El último invierno no trató bien a los productores ovinos de la Patagonia. Las tormentas de nieve inmovilizaron a los animales durante semanas a los animales debajo de una capa de nieve de entre 50 centímetros a un metro. Esto redundó en la pérdida de entre un 30 al 50% de los rodeos en muchos lugares. Para los ovejeros, el 2020 cierra con pérdidas tanto económicas como productivas. Las condiciones físicas a las que los carneros llegaron a las fiestas de fin de año, no fueron las óptimas, hecho que repercutió sobre los precios de venta al público.
Tras cumplir con los trabajos de esquila y avanzar en breve con la actividad llamada ‘La Señalada’ de ovinos, momento en el cual se le hace una marca al animal para señalar cual es su dueño, ahora los ganaderos ovinos deben abocarse a redistribuir su negocio, y a la búsqueda de capital para recomponer rodeos e inversión para generar nuevo forraje para los animales disponibles.
Para los productores, “la venta de lana está planchada y vendiendo a igual precio hace dos años y en pesos”. Esto se debe a la falta de demanda externa.
Baldomero Bassi, productor ovino y presidente de la Federación de Entidades Rurales de Río Negro, aseguró que actualmente “se verifican diferentes situaciones, donde para la mayoría de los productores ovinos de las 200 ovejas que tenían cuando arrancó el invierno, hoy verifican la muerte de entre 10 y 40 animales. También se observa esto en el caso de las chivas en la región, los chiveros que contaban con un hato de 250, después de las nevadas constataron la muerte de unas 50. Los animales llegaron a la primavera muy flacos”.
Por ello, tal como indicó Bassi, la nieve no afectó a todos los productores ovinos por igual. En zonas como en Laguna Blanca, Mencué, Colan Conue, y La Esperanza, las pérdidas constatadas de los rodeos llegaron al 50%. Alejándose de estas zonas, las pérdidas fueron disminuyendo hasta un piso del 5%.
Según los ganaderos, además de las pérdidas de ganado, se sufrieron muchos problemas relacionados con la infraestructura de los campos, tales como la rotura de los alambrados producto del peso de que la nieve ejerció sobre ellos, el derrumbe de edificaciones antiguas y techos y el deterioro de los caminos que se tornaron de difícil acceso, por zanjones y huellas muy marcadas por los vehículos.
Afectación
Las localidades de Los Menucos y Maquinchao no se vieron muy afectadas, ya que la cantidad de nieve fue menor y, en general, no volvió a nevar sobre la nieve congelada en el suelo. El productor respondió de manera rápida abriendo caminos con caballos y suplementando cuando era posible. Allí tras derretirse la nieve, se constató una reducción considerable de las aguadas como consecuencia de la conformación propia de las nevadas.
Rodolfo Mayer, productor ovino de General Roca, recordó que “las nevadas fueron intensas, pero raras y secas. Todos pensamos que iba a correr agua por todos lados en el deshielo, y no fue así. Los campos se secaron muy rápido. Todo esto sucedió en un año complicado por la pandemia, con problemas para circular y conseguir productos veterinarios, como así también pasto o granos”.
“Los porcentajes de la señalada, no son buenos –explicó Mayer- donde aún hoy en el verano, los corderos están muy desparejos, y en muchos casos flacos. Las pérdidas por las nevadas fueron de alrededor de un 50% en las zonas más afectadas por la nieve. Se logró bajar a una pérdida del 30% en aquellas zonas donde la capa de nieve no superó los 50 centímetros”.
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