La inflación, los costos de producción y los sucesivos reclamos que hasta el momento no han tenido respuesta, motivaron a los productores viñateros de San Juan a exigirle a las empresas que dominan el mercado que se mejore el precio por el kilo de la uva rosada que en este momento se paga a $12, mientras que los costos de producción ascienden a los $15 por kilo sin tener en cuenta la rentabilidad y el riego.
Según indicaron los productores, la uva que entregan en enero la industria se las paga en pesos recién en junio, por lo que necesitan que se mejoren las condiciones de pago y que “si van a pagar en cuotas, que se licue en dólares”, ya que las industrias se financian con la materia prima que entregan.
El problema que observan los productores es que no hay un mercado regido por la oferta y la demanda, ya que aseguran que las empresas forman el precio del mercado. “Se ponen de acuerdo en el precio que quieren pagar y se acabó”, aseguró Alberto Gallardo, productor viñatero e integrante de la Mesa Vitícola de San Juan.
Atento a esta situación, el gobierno sanjuanino intentó intervenir, pero hasta ahora no obtuvo respuesta. “El gobierno provincial nos ha tratado de ayudar, pero ellos también son rehenes; la situación del mercado es tan grave que el gobierno está atado de pies y manos y para conseguirlo tendría que expropiar una empresa, por ejemplo”, explicó.
La gran mayoría de la uva de San Juan se destina para la elaboración de vinos comunes, de caja o el vino concentrado que se exporta. Este producto lo fabrican Fecovita y Enav, que también se suman a las otras formadoras de precios y juntas estiman lo que quieren pagar por la producción. Según comentaron los productores, en la actualidad hay cuatro empresas que concentran el 70% de las ventas de la uva sanjuanina.
Si bien señalan que Enav maneja cerca del 40% de las exportaciones del mosto que se produce en esa región, Fecovita, una cooperativa integrada por productores viñateros, conserva el porcentaje más alto, por lo que la Mesa Vitícola pide que se entienda el problema que atraviesan.
El impacto en el sector
En los últimos diez años, afirman, han desaparecido cerca del 25% de los productores en esa región, es decir que 8.000 viñateros se retiraron de la actividad y por eso también el sector se ha concentrado en pocas familias. Históricamente, la media de hectáreas necesarias para que una familia pudiese vivir de la vitivinicultura era de 25 hectáreas, no obstante, ahora tener esa cantidad “no es rentable”.
Todos los años el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) realiza un estudio para analizar las estimaciones de los rendimientos por hectárea. De acuerdo con la información de dicho organismo, cada hectárea de plantación de uva rosada debería rondar los 25.000 kilos, aunque varía respecto de la variedad de la uva. Los productores aseguran que este año no los van a alcanzar por la desinversión y falta de humedad que golpea al sector.
El organismo público estimó que el costo que tienen los viñateros para cultivar la vid ronda los $15 por kilo, sin tener en cuenta la rentabilidad para los productores, el riego con bomba o la electricidad necesaria para hacer las tareas de perforación en las plantaciones. De acuerdo con la información que manejan, para cultivar 15 hectáreas se necesitan cerca de $50.000 mensuales en épocas de sequía y con riego a bomba. Esto se convierte en un gasto extra que tampoco se contempla desde la industria.
Si bien los productores entienden que el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) no “ingresa en esta parte del negocio”, ya que está para controlar que lo que se elabore esté bien hecho, dicen que deberían intervenir en esta oportunidad. Hace cuatro años, por ejemplo, la Federación de Viñateros y la Sociedad de Chacareros de San Juan presentaron un expediente que denunciaba esta situación a la Comisión de Defensa de la Competencia, por lo que ahora no descartan recurrir a la misma medida para obtener una actualización en el precio.
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