De nuevo, el presidente de la República, Gustavo Petro, se enfrentó con dos de las senadoras opositoras a su gobierno: María Fernanda Cabal y Paloma Valencia, del Centro Democrático. El motivo del desencuentro fue la escultura de la paz que vandalizaron los manifestantes, este miércoles 15 de marzo, en Medellín, durante las protestas contra las llamadas “petroreformas”.
El mandatario cuestionó con vehemencia que la oposición a su Gobierno destruyera una paloma que fue instalada en el centro administrativo de La Alpujarra por el precandidato a la Alcaldía de Medellín Juan Carlos Upegui, aliado del mandatario de esa ciudad, Daniel Quintero Calle.
“Muy simbólica nuestra oposición. ¿Qué daño les hace el arte y la paz?”, cuestionó Petro, que compartió la fotografía de la escultura del ave, de color blanco, mientras está tendida en una de las calles medellinenses.
Al respecto, las congresistas uribistas salieron furiosas a responderle. En el caso de Paloma Valencia, recordó que en 2021 el hoy presidente no solo motivó a los manifestantes a protestar contra Iván Duque, sino que, supuestamente, no repudió los hechos de alteración del orden público de las protestas de aquel entonces.
“¿En serio? Cuáles son sus pruebas para acusar a la oposición; y por qué jamás se refirió al daño de los bienes públicos durante su paro; ¿o es que el transmilenio o el mío les hacían daño?”, cuestionó la senadora, a su vez que justificó las actuaciones de los ciudadanos que tumbaron la representación.
“La paloma no está destruida ni dañada, está fuera de su base”, aseveró Valencia.
La que fue más allá es la senadora Cabal, quien publicó las fotografías de los CAI vandalizados en las protestas de años anteriores y justificó a los manifestantes que, en territorio paisa, tumbaron la representación de la paz. Incluso, dio a entender que el presidente Petro era de la “imbecilidad colectiva”.
“Esto hace parte de la imbecilidad colectiva. Le llaman paz a una paloma de icopor, y protesta social a actos terroristas. Así construyen narrativas mentirosas”, sentenció María Fernanda Cabal.
Sin embargo, no fueron las únicas reacciones al respecto. El alcalde Daniel Quintero también cuestionó a quienes derribaron el símbolo y afirmó, a través de su cuenta de Twitter, que cambiaría la historia de que la capital de Antioquia fuese conocida como un sitio de terror.
“Lo que convirtió a Medellín en la ciudad más violenta del mundo jamás por ninguna otra superada… sigue ahí. Es nuestra misión cambiarlo”, señaló el mandatario.
En medio del arremetimiento contra la paloma blanca, Juan Carlos Upegui, el delfín de Quintero para las regionales del 2023, denunció que también lo agredieron físicamente. Hay que recordar que el concejal es primo hermano de la esposa del alcalde de Medellín, que es gestora social de la ciudad.
Los hechos ocurrieron en el Parque de San Antonio, en el que estaba repartiendo flores blancas y conversando con la ciudadanía. El hecho fue instigado desde las tarimas ubicadas en el parque mientras participaba en la marcha de la oposición al Gobierno nacional junto a la escultura, muy parecida a la que está en la Casa de Nariño.
“Compartí un mensaje de paz, entregué flores, algunas personas las recibieron de forma amistosa; sin embargo desde las tarimas de la marcha se incitó a agredirme físicamente”, dijo Upegui en Twitter, donde, a su vez, responsabilizó al uribismo del ataque y acompañó el trino con una foto, que después el presidente Petro publicó en la red social.
“Decidí asistir a la marcha de la oposición en Medellín con un mensaje de paz, creo en un país donde podamos hablar y ser diferente sin ser enemigos. Lamentablemente el uribismo está cegado por el odio y fui agredido físicamente. La paloma de la paz quedó completamente destruida”, dijo.