La nueva vida de Fabio Ochoa: el capo del Cartel de Medellín se convirtió en inventor en una cárcel de los Estados Unidos

El abogado de Ochoa Vásquez aseguró que desde el año 2010 emplea su tiempo enuna investigación sobre energías limpias para la cual ha solicitado varias patentes por sus descubrimientos

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Fabio Ochoa, el capo del Cartel de Medellín que se convirtió en inventor en una cárcel de los Estados Unidos.
Fabio Ochoa, el capo del Cartel de Medellín que se convirtió en inventor en una cárcel de los Estados Unidos.

Fabio Ochoa Vásquez, narcotraficante miembro del Cartel de Medellín, quien fue extraditado a Estados Unidos en 2001, ahora es inventor y está buscando dos patentes ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC).

En diálogos con la emisora W Radio, el abogado experto en propiedad intelectual y apoderado, Julián Mesa Gil, indicó que desde el año 2010 emplea su tiempo en inventar. “Él viene realizando una investigación sobre energías limpias en el océano que se denominan H.O.P.E.S. y con base en eso han salido distintos inventos con posibilidad de patentes”, aseguró.

De esta manera, el abogado Mesa explicó al medio radial que el primer invento de Fabio Ochoa llamado “H.O.P.E.S. 10 – C. Vieja submarina para presurizar y almacenar hidrógeno puro y otros gases”, consiste en una vejiga de almacenamiento, en la que se podría utilizar en profundidades para aprovechar la presión de la atmósfera que hay en el agua, de allí hacer un almacenamiento de gases.

Otro de los inventos del narcotraficante miembro del Cartel de Medellín, tiene que ver con la batería del dispositivo, que también sería aprovechada “esa energía acumulada para la generación de la energía, lo cual resulta útil para el sector energético”, dijo el apoderado del proceso.

La SIC hizo la publicación de las dos patentes que solicita Ochoa Vásquez, quienes lo consideren pueden hacerle oposición a dicha solicitud, con base en esto se determinará si le asignan las patentes.

El único de los Ochoa que pagó por el crimen del piloto fue Fabio, quien sigue en prisión en Estados Unidos.
El único de los Ochoa que pagó por el crimen del piloto fue Fabio, quien sigue en prisión en Estados Unidos.

“Con sus habilidades, inteligencia y creatividad, ha hecho unas propuestas importantes al punto que decidimos hacer una solicitud de patente ante el Estado colombiano”, señaló Meza.

Para finalizar, Julián Mesa reveló que hace tres años hicieron ante la Dirección Nacional de Derechos de Autor, el depósito de una obra literaria de contenido científico. “Esta obra está inédita, es un manuscrito de más 250 páginas donde hay varios inventos documentados, algunos de ellos han sido estudiados con la parte de ingeniería para hacer los cálculos de viabilidad, es posible que más adelante iniciamos un proceso de patente con otros inventos”, concluyó el abogado.

Fabio Ochoa Vásquez

Nació en Medellín, el 2 de mayo de 1957. En término agropecuarios hizo parte de las ostentosas familias antioqueñas. Su cercanía con Pablo Escobar lo llevó a unirse al Cartel de Medellín, como uno de sus fundadores junto a sus hermanos Jorge Luis y Juan David Ochoa Vásquez.

En febrero de 1986, Fabio Ochoa fue implicado en el asesinato de Barry Seal, un antiguo piloto del Cartel de Medellín quien también fue informante de la DEA.

Además, al exnarcotraficante lo acusaron de llevar una operación de contrabando de alrededor de 30 toneladas de cocaína en polvo por mes en los EE.UU entre 1997 y 1999.

Con respecto a las autoridades de México, en los años 2000 Fabio Ochoa era conocido por fraternizar con algunos traficantes del Cártel del Milenio, que al parecer operaba en México.

El fin de su carrera delictiva se inició en 1990 cuando el Presidente de la República en ese momento, César Gaviria Trujillo, firmó el decreto 2.047 que fue interpretado como un beneficio que les permitía ponerse a derecho y reinsertarse en la vida ciudadana a los implicados en este tipo de crímenes.

Para octubre de 1999 Vásquez fue capturado. Años más tarde, el 28 de agosto de 2001, el entonces presidente Andrés Pastrana autorizó su extradición hacia los Estados Unidos, que se llevó a cabo hasta el 8 de septiembre del mismo año.

En 2003, Fabio fue condenado a 30 años de prisión en una prisión federal de los Estados Unidos, por los delitos de trata de personas, conspiración, delincuencia y distribución de cocaína.

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