Las relaciones entre Colombia y Perú siguen atravesando uno de sus más tensos momentos y tal parece que el presidente de la República, Gustavo Petro, está agudizando esa situación. El 24 de enero el mandatario envió algunos dardos en respuesta a la nota de protesta remitida por la Cancillería del vecino país por inmiscuirse en la situación sociopolítica que viven desde finales del 2022.
En medio de una rueda de prensa, el mandatario de los colombianos respondió sobre varios temas coyunturales y en una de sus intervenciones se refirió al jalón de orejas que el Gobierno de Dina Boluarte, la actual presidenta del Perú, le envió recientemente por opinar de la crisis desatada luego de que Pedro Castillo, exmandatario de esa nación, intentara disolver el Congreso y convocar a unas elecciones legislativas, lo que causó su destitución.
“No entiendo cómo puede haber un presidente preso sin que haya sentencia en contra, que haya perdido sus funciones constitucionales, que adquirió a través del voto popular, sin que haya una sentencia de un juez penal en su contra. En esa medida, si yo me beneficié de eso (las medidas del Sistema Interamericano), ¿por qué tengo entonces que decir o callarme cuando alguien está siendo perjudicado rompiendo el Sistema Interamericano de Derechos Humanos?”, cuestionó el jefe de Estado desde Buenos Aires, Argentina.
Gustavo Petro, además, invitó al pueblo peruano para que dialogue y detenga las violentas manifestaciones que se han tomado las principales ciudades de ese territorio como Lima y Puno. En estas no solo se ha registrado brutalidad policial, sino también ataques de civiles a la fuerza pública.
En otro aparte de su respuesta, el presidente colombiano volvió a referirse a la Convención Americana de Derechos Humanos y aseguró que en el país fronterizo debe acogerse su normatividad, no solamente para tratar el caso de Pedro Castillo, sino también para intentar solucionar el estallido social en contra del Gobierno de su hoy homóloga, Dina Boluarte, que asumió el poder Ejecutivo de ese país tras la vacancia de quien fuera su fórmula presidencial.
“Ese debería ser un camino propicio para Perú, para superar los problemas de conflictividad social, tiene que abrirse el diálogo. No podemos reemplazar al pueblo peruano, son ellos los que deben solucionar y construir los caminos para seguir por vías pacíficas, pero lo cierto es que la Convención Americana debería respetarse”, agregó el jefe de Estado.
Estos cuestionamientos se suman a la “enérgica protesta” que el Ejecutivo peruano le envió a Gustavo Petro en las últimas horas en las que se aseguraba: “El Ministerio de Relaciones Exteriores entregó hoy una nota a la Embajada de Colombia con la enérgica protesta del Perú por el nuevo acto de injerencia del Presidente Gustavo Petro en temas de política interna, conducta no consistente con las normas del Derecho Internacional”, reza el texto del Ministerio de Relaciones Exteriores peruano.
Sin embargo, ese a esos reparos y desde suelo argentino, tal y como lo ha hecho en otras oportunidades en Colombia tanto en redes sociales como en discursos a la opinión pública, el presidente Petro se ha referido al caso de Pedro Castillo, que enfrenta investigaciones por rebelión y sedición.
De hecho, en la mañana del martes, cuando asistió a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Petro cuestionó que el Congreso de Perú haya destituido al exmandatario y calificó las acciones legislativas en contra de Castillo como un “golpe parlamentario”.
“¿Por qué tenemos que seguir manteniendo violaciones del Sistema Interamericano a pesar de que nuestros gobiernos firmaron el tratado? ¿Por qué tiene que haber golpes parlamentarios y violentos? ¿Por qué presidentes elegidos popularmente hoy están presos cuando deberían estar en esta mesa?”, se preguntó el mandatario colombiano.
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