La producción de leche en la Argentina viene en constante crecimiento durante el presente año ubicándose como el país que más la incrementó en su comparación interanual entre los principales productores a nivel mundial, aún con el impacto de la pandemia y una crisis económica que se agravó en los últimos meses.
Sin embargo, el clima más seco que promete extenderse por unos meses y el congelamiento del precio pagado al productor en un contexto de fuerte suba de los costos hacen prever que en 2021 se produzca una baja en la producción.
Según un informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), la producción argentina de leche creció 7,8% entre enero y septiembre de este año al alcanzar los 7.991 millones de litros en comparación con el mismo período del años pasado y promete cerrar 2020 en 10.950 millones de litros, lo que significaría un aumento de 5,9% interanual.
Este crecimiento se ubica por encima del 5,8% de Uruguay y del 6,3% de Chile, para nombrar algunos países de la región y supera al aumento del 0,9% de Nueva Zelanda, 4,2% de Australia y 1,9% de Estados Unidos, los mayores productores de leche a nivel mundial.
El director ejecutivo del OCLA, Jorge Giraudo, explicó a Infobae que esta mejora en la producción se produjo porque “la del año pasado fue muy baja y eso levantó el precio de la leche al productor. Llegamos a tener más de USD 0,30 por litro. Esto generó rentabilidad y lo incentivó (al productor) a producir más. Con un mayor ingreso pudo mejorar la alimentación comprada afuera y, a su vez, climáticamente estuvo mucho mejor para pasturas y reservas y todo eso contribuyó a que las vacas que tenemos expresen su potencial de producción”.
Por otro lado, Giraudo comentó que en la actualidad no observa el mismo panorama, con un clima más seco, precios congelados que se le pagan al productor y un contexto de costos en constante crecimiento. “En este preciso momento estamos en un proceso a la inversa, con una fuerte sequía y una pésima relación del precio de la leche con los granos: la leche no sube al productor, pero subió estrepitosamente el precio del maíz y la soja, que son los insumos básicos en el tambo”.
Por tal motivo, “el gran reclamo del sector primario es que se mejore el precio” que paga la industria, aseveró Giraudo. Según el especialista, el crecimiento de la producción se dio en un escenario donde el productor podía comprar más de dos kilos de maíz con el equivalente a un litro de leche. Hoy, esa paridad se ubica en 1,3 kilos del cereal por litro. “Ya no es más negocio comprar concentrado para aumentar la producción porque no te lo devuelve”, adujo.
En este sentido, “las industrias contestan que tienen dos problemas muy serios” para aumentar lo que se paga al productor, que según el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (SIGLEA) en octubre fue de $19,59 por litro. “Eso es porque los precios internos no se pueden modificar por los programas de Precios Máximos y Cuidados, y cuando exportamos, cosa que será casi récord este año con un incremento del 50%, se hace con retenciones”.
“Gran parte de la mejora en el precio puede venir por parte de que la industria pueda exportar sin derechos de exportación y podría incentivar a un sector que necesita mejorar los precios, porque todo lo que hay de más hoy, lo tenes de menos el año que viene”, explicó.
Bajo este panorama sentenció: “Con una seca ya instalada y que cuando quieran comprar alimento puedan comprar casi la mitad de lo que compraban el año pasado, sumándole que ahora vamos al ciclo estacional de mínima, va a caer la producción muy fuerte sino hay una mejora en la condición de precio”.
Más reclamos de los productores
El sector productivo ya viene reclamando hace tiempo sobre esta situación y haciendo hincapié en dos cuestiones centrales: el precio pagado en tambo y la suba de costos. Esta vez fue el turno de productores del distrito bonaerense de Trenque Lauquen, quienes dieron a conocer los números que los aquejan y pidieron la quita de retenciones a las exportaciones lácteas que generarían una suba en los valores, remarcado que el abastecimiento interno “está asegurado”.
El vicepresidente de la Sociedad Rural de la mencionada ciudad, Ignacio Kovarsky, aseguró a Infobae que el sector tuvo “una gran pérdida de poder de compra en el tambo, con el aumento de los costos. El 70% de nuestros gastos son dolarizados, desde los alquileres de los campos, hasta la alimentación y maquinaria. Con las sucesivas devaluaciones que se vienen dando mes a mes, más la suba de la soja y el maíz, hemos tenido un gran impacto en el poder de compra”.
Según cálculos propios, el precio pagado al productor en pesos subió 12% en la comparación interanual (octubre 2019-octubre 2020), pero si se mide en dólares, el valor cayó 15%. En ese lapso, el dólar oficial subió 32%, el maíz 76%, la soja 137%, el alimento balanceado 61% y los alquileres 137%.
Para reparar esta situación, Kovarsky indicó que una acción urgente es la quita de retenciones a la exportación, lo cual “nos permitirá una mayor captación de precios”, como así también planteó que “a largo plazo, se puede armar un mercado competitivo y transparente que incline un poco la cancha, porque hoy está todo del lado de la industria y de los supermercados”.
“Estamos en una situación muy difícil. Siempre decimos que esta es una de las producciones que más arraigo produce, que brinda mano de obra y año a año venimos perdiendo tambos de un manera desesperante. Nos tienen que sacar la pata de la cabeza, saquen las retenciones y vean qué tipo de ayuda impositiva se le puede dar al tambo porque se cae a pedazos. Es insostenible la situación”, concluyó.
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