El juez segundo penal municipal de Sincelejo (Sucre) ordenó, el 23 de febrero, que el mayor Cristian Alberto Betancourt Salamanca quede en libertad. El oficial estaba detenido por haber participado, presuntamente, de la masacre de Chochó también en el departamento de Sucre. En los hechos ocurridos el 25 de julio de 2022 murieron tres jóvenes Jesús Díaz, José Arévalo y Carlos Ibáñez.
No hay ninguna evidencia que implique la participación del mayor Betancourt Salamanca en los hechos, fue el argumento del juzgado. También descartó, por “discordantes”, los testimonios de otros policías, incluso el del coronel (r) Benjamín Núñez. Todos señalaban al mayor de dispararle a los jóvenes mientras iban en platón de una camioneta de la institución.
El juez también descartó las evidencias de la Fiscalía sobre la hora en que presuntamente el mayor estuvo en la escena del crimen, arguyendo que no eran claras, pues hay registros de las cámaras de seguridad del comando de la policía en la que se le ve salir cuando los jóvenes ya habían sido detenidos y torturados. Este es un escenario que la Procuraduría ya había advertido al solicitar, el 20 de febrero, la libertad del mayor Betancourt.
“Hay contradicciones entre la salida del Comando y la llegada al denominado Cruce de la Muerte, en Chochó. A la hora en la que se cometían las lesiones el imputado no había llegado al sitio”, recalcó el juez, según lo citan en El Heraldo.
El juez también advirtió, según lo citan en Caracol Radio: “A la hora en la que se cometían las lesiones el imputado no había llegado al sitio”.
El fiscal del caso y los representantes de las víctimas anunciaron que apelarán la decisión del juez, advirtiendo que el mayor, si bien pudo no participar, tenía que impedir que los jóvenes perdieran la vida.
Es importante recordar que el coronel (r) Núñez, el 2 de febrero, se declaró culpable por el crimen de tres jóvenes en el corregimiento Chochó, Sucre, el 25 de julio de 2022. El oficial retirado aceptó los cargos de homicidio agravado, ocultamiento, alteración o destrucción de elemento material probatorio y privación ilegal de la libertad no solo por el asesinato de Carlos Ibáñez Mercado, José Carlos Arévalo y Jesús David Díaz Monterroza, sino por presentarlos después como presuntos integrantes del Clan del Golfo. En medio de la diligencia, lloró mientras le pidió perdón a los familiares de las víctimas
De acuerdo con el acuerdo firmado con la Fiscalía, el señalado pagará una pena de 29 años y seis meses de prisión en establecimiento carcelario; además será testigo del ente acusador en este proceso en el cual han sido detenidos más de 10 uniformados, incluyendo patrulleros que fueron imputados por los delitos homicidio agravado, destrucción de elementos probatorios, privación ilegal de la libertad y tortura.
El 2 de febrero, cuando Núñez aceptó cargos y el preacuerdo con la Fiscalía, la juez cuarta de conocimiento de Sincelejo aplazó su veredicto y solo se sabrá hasta el 31 de marzo si la togada acepta o declina el preacuerdo firmado por el coronel retirado
Los tres jóvenes fueron torturados: así lo reveló la necropsia
Golpes con objeto contundente, heridas con arma cortopunzante, disparos en áreas no letales del cuerpo y hasta trazas de tabaco de marihuana en los genitales para sembrar la duda de que eran consumidores de estupefacientes: según el informe de las necropsias adelantadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, los tres jóvenes fueron objeto de torturas antes de perder la vida.
De hecho, los forenses determinaron que las heridas infligidas a Carlos Alberto Ibáñez, Jesús David Díaz y José Carlos Arévalo, quienes hacían acrobacias en la calle y no opusieron resistencia a su detención o a los golpes, recibieron impactos de bala en el tórax a menos de 60 centímetros de su humanidad. Las otras heridas, dice el reporte, no tenían el propósito de causarles la muerte, pero sí de generar dolor intenso a los tres jóvenes.
“Se evidencian otras lesiones por trauma contundente (…) lo cual se interpreta como varios tipos de mecanismos de lesión, que no es lo esperado en el contexto de una intervención legal por agentes del Estado”, dicen los tres informes de necropsia, citados por el diario El Espectador.
El cuerpo de Carlos Ibáñez, mototaxista y expatrullero que murió a los 26 años, tenía tres impactos de bala: dos en el tórax y el pecho, y una más en su brazo izquierdo. También tenía heridas en su rostro y una herida circular en el cuero cabelludo, que pudo ser causada por golpes con un objeto contundente. En sus genitales encontraron tabaco de marihuana, pero su informe de toxicología no arrojó resultados de consumo para ninguna sustancia alucinógena.
Los restos de Jesús David Díaz, joven de 18 años, tenían dos heridas de bala: una en su rodilla derecha y otra en el tórax. También recibió tres puñaladas: una cerca de la ingle, otra en el muslo y una más en la otra rodilla. También recibió lesiones por trauma contundente en su cuero cabelludo, cara, cuello, tórax, abdomen y brazos.
La necropsia de José Carlos Arévalo, de 20 años, también señala tres tipos de lesiones: golpes en la cabeza y la cara, puñaladas en el dorso del hombro izquierdo y un impacto de bala en el tórax, el cual le perforó los pulmones y le costó la vida.