La Ciudad de Buenos Aires tiene 64 relojes que dependen del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, como el de la Torre de los Ingleses o el Cabildo. Existen muchos más. Y la Legislatura tiene el suyo propio que, además, tiene un guardián.
Alberto Selvaggi es el relojero del Palacio de la calle Perú donde trabaja desde hace 27 años. Se ocupa del reloj de la torre y de los relojes secundarios que están en los pasillos.
Acaba de ser homenajeado por el Instituto de Horología Británico que lo nombró Miembro Honorífico y llevó el diploma que lo acredita al vicepresidente de la Legislatura, Francisco Quintana, quien aprovechó y le pidió un paseo por la torre.
Selvaggi contó mientras subían que no sabe de feriados. Si desde su casa (vive cerca) ve o se entera que el reloj no da la hora exacta, deja todo lo que está haciendo y corre hasta la Legislatura, sea sábado, domingo o feriado, para ajustar las agujas del enorme reloj.
"Es una tarea de cariño y amor al Palacio, la Ciudad y los relojes", dice Selvaggi que trabaja en el cuerpo Legislativo desde que era Concejo Deliberante y desde mucho antes de la autonomía de la Capital, cuando había intendente designado por el Presidente de la Nación.