Nueve concejales del Huila fueron asesinados en plena sesión: después de 17 años, exintegrantes de las FARC reconocieron su responsabilidad en la masacre

El escrito entregado representa según los exlíderes del grupo un compromiso de trabajar en la búsqueda de la verdad hasta lograr el resarcimiento y la reparación como derecho

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El secretariado de las extintas Farc aceptaron su responsabilidad en la masacre de nueve concejales de Rivera, Huila
El secretariado de las extintas Farc aceptaron su responsabilidad en la masacre de nueve concejales de Rivera, Huila

Antiguos mandos de la extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia reconocieron por medio de una carta enviada a María Valencia Gaitán, directora del Centro Nacional de Memoria Histórica, su responsabilidad en el execrable crimen de nueve concejales, perpetrado hace 17 años en Rivera, Huila.

Según el relato de los firmantes del Acuerdo de Paz, el antiguo Secretariado y el desaparecido Bloque Sur, se responsabilizan por las irreparables afectaciones causadas a las familias de las víctimas mortales y a todos los pobladores de Rivera, al tiempo que anuncian el reinicio del fallido proceso de esclarecimiento y reconocimiento de los hechos.

La crónica de esta historia inicia el 27 de febrero del 2006 cuando miembros de la columna móvil Teófilo Forero del Bloque Sur de las FARC llegaron hasta el hotel Los Gabrieles, en Rivera (noroeste de Huila) donde sesionaban concejales de Rivera, cuando abrieron fuego indiscriminado contra 11 de los integrantes de la sala, de los cuales nueve fallecieron y los otros quedaron heridos.

Los dos sobrevivientes en el caso y sus familiares había reclamado en distintas oportunidades a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia por no haber reconocido la matanza. Según las víctimas del caso nunca hubo intenciones reales de contar las causas y pormenores de lo sucedido.

Incluso los perjudicados solicitaron ante la Jurisdicción Especial para la Paz que el caso se tuviera en cuenta como un sub caso dedicado a la violencia que vivió la región. Tuvo que pasar una larga temporada para que los máximos jefes de la ex guerrilla reconocieran la masacre y se dirigieran públicamente a las víctimas y al pueblo de Rivera.

Cabe mencionar que los exjefes de las FARC reconocieron que todo se trató de un plan predeterminado, donde reunieron información sobre el lugar donde se perpetraría la masacre y se acordó que los guerrilleros ejecutarían la hazaña.

Martha Aguirre, directora de la Fundación Sonrisas de Colores, quien ha servido de interlocutora entre las extintas Farc y las víctimas, celebró la comunicación y anunció que se reunirá con las víctimas para establecer la posibilidad de un nuevo acercamiento.

Extintas FARC-EP aceptaron la responsabilidad por la masacre de los Concejales de Rivera, Huila. @TimoComunes. Twitter
Extintas FARC-EP aceptaron la responsabilidad por la masacre de los Concejales de Rivera, Huila. @TimoComunes. Twitter
El último Secretariado de las extintas FARC-EP asumió públicamente la responsabilidad por la masacre de los Concejales de Rivera, Huila. @TimoComunes. Twitter
El último Secretariado de las extintas FARC-EP asumió públicamente la responsabilidad por la masacre de los Concejales de Rivera, Huila. @TimoComunes. Twitter

Mensaje enviado a la directora del Centro de Memoria Histórica

El 27 de febrero de 2006 una unidad perteneciente al extinto Bloque Sur de las FARC-EP cometió un execrable crimen contra los concejales de Rivera en el Huila. Fue un plan premeditado, para el cual se reunió información que determinó el lugar de la masacre, los medios y los guerrilleros que lo ejecutarían. Por desgracia, el plan se llevó a cabo y fueron asesinados nueve de los concejales, quedando heridos Gloria Ortiz, Saúl Rojas y Gil Trujillo.

Hoy, los firmantes del Acuerdo de Paz, el antiguo Secretariado y el desaparecido Bloque Sur, reconocemos la responsabilidad por la masacre de los concejales de Rivera. Reconocemos el daño irreparable causado a sus familias, especialmente a sus esposas y a sus hijos e hijas, quienes perdieron el sustento económico y sobre todo el amor y compañía de un ser entrañable. Las esposas, en soledad y en medio de las terribles condiciones del país, sin oportunidades, tuvieron que hacerse cargo de las familias. Los hijos e hijas crecieron sin el referente paterno, sin su apoyo, sin el afecto, con ese enorme vacío imposible de reemplazar.

Reconocemos las afectaciones a la población de Rivera quienes habían depositado en los concejales su confianza política y creían firmemente en el proceso constituyente iniciado por estos valerosos servidores públicos. Reconocemos el dolor inmenso causado en ese momento y durante estos 17 años de sacrificio.

Con las víctimas de la masacre de Rivera iniciamos un proceso de esclarecimiento y reconocimiento de los hechos, desafortunadamente no logramos avanzar, consideramos, ante la justa apreciación de las víctimas de que nuestros aportes no han sido satisfactorios. Sin embargo, trabajamos en la investigación de los hechos y para tener al tanto a las familias, hemos tenido contacto con la Fundación Sonrisas de Colores y su presidenta Martha Aguirre, e intentado comunicación con la Corporación Continuar y su representante Lucena Ibarra.

Queremos reiterar nuestro deseo de restablecer el proceso de reconocimiento de responsabilidades, ofrecerles los resultados de nuestra investigación que arrojará respuestas a tantos interrogantes y aportes a la verdad que ustedes, las víctimas, necesitan.

Los y las firmantes del Acuerdo de Paz estamos empeñados en resarcir el daño causado por nuestras acciones en el marco de la guerra. Con las víctimas de Rivera estamos en deuda, pero pueden estar seguros de que tenemos la voluntad de restablecer su dignidad y sabemos que para que ello ocurra tenemos que dar las respuestas sobre ¿quién dio la orden, por qué?, ¿cómo se planeó y si hubo participación de terceros? Y muchas otras que surjan en el proceso. No descansaremos hasta lograr por parte del Estado colombiano el resarcimiento y reparación como derecho.

El documento se firmó por Rodrigo Londoño Echeverry, Julián Gallo, Pablo Catatumbo Torres Victoria, Pastor Alape Lascarro, Milton de Jesús Toncel, Rodrigo Granda y Jaime Alberto Parra.

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