La relación entre el Gobierno nacional y el sector agropecuario nunca llegó a ser buena y desde que comenzó la gestión de Alberto Fernández al frente del Poder Ejecutivo se vive una suerte de tensión constante que a lo largo de estos tres años ha ido escalando hasta llegar a situaciones de conflicto abierto. No obstante este enfrentamiento y la desconfianza mutua entre ambos actores, la sociedad parece tener en claro cuál es la función del campo y cuáles son los efectos de las políticas públicas para con el sector.
Una encuesta realizada por realizada de manera conjunta, entre Synopsis Consultores y AmplificAgro sobre una base de 1.133 personas pone en evidencia esta situación. Según los resultados del relevamiento realizado a finales de agosto, el 78,1% de los argentinos entiende que el campo y la agroindustria son el “principal motor económico del país”, mientras que apenas un 10,5% opina que es la industria manufacturera y el 3,5% el sector energético.
Asimismo, los resultados demuestran que el 77,2% de los consultados asegura que es también sobre este sector donde se ejerce más presión impositiva para seguir sosteniendo las cuentas públicas, y el 78,76% asevera que esta nada o poco justificado seguir “creando impuestos para cubrir los gastos que implica las demandas en materia social”.
Ahora bien, uno de los puntos más trascendentales del relevamiento proviene de la concepción que los encuestados tienen en la relación entre el sector y el Gobierno y las políticas que este último impulsa para con el campo. Así, el 80,6% de los argentinos opina que el agro es con el sector que peor se lleva el Gobierno y el 69,3% asegura que las políticas impulsadas para con él “empeora” su potencial productivo.
Para el cofundador de Amplificagro y economista, Hernán Satorre, esta última encuesta realizada por la consultora, en la cual el 92,7% los casos relevados no tiene relación directa con el sector agropecuario, “tuvo como aspecto saliente una señal favorable de la sociedad en su conjunto para con el campo y la agroindustria: Lo reconocen como el principal motor de la economía y definen que es el sector que más aporta al desarrollo y progreso del país es el agropecuario”.
“El campo, al igual que muchos otros sectores productivos de la economía, invierte, arriesga, produce, comercializa, genera recursos, para luego volver a reinvertir. Para la sociedad esta situación parece generar una atracción particular por parte de un Estado deficitario que, a la hora de obtener recursos, encuentra en el campo a su socio económico predilecto”, agregó.
Imagen y desarrollo
Las consideraciones de los más de mil argentinos encuestados, en la cual ubican al campo como “principal motor económico”, al mismo tiempo que entienden que las políticas públicas lo perjudican, coinciden con la imagen que tienen del sector. De esta manera, el 69,2% de los casos relevados indicaron tener una buena o muy buenas percepción del campo y de la agroindustrial, al mismo tiempo que el 74,1% consideran que “aporta mucho o bastante” al desarrollo y/o progreso del país, solo unos puntos por encima de la industria, de la cual se considera que su aporte en este sentido escala hasta el 71,9%.
“A esta altura de la crisis argentina la sociedad entiende que el Gobierno necesita dólares y que el agro es un actor importante para generarlos, pero el campo necesita reglas de juego claras para tener previsibilidad y poder tomar mejores decisiones de inversión, y el Gobierno se las cambia o se las quita”, opinó Satorre, al mismo tiempo que afirmó que “Argentina necesita más producción y el sector productivo se la puede dar, para colaborar de esta manera en una mayor actividad económica, que permita más trabajos y empleos, con más y mejores ingresos”.
En medio de una relación entre el Gobierno y el campo con numerosos desencuentros en lo que va de la gestión de Alberto Fernández, Satorre consideró que “hace ya meses que la sociedad manifiesta en distintas encuestas ‘hartazgo’. Gran parte de los argentinos entienden que el camino actual no conduce a una senda de crecimiento sostenido, sino que se necesita un cambio estructural de ‘fondo’, pero también de ‘forma’”.
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