Con “Tosca”, la ópera se vuelve a tomar el Teatro Julio Mario Santo Domingo

Con la dirección escénica de Pedro Salazar y la dirección musical de Andrés Orozco-Estrada y la participación especial de Valeriano Lanchas, se presentará una de las grandes obras de Giacomo Puccini el 24 y 26 de febrero

El director musical de esta ópera de Giacomo Puccini será nuevamente el maestro Andrés Orozco-Estrada, que estará frente a la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia. Con la participación de los coros Infantil y Juvenil de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Colprensa.

En el filo de entre el siglo XVIII y XIX, Napoleón regresó a Europa —luego de su campaña egipcia, que aprovecharon las monarquías europeas para disolver las repúblicas y reinstaurarse en el poder— y se proclamó emperador. El conflicto entre realistas y republicanos, y la campaña napoleónica a Italia se cierra con la batalla de Marengo el 14 de junio de 1800 en la que el ejército del Archiducado de Austria se enfrentó a los franceses, que superaron a los austriacos y obligaron su huida.

En este contexto se desarrolla Tosca, una de las óperas más importantes del repertorio de Giacomo Puccini, que sobre el libreto de Luigi Illica y Giuseppe Giacosa, retrata el conflicto entre republicanos y realistas en la ocupación napoleónica del norte de lo hoy es Italia, en la persecución de Angelotti, excónsul de la República de Roma y Mario Cavaradossi, un pintor de ideas liberales y republicanas, por parte de Scarpia, el instrumento de la autocracia realista.

La ópera comienza con Angelotti huyendo de la prisión del castillo de Sant’Angelo y refugiándose en la iglesia Sant’Andrea della Valle, donde se encuentra el panteón familiar. Allí, encuentra un mensaje de su hermana, la marquesa Attavanti, en el que le dice que en la capilla encontrará ropas para ocultar su identidad y escapar de Roma. Ya en la iglesia, el sacristán (interpretado por el gigantesco Valeriano Lanchas) cree escuchar algo pero se encuentra con el cesto de comida que le había dejado a Cavaradossi.

El pintor, que entra en escena, es increpado por el sacristán al reconocer, en el rostro de la María Magdalena que Cavaradossi está pintando, al de una dama que ha visto rezar en la iglesia, pero el pintor, que si bien tiene ojos para admirar la belleza, solo entrega su amor a Floria Tosca, una cantante y actriz, que cela constantemente a Cavaradossi. Luego de intercambiar algunas palabras, el sacristán abandona al pintor. En ese momento, Angelotti abandona su escondite, creyéndose solo, pero se topa con el pintor, que al verlo y escucharlo, decide ayudarlo en su huida.

La potente de voz de Tosca se escucha a lo lejos, y Cavaradossi además de ofrecerle su comida a Angelotti también le ofrece escondite en una de sus propiedades, pero le pide que se esconda, que no lo pueden ver Tosca. El excónsul, cansado y agradecido, toma la cesta de comida y se esconde de nuevo. Tosca, que ya estaba en la iglesia y le pareció escuchar a su amado hablando con alguien le monta una escena de celos.

El pintor, que ya conoce los enfermizos celos de Tosca, la tranquiliza declarándole su irremediable amor, pero no es suficiente. Tosca ve el retrato de María Magdalena, y como el sacristán, reconoció el rostro de la modelo: la marquesa Attavanti. Los celos parece que la obnubilan, pero las palabras de Cavaradossi pueden más que la desconfianza y Tosca le cree y se marcha, no con antes pedirle que se encuentren a la salida de su próxima función.

El director musical de esta ópera de Giacomo Puccini será nuevamente el maestro Andrés Orozco-Estrada, que estará frente a la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia. Con la participación de los coros Infantil y Juvenil de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Colprensa.

Angelotti sale de su escondite y junto a Cavaradossi escuchan el ruido del cañón del castillo de Sant’Angelo que les advierte que fue descubierta la huida de excónsul de la República de Roma. Ante esto, el pintor, preocupado por la suerte de su amigo, decide acompañarlo hasta su escondite.

El sacristán entra de nuevo a la iglesia buscando al pintor, mientras tanto llega Scarpia, el jefe de policía de Roma, para registrar la capilla de los Attavanti, y encuentra un abanico con el escudo de armas de la familia, por lo que concluye que Angelotti ha tenido ayuda en su escape y presiona al sacristán a que le cuente toda la verdad. El hombre, que poco sabe, no dice gran cosa.

Tosca entra de nuevo buscando a Cavaradossi pero se encuentra con Scarpia, que al ver cómo le suben los celos a la cabeza a la cantante, decide azuzar su desconfianza y le enseña el abanico de la marquesa Attavanti y le sugiere a Tosca que su amado pintor la engaña. La mujer, obnubilada por los celos, sale corriendo en busca de Cavaradossi, lo que es aprovechado por Scarpia que ordena a uno de sus esbirros a seguirla para dar con el paradero de Angelotti.

Este no es el único deseo de Scarpia, que ya solo, confiesa que también tiene el deseo de seducir a Tosca y hacerla suya. Una plegaria comienza y baja el telón.

En el segundo acto, Scarpia se relame los labios durante la cena y fantasea con Tosca y con la captura de Angelotti, antes de terminar de comer le ordena a Spoletta, uno de sus esbirros, que le lleve a Tosca al terminar su actuación. Spoletta también le cuenta a Scarpia que a pesar de perseguir a la cantante, que se reunió con Cavaradossi, no encontraron a Angelotti, pero que se llevaron preso al pintor para sacarle, a los golpes si es necesario, el paradero del excónsul de la República de Roma.

El pintor se niega a confesar el paradero de su amigo y Scarpia ordena a sus esbirros a torturarlo hasta que revele el paradero del fugado. Los golpes no son suficientes, pues la voluntad y la lealtad de Cavaradossi es inquebrantable. En ese momento llega Tosca, que le dice a Scarpia, de todas las formas posibles, que no conoce el paradero de Angelotti y que no torture más a su amado. Scarpia, sagaz como es, advierte la mentira de la cantante y pide que la tortura a Cavaradossi continúe.

Tosca, desesperada por los gritos del pintor, se rompe y confiesa que Angelotti está oculto en una gruta que hay en un pozo en una de propiedad de Cavaradossi. Scarpia entonces manda a sus hombres a buscar al excónsul de la República de Roma, pero sus planes no funcionan y Angelotti se suicida antes de que lleguen los hombres del despiadado jefe de la policía de Roma.

Cavaradossi, agonizante por los golpes, se entera de que Tosca reveló el secreto y que Angelotti está muerto. «¡Traidora!», le grita el pintor a la cantante. Mientras tanto, llega una grave noticia para Scarpia, Napoleón ha triunfado sobre los austriacos. Cavaradossi, jubiloso, advierte el fin de la tiranía y toma como suya la derrota del bando de Scarpia, que iracundo, ordena su ejecución.

Tosca, entonces, se queda sola con Scarpia, que le ofrece un trato para salvar la vida de su amado pintor: la cantante debe entregarse y rendirse a los deseos del jefe de la policía de Roma. La mujer, sin saber cómo escapar, intenta negociar con Scarpia, e incluso le pide a la divina providencia que le revelen el porqué de su amargo destino. Tosca, que no puede vulnerar la voluntad de Scarpia, cede a sus deseos, pero le pide antes un salvoconducto para escapar de Roma con Cavaradossi, al que Scarpia prometió dejar con vida una vez la cantante aceptó estar con él.

El director musical de esta ópera de Giacomo Puccini será nuevamente el maestro Andrés Orozco-Estrada, que estará frente a la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia. Con la participación de los coros Infantil y Juvenil de la Orquesta Filarmónica de Bogotá. Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.

Scarpia, confiado de haber logrado su cometido, se sienta y redacta el salvoconducto y ordena a Spoletta simular la ejecución, tal como hicieron con Palmieri, le dice Scarpia a su esbirro. Tosca, resignada a su destino, camina por la habitación y ve en la mesa un cuchillo y en el cuchillo su libertad. Scarpia termina de redactar el documento y, cuando se lo estaba entregando a Tosca, la mujer le clava el cuchillo en el corazón. Antes de escapar, le pone, a cada lado del cadáver, un candelabro, y sobre el pecho, una cruz. Se baja el telón.

El tercer acto queda en deuda, así como la resolución de la historia, para saber qué pasa hay que ir a alguna de las dos funciones que tiene programado el Teatro Julio Mario Santo Domingo, el 24 y el 26 de febrero. Las entradas, así como detalles del elenco y de los músicos, se pueden encontrar aquí.