El tambero logró sobre el cierre del año un valor de entre 20 y 21 pesos por litro entregado a la industria. Una cifra que igual se sitúa cerca de cuatro pesos por debajo de los costos de producción. De esta manera no pudo sacar ventaja del incremento de hasta un 7% que presentó la producción de leche. Por su parte, la industria no logró aprovechar un escenario que se presentó como positivo, donde las exportaciones crecieron a razón del 32%, pero las retenciones limitaron la renta, y en el mercado doméstico, con los Precios Máximos y Cuidados, que impidió sacar provecho de un mayor volumen de ventas.
Jorge Giraudo, director del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), ponderó el incremento de producción que se constata en el cierre del 2020 aunque estimó que esto “no se condice con los números que tiene la cadena, ya que tanto el sector industrial como el primario presentan números en rojo para su cierre del año”.
Allí, al evaluar la situación del sector de la lechería en su conjunto, Giraudo comentó que los volúmenes obtenidos de leche presentan un incremento de entre el 6% al 7% respecto del 2019, superando así los 11.000 millones de litros de leche y con un consumo que se mantiene en torno a los 182 litros per cápita. En el caso de la exportación, los números del OCLA proponen un alza del 40%, con la venta récord al exterior de unos 3.000 millones de litros de leche.
El especialista consignó que “el precio para el sector primario, fue subiendo durante el año pero a un ritmo por debajo de la inflación. Así los valores constantes se deprimieron y también se redujo el valor en dólares del litro de leche. Recién en noviembre, se observa una mejora a moneda constante”.
Tras un año donde los precios fueron más robustos que el costo de vida, en octubre cambió la tónica y los precios comenzaron a crecer por debajo de los aumentos que exhibieron insumos básicos para el desarrollo ganadero. “Hoy los tambos perciben entre 20 y 21 pesos por litro por la materia prima que entregan a las plantas lácteas, y para alcanzar los costos de producción, el precio de equilibrio debería ubicarse entre los 24 y 25 pesos por litro. Este monto sería el necesario hoy para pagar en los establecimientos lecheros todos los gastos, tales como estructura, amortización, rentabilidad y mantener capital, entre los que se anotan maquinaria, animales y la tierra”, explicó Giraudo.
Industria y tambo
Con la generación de un excedente productivo de hasta 700 millones más de litros procesados por la industria, las usinas lácteas no pudieron sacar mucho provecho de un mayor volumen de leche vendida tanto en el orden interno como al exterior. Allí, la rentabilidad de la industria se vio acotada por tres cuestiones: la falta de ajuste de los lácteos atados a los programas oficiales de Precios Cuidados y Precios Máximos, y también el pago de retenciones.
Si bien se despachó más leche para producir lácteos y colocarlos, fundamentalmente en el mercado doméstico, la crisis llevó a que la promoción de los principales productos ocupara un listado básico de productos, tales como leche en cartón, quesos blandos, y yogures en sachet. Todo esto sin mucho margen de retorno. La pérdida de ingresos por parte de la población acotó en los últimos meses las ventas con mayor valor agregado, por caso, las leches saborizadas, el yogur en pote, los postres, los quesos untables, duros y semiduros, que requieren una mayor estacionalidad.
Un peso que también debieron soportar los tambos fue el encarecimiento que exhibieron el poroto de soja y también el maíz, en este caso trepó desde el arranque del año de 8.000 a 6.000 pesos desde marzo a la actualidad. Mientras que el precio de la leche cruda pasó en igual período de 17,50 pesos a los actuales 20.
Giraudo comentó que “el sector lechero mostró todo su potencial a partir de la mejora en los precios durante el 2019 y un mejor clima, que permitió una mayor producción. También el sector industrial no sostuvo el stock. Sin embargo, la macro no acompañó, ya que no se pudieron trasladar los costos que generó la inflación y el tipo de cambio a partir de contar con programas de precios máximos y retenciones: así se recortaron los ingresos” para el sector primario y también al ámbito fabril.
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