A medida que avanzan las cosechadoras sobre los campos sembrados con trigo se hacen cada vez más evidentes los efectos adversos que infringió la fuerte sequía que afectó a gran parte del área agrícola nacional. La falta de agua golpeó fuertemente los rendimientos del cultivo y se hizo inevitable un nuevo recorte en la estimación de producción, que a la fecha se prevé 3 millones de toneladas menos a lo obtenido en la campaña pasada.
Así lo refleja un nuevo informe mensual sobre estimaciones agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). La nueva proyección ubicó la cosecha de trigo en 16,5 millones de toneladas, 200.000 menos que hace un mes, mientras que el rinde promedio a nivel nacional cayó hasta los 27,7 quintales por hectárea, el segundo más bajo de los últimos 10 años.
Según detalló la entidad bursátil rosarina, ésta baja productiva, de al menos el 15% por ahora, se dio a pesar de los esfuerzos de los productores que fertilizaron a niveles récord en la campaña. Asimismo, marcaron que la baja del rendimiento promedio se acerca a los 27 quintales por hectárea que se registraron en el ciclo 2012/13 “cuando el trigo se hacía con un paquete tecnológico que nada tiene que ver con el actual”.
“El 70% de avance de la cosecha evidencia los efectos de una sequía extrema, que dominó por entero el ciclo triguero en casi toda la región pampeana, excepto en Buenos Aires. El norte del país junto a Córdoba y al sur y centro de Santa Fe comenzaron con menos reservas en los suelos por las menores lluvias en el otoño”, detalló la BCR y agregó que el panorama siguió agravándose “con un invierno y una primavera incluso más secos que el año pasado. En este 2020, tanto septiembre, como octubre y noviembre quedaron por debajo de sus respectivas medias pluviométricas”.
Si se analizan los resultados proyectados para Córdoba y Santa Fe se puede observar de manera acabada el estado de situación actual y la magnitud de lo que la seca ha hecho en el cultivo. En la provincia mediterránea, con casi el 90% de la cosecha ya realizada, se espera obtener 1,55 millones de hectáreas, cifra que de concretarse representaría una caída interanual del 62%. En el caso de Santa Fe, se esperan 2,36 millones de toneladas, un volumen 58% inferior a lo registrado en el ciclo 2019/20.
Soja y maíz, a la espera de nuevas lluvias
La soja parece ir corriendo detrás del agua y cada vez que llueve toma impulso la siembra. Tal es así, que las lluvias de este último fin de semana, que beneficiaron sobre todo al norte y centro del país, relanzaron la implantación de la oleaginosa de segunda y a la fecha ya se lleva sembrado el 65% de las 17,3 millones de hectáreas estipuladas para el cultivo.
Según la entidad, “en la semana pasada hubo intensas jornadas de estrés térmico que se sumaron a los efectos de la escasez de agua”, por lo que “los cuadros que no recibieron ningún milímetro empiezan a mostrar un pobre desarrollo y condiciones regulares tras las altas temperaturas y los intensos vientos que dominaron por completo las jornadas”.
Por el lado del maíz, es imperante que en los próximos días llueva, por lo menos, 50 milímetros para que los plantíos no comiencen a tener problemas con los rindes potenciales. A la fecha ya se sembró el 67% de las 7,1 millones de hectáreas previstas que ocupará el cultivo, con “la sequía desplegada sobre gran parte del centro del país, dónde los cuadros sembrados en septiembre están comenzando la floración”.
Por tal motivo, la entidad afirmó que “en este momento, se necesitan al menos 50 milímetros para no perder potencial de rinde. Los maíces tempranos hasta hace 15 días atrás venían atrasados por frío y sequía y necesitan agua en el corto plazo”. Bajo este panorama, el informe indicó que “en el oeste de Córdoba, un 20% del área se observa en estado regular y ya habría pérdidas de potencial. Con estas condiciones climáticas es difícil seguir pensando en rindes normales que arrojaban una posible producción maicera de 48 millones de toneladas de volumen comercial”.
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