En el Auditorio Mayor Hermanos Sanjuán se celebró, el 9 de diciembre del 2022, un grado muy especial, entre los 114 graduados de la Faculta de Artes de la ASAB se encontraba Sarah Luna Ñustes, que se convirtió en la primera excombatiente de las FARC en recibir el grado en Maestra en Artes Escénicas.
La mujer ingresó a la guerrilla de las FARC en el 2005, en la que asumió tareas de enfermería y dictó clases de comprensión de lectura. En los momentos del acuerdo de paz fue incluida en la mesa de negociaciones en La Habana.
Durante su instancia en la isla presentó el noticiero Rebelarte, específicamente se encargaba de la sección de arte y cultura, tras la firma del acuerdo persiguió su sueño de infancia: ser actriz.
Para lograrlo se presentó a la Universidad Distrital, a la Facultad de Artes.
No fue un camino sencillo, pues se sintió recriminada por su edad y tuvo que enfrentarse a los retos de la vida civil, “a la hostilidad de la ciudad, a la violencia interiorizada en las aulas, a la asfixia de insertarse en un sistema luego de ser rebelde e insurrecta.
‘Yo venía del lugar más violento del mundo, que es la guerra, pero acá me sentí más violentada. Acá la gente no se habla con amor, no se ayuda, no es solidaria. En el monte, en cambio, ese con el que parecía que tenías un raye era el primero que corría a salvarte la vida”, declaró a la Agencia de Noticias de la Universidad Distrital.
Su trabajo de grado se tituló Del monte a la escena, una reflexión personal sobre su experiencia en la guerrilla y transitó a la paz, en declaraciones para El Espectador aseguró “Yo no sabía que para ser actriz se necesita tanta disciplina, y nada como un ejército para aprender la disciplina para afrontar el rigor. Las FARC también me enseñaron sobre el trato en comunidad, y qué más comunitario que el teatro, en el que siempre —hasta en los monólogos, porque necesitas quién te ponga luces y te dirija— hay trabajo en comunidad”.
Recientemente, Sarah fue entrevistada por El Tiempo, y habló de lo que la motivó a matricularse en la universidad:
“No tenía certeza de qué iba a hacer, pero sí tenía claro que le iba a inyectar felicidad a mi vida y en ese propósito estaban las artes escénicas. Hice los exámenes como todo el mundo y pasé. Los primeros semestres las clases eran de 6 a. m. a 6 p. m., pero nos quedábamos hasta las 8 de la noche. Tuve un semestre completo de Shakespeare, Stanislavski, el teatro griego y las obras clásicas; Bertolt Brecht, que era difícil para mis compañeros, pero muy cercano para mí porque aplicó el marxismo a las artes escénicas. En la guerrilla no solo teníamos que leer sino aprender filosofía y yo dí varios cursos de esta materia. Además, aprendí mucho de la hoy ministra de Cultura Patricia Ariza, con quien he trabajado.”
Por tratarse de un ejemplo del poder transformador de los acuerdos de paz, el grado y trabajo de Sarah ha llamado la atención de los medios, que reconocen en su vida un modelo a seguir. Entre los montajes que ha realizado se encuentra Agua: Cómplices de alegría en donde exploró el recuerdo de la relación, el agua y la naturaleza que vivió durante sus años en las selvas del país.