Colombiano “se hizo el gringo” en Cartagena y estafó a vendedores de comida

Constantes son las polémicas que se suscitan en Cartagena por las estafas que algunos vendedores hacen a turistas, en su mayoría extranjeros, al cobrarles exorbitantes precios por alimentos, bebidas y otros servicios. Sin embargo, en horas recientes se conoció el caso de un colombiano que quiso pasarse de astuto con los comerciantes del lugar y les dio una amarga sorpresa.

Según se puede apreciar a través de un video que anda rondando en redes sociales, el hombre llegó a las playas de Cholón y le hizo creer a todos que era norteamericano. Pidió platos de comida típicos de la región y también una costosa botella de whisky, pero cuando le fueron a cobrar este les manifestó que no tenía dinero para pagar.

Sin embargo, lo más insólito para los vendedores fue cuando se dieron cuenta que el sujeto no era ningún foráneo, sino que se trataba de un habitante de la misma ciudad que los había estafado.

De acuerdo con fuentes extraoficiales, la cuenta del supuesto ‘gringo’ superaba el millón de pesos. No obstante, se desconoce si esta persona saldó su deuda o se fue del lugar sin pagar.

El hecho generó reacciones divididas entre la comunidad internauta, pues mientras algunos juzgan el comportamiento del falso extranjero otros lo aplauden, pues argumentan que le dio “de su propia medicina” a aquellos vendedores que suelen estafar turistas con elevados cobros.

La denuncia del falso extranjero en Cholón se conoce apenas unos días después de que Johanna Herrera, guía de turistas y traductora en ‘La Heróica’, expusiera en redes sociales que un establecimiento comercial pretendían cobrarle a tres estadounidenses la suma de $2.300.000 por productos que no costaban lo que se especificaba en la cuenta.

En la factura, la suma total alcanzó tal valor porque habían productos hasta de $800.000. A los turistas norteamericanos les estaban cobrando, entre otras cosas, 200.000 pesos por una caja de cigarrillos, 800.000 por un plato pescado y 100.000 por unas gaseosas.

De igual manera, Herrera señaló que estos cobros quedaron registrados en una cuenta escrita a mano en hoja de papel, sin especificaciones claras de lo que habían consumido los extranjeros en aquel lugar.

La mujer, al percatarse de la estafa, intervino y preguntó las razones por las que se estaba cobrando tanto, tras lo cual los encargados del negocio trajeron una nueva factura en la que la cifra total era menor, aunque los costos seguían siendo exagerados para el servicio que se les había brindado.

Además de la estafa en dicho establecimiento comercial, uno de los turistas afectados aseguró que una mujer le cobró 500.000 pesos por un mansaje de siete minutos que nunca solicitó y, al mostrarse en desacuerdo, fue intimidado y amenazado para que pagara.