Abuso y acoso en el parlamento colombiano: Gustavo Bolívar declaró ante la Comisión de Ética del Congreso

El exsenador mencionó hace algunas semanas que en las Unidades de Trabajo Legislativo varias mujeres habían sido víctimas de sus superiores, quienes les solicitaban favores sexuales a cambio de oportunidades laborales

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El exsenador del Pacto Histórico
El exsenador del Pacto Histórico también había sido citado por la Fiscalía General de la Nación para ampliar sus denuncias de la red de presunto abuso sexual en el Congreso de la República. Foto: Senado (Twitter)

Hace varias semanas se desató una polémica tras las declaraciones realizadas en una entrevista por el excongresista del Pacto Histórico Gustavo Bolívar, quien señaló que al interior del Congreso de la República funcionaba una presunta red de abuso y explotación sexual. El escritor señaló que había recibido varios testimonios de mujeres que fueron víctimas del hecho pero que tienen miedo a denunciar en público.

Lo revelado por el exsenador en el medio de comunicación Semana, hizo que la Fiscalía General de la Nación y la Comisión de Ética del Congreso lo citara para ampliar sus versiones de lo denunciado. Tras el aplazamiento en dos ocasiones de la diligencia ante la Comisión Ética, la audiencia se realizó este martes 31 de enero sobre las dos de la tarde.

Durante más de cuarenta minutos el exsenador respondió los cuestionamientos indicados por la Comisión respecto a la presunta red aunque no se conocen detalles concretos de lo informado por el guionista en la diligencia. La Comisión de Ética del Congreso adelanta investigaciones en las Unidades de Trabajo Legislativo (UTL), para esclarecer lo denunciado por Bolívar en revista Semana.

Es de recordar que el guionista y exsenador ha resaltado la importancia de brindarle acompañamiento a las víctimas para que puedan denunciar con plenitud a sus presuntos agresores:

Los abusadores sexuales del Congreso seguirán como si nada, sonriendo a cámara, tuiteando indignados, mintiendo en las emisoras, destrozando cuerpos de mujeres necesitadas y nada pasará? Los milagros existen. Una sola. Necesitamos que una sola víctima se atreva y los acabamos”.

Habló una de las víctimas: “<i>ellos disfrutan el estado de indefensión </i>”

La denunciante es una mujer que se presentó con el seudónimo de Ana, dijo tener 23 años y trabajó en el Capitolio. Fue entrevistada para el informativo Noticias RCN con su identidad protegida. Sobre el acusado no se mencionó el nombre, afiliación política o cargo que ostentaba. Sin embargo, ella aseguró que el presunto agresor solía ser su jefe directo.

Ana confesó que esta persona intentaba acercársele cuando había baja circulación de personas en la sede del Legislativo. Ella narró ante las cámaras uno de los intentos de su supervisor para abordarla: “Me dijo ‘ven, salgamos y hablamos un momentico del informe que me enviaste ayer, que no quedó bien hecho’. Entonces, él sacó unas sillas, nos sentamos y yo tenía un vestido y él me puso las manos dentro del vestido”.

La víctima confesó que la situación la dejó conmocionada. “Yo en ese momento, la verdad, me quedé como superparalizada porque no sabía cómo reaccionar a eso. Me quedé callada en un momento, luego le dije ‘no, pare, ¿qué está pasando?’ Lo que hice fue amenazarlo con unos lapiceros que yo tenía en la mano. Yo no supe qué más hacer”, explicó.

Ana manifestó que estos episodios la forzaron a asistir a terapia psicológica durante tres meses. No obstante, sintió miedo de denunciar y no lo hizo, decisión de la que actualmente se arrepiente. “Sé que si hubiese hecho al menos un poco más, habría quedado más tranquila, probablemente sin contrato, pero más tranquila; porque yo siento que las mujeres tenemos que tener, al menos, la valentía de denunciar, así como ellos tienen la valentía de intentar acercarse”.

Aunque se ha hecho costumbre que se culpabilice a las mujeres por las agresiones que sufren, Ana se vio en la necesidad de insistir en que no dio pie para ser agredida. “No fue necesario que yo me pusieron una minifalda para que él quisiera tocarme. No fue necesario que yo tuviera un escote para que él quisiera mirarme”, señaló.

Además, dio sus impresiones sobre lo que realmente lleva a personas en posición de poder a ejercer estas violencias: según ella, en su agresor vio “esa mirada de un hombre que quiere hacer daño. O sea, yo siento que las situaciones de abuso son porque ellos disfrutan el estado de indefensión de la persona que tienen al frente. Y él se veía que estaba disfrutando mi incomodidad. O sea, se notaba que estaba disfrutando que yo me sentía incómoda con él al frente, acercándose”.

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