‘Tan joven y tan viejo’, entre otras más.
Durante su show se tomó dos descansos durante los cuales miembros de su banda entonaron algunas de sus canciones, demostrando también su gran talento al cantar. Su corista, Mara Barros, interpretó ‘Yo quiero ser una chica Almodóvar’; mientras que el pianista y guitarrista, Antonio García de Diego, cantó ‘La canción más hermosa del mundo’.
Las palabras de Sabina sobre García Márquez y Juan Gabriel Vásquez:
Estando en Colombia, Joaquín Sabina no se olvidó de mencionar a quien fuera su ídolo y amigo, Gabriel García Márquez (1927-2014), además de halagar a otro escritor colombiano: Juan Gabriel Vásquez.
“Frecuentamos mucho (con Gabo), desafortunadamente ya saben que se volvió a Macondo... al cabo de los años era el mejor escritor del mundo, del siglo XX. Y cuando ya no esperaba nada por ese lado, hace tres años o cuatro conocí también en Macondo a un escritor... pero que va a ser y ya lo está siendo: el más grande en lengua española, no solo de Macondo, no solo de Latinoamérica, también de España. Hablo de Juan Gabriel Vásquez”.
Y así se fue desarrollando la presentación musical de Joaquín Sabina en Bogotá, catalogando de “maravilloso” el acompañamiento que el público le dio a sus canciones, coreándolas con toda la fuerza que los pulmones podían dar. Entre los asistentes había diversidad de edades, jóvenes y mayores. Incluso, varios con trago en mano estallaban sus cuerdas vocales entonando sus canciones favoritas. Las lágrimas tampoco faltaron ni los plausos eufóricos.
Fue un concierto que se sintió íntimo, un show que sirvió de abrigo ante el frío capitalino, ante la soledad, la desolación, la tristeza —quizás— de muchos. Aunque el artista español estuviera allá arriba, en su escenario, al mismo tiempo parecía estar lo suficientemente cerca como si le cantara al oído de cada uno de sus fanáticos, como si estuviera sentado en su mesa tomándose un trago de lo que fuera, brindando por lo que fue, por lo que es y por lo que será.
No cabe duda de que a cualquier fanático de Joaquín Sabina le sobran los motivos para querer y admirar su arte musical.