Después del debate presidencial Alberto Fernández se fue de Santa Fe a Rosario donde Omar Perotti organizó para él una agenda amplia. Llamó la atención cuando en la tarde ayer Pablo Javkin ingresó al hotel donde se alojó por unas horas el candidato del Frente de Todos. El recientemente electo intendente de Rosario es un férreo alfonsinista que estuvo en la Coalición Cívica y luego se ‘divorció’ de Elisa Carrió y se quedó en el Frente Progresista con el socialismo santafesino.
Javkin ya había estado en Buenos Aires con amigos de Alberto Fernández, entre ellos Pepe Albistur, su hija Agustina Albistur y Federico Moya, pareja propietaria del Torquato Tasso en San Telmo donde cada jueves hay ‘rosca’ política al mediodía o a la hora de la cena. Dos semanas atrás por ejemplo estuvo Florencio Randazzo antes de volver a mostrarse en público con el candidato a presidente y el jueves último quien se acercó fue Miguel de Acevedo, presidente de la Unión Industrial Argentina, con quien el albertismo conversó, entre empanadas y agua y café, sobre proyectos para recuperar la Marca País y la Agencia de Inversiones.
En una de esas comidas le habrían propuesto a Javkin juntarse a conversar con Fernández. Al joven dirigente no le parecía aún oportuno.
Algunos creen que tal vez el candidato a presidente, si efectivamente es electo, recrearía la transversalidad kirchnerista y que intentaría un acercamiento con radicales mendocinos o dirigentes como el rosarino que hizo campaña prometiendo convocar a todos los sectores.
Sin embargo, supo Infobae, Javkin dudaba si juntarse o no antes del 27 de octubre. Pero Fernández pasó por Rosario y Perotti invitó al intendente electo a tomar un café con el argumento de que a futuro los tres tendrán que tener un vínculo institucional como presidente, gobernador e intendente respsectivamente.
Finalmente Javkin aceptó y aceptó también tomarse una foto como lo hizo hace poco cuando se reunió con la diputada electa Amalia Granata, un café que en términos públicos le costó ‘caro’ frente a la dirigencia feminista. Granata, se sabe, es militante anti aborto mientras que Javkin fue firmante de un proyecto de ley para la interrupción voluntaria del embarazo. Aún así se sentó a conversar con el argumento de que hay que saltar la grieta y que fue una de sus promesas de campaña.
Con las mismas razones, el dirigente progresista entró al hotel por la puerta principal y hasta saludó a varios dirigentes peronistas, incluso Pepe Albistur que estaba allí con su mujer Victoria Tolosa Paz. Durante la media hora que duró la reunión con Perotti y Fernández conversaron sobre la seguridad en Rosario y sobre los problemas sociales de la ciudad y la provincia.
Para que no queden dudas sobre su ADN radical, esta semana el rosarino viajará a Buenos Aires para presentar un libro junto a Martín Lousteau.