Cristina González Villegas fue la esposa de Samuel Moreno Rojas. Oriunda de Pereira (Risaralda), González conoció a Moreno en la Universidad del Rosario en donde, en 1979, entró a estudiar Derecho. Al llegar a la universidad todos la conocían. Cristina protagonizó distintos comerciales de una reconocida marca de chicles. Estos comerciales y su trabajo como modelo le valieron el reconocimiento de sus compañeros de carrera.
Entre estos estaba Samuel Moreno que, según cuentan, la amaba en silencio, su timidez le impedía hablarle, por lo que se valió de un amigo en común para que le sirviera de celestina. Cristina y Samuel asistían a la misma clase de derecho romano. Allí, con ayuda de su amigo, Moreno logró que González le aceptara una invitación a salir. Lo que no sabía es que la cita no sería en un restaurante o en alguna de las discotecas de moda de la época, como la legendaria Keops, sino en una reunión política al sur de Bogotá, en la que también estuvieron los papás de Moreno: María Eugenia Rojas y Samuel Moreno Díaz.
En esa primera cita conoció quién era realmente su pretendiente: el nieto del general Gustavo Rojas Pinilla.
Cristina y Samuel siguieron saliendo y con el tiempo formalizaron su noviazgo, mismo que duró ocho años, cuando Moreno le propuso matrimonio. La fiesta de compromiso tuvo lugar en La Casona, el hogar de los Rojas en Teusaquillo, la misma casa en la que, dicen, se fraguó lo que sería el golpe de Estado a Laureano Gómez. Cuentan, quienes fueron a la fiesta, que doña María Eugenia se puso el delantal y dio un pantagruélico banquete que fue recordado por muchos años
A inicios de los noventa, el futuro profesional de Cristina parecía claro y amplio. Le llovían ofertas laborales no solo como modelo, sino para que fuera presentadora de NTC o QAP —los dos noticieros nacidos de la Constitución de 1991—. Todas las rechazó. Tras su matrimonio con Moreno, Cristina se dedicó al hogar y a cuidar a sus hijos, Mateo y Samuel. También sirvió de apoyo para que Moreno intentara cumplir el sueño de doña María Eugenia: llegar a la presidencia de Colombia.
González terminó graduándose en la Universidad de La Sabana, sin embargo, como contó en una entrevista en El Espectador, fue perdiendo el interés: “Me gradué simplemente por tener un título profesional”. Aun así, ejerció por unos años, hasta que descubrió su pasión por las relaciones públicas, medio en el que trabajó hasta 2007, cuando su esposo emprendió la campaña a la Alcaldía de Bogotá.
En esta contienda electoral, Cristina acompañó a Samuel en todas reuniones y discursos. Se le podía ver, siempre a su lado y discreta, en ruedas de prensa y eventos. Al ser elegido Moreno como alcalde, González se convirtió en su refugio y consuelo. Junto con su suegra, las dos creían firmemente en lo exitosa que podría ser la alcaldía de Samuel Moreno y ninguna dudó de él, incluso, cuando explotó el escándalo por el Carrusel de la contratación.
Cristina acompañó a Samuel cuando lo suspendieron de la alcaldía, a cada audiencia, desde que le imputaron cargos hasta que lo condenaron a 24 años de cárcel. Tampoco lo dejó solo cuando fue recluido en la Escuela de Carabineros, en donde pasó sus últimos años y de donde salió el 9 de febrero con rumbo al Hospital Militar luego de que se desmayara.
La última vez que Cristina vio a Samuel fue el domingo 5 de febrero, según cuentan en el portal Las 2 orillas.
Moreno, a tenor de los reportes del Hospital Militar, llegó sin signos vitales y tuvo que ser reanimando. Entre el 9 y el 10 de febrero, el estado de salud del exalcalde de Bogotá se fue complicando y su condición era cada hora más crítica. Ahí estuvo Cristina, junto a Mateo y Samuel, todo el tiempo, conforme reportaron desde el centro hospitalario, hasta que, tras persistir en shock refractario, el corazón de Samuel Moreno Rojas dejó de latir.