El avance de la pandemia de coronavirus, la incertidumbre cambiaria y climática y las políticas públicas poco claras, trajeron nuevos desafíos a las empresas agropecuarias que pueden acarrear complicaciones en el manejo de las mismas o el alejamiento de la planificación empresarial para la obtención de rentabilidad.
Ante este escenario, especialistas en el manejo de compañías del sector marcaron la necesidad de que productores y emprendedores agroindustriales establezcan “indicadores claves que disparen alertas a tiempo” y permitan tener la información necesaria para tomar “decisiones correctivas” que no lo aparten de las metas durante el período de crisis.
Así lo refleja un informe de la consultora AZ Group sobre el manejo de empresas en este delicado momento. Según el trabajo realizado por los especialistas Diego Curat y Sofía Ganly, es necesario realizar un monitoreo constante de ciertos indicadores del plan productivo, establecer cuáles son prioritarios y construir un tablero de comando que permita un seguimiento exhaustivo. Entre ellos destacan el seguimiento de precios del producto, de los costos de producción, de la estructura y equipos de trabajo, como así también del financiamiento.
“Lo más importante en el sector agropecuario no es el que más gana, sino no perder. La primera herramienta es no perder y, si gano, espectacular, lo cual es el objetivo a lograr con rentas del 15% o el 20%. Estos indicadores te permiten mirarlos con una frecuencia semanal o quincenal para entender si estás alineado al plan que te propusiste. Si se lo sigue, existen muchas probabilidades de que te vaya bien”, comentó a Infobae, Diego Curat.
El tablero de comando ayuda a los gerentes a no perder el foco de los indicadores que definen el negocio y permite ver qué valores se deben obtener de acuerdo al plan inicial. En este sentido Curat explicó que “esos indicadores se tienen que seguir con mucha frecuencia para poder, si no se está logrando el plan, generar reacciones correctivas”.
Para el especialista, “la actividad agropecuaria tiene pocos indicadores que mueven mucho dinero. Uno es el precio, otra es la producción y otros son los costos de tu estructura e impuestos. Los impuestos no se pueden manejar, pero sí el precio y los costos. Son dos indicadores que se tienen que seguir muy de cerca, lo mismo la estructura”.
En cuanto a los precios, se vuelve necesario establecer una estrategia comercial y tener en claro cuál es el precio de indiferencia o equilibrio que permite cubrir los costos y el precio objetivo, por el cual se obtiene una rentabilidad determinada que generalmente ronda entre el 15% y 20%. Tenerlos bien identificados permite contar con “disparadores de venta”.
En los mercados de futuros, como el Matba Rofex, se encuentran esas herramientas para “asegurar precio sin la necesidad de comprometer mercadería”. Allí están los futuros propiamente dichos y las opciones sobre esos futuros, que pueden ser de compra (call) o de venta (put). Para la compra de estas opciones se paga una prima, cuyo valor depende de varios factores. Otra alternativa es la venta de opciones, mediante la cual se cobra una prima, indicó el informe.
“Hay que ir cerrando precios y no esperar hasta el final. Si el precio futuro que hay hoy, por ejemplo para trigo, es de USD 190 la tonelada con entrega en enero y si sirve se puede cerrar para ir cerrando márgenes. Es una forma de estar tranquilo de que no vas a llegar al final con un trigo de USD 160 dólares. Hay que seguir el precio y cuando uno observa que le sirve a tu margen, hay que cerrar. ¿Cuánto? Eso depende de la producción que tengas”, explicó Curat.
Costos y financiamiento
Otro factor clave en lo que respecta al “éxito” de un plan productivo, recae en el control y seguimiento de los costos productivos y estructurales, como así también en las diferentes alternativas de financiamiento disponibles para las empresas agropecuarias.
Respecto a los costos, los especialistas remarcaron que es fundamental entender, en el caso de la agricultura, cuáles son los costos directos presupuestados para cada etapa de producción de forma tal de ir cerrando costos a medida que se avanza con las labores. Por ejemplo, es importante saber qué monto se ha presupuestado para la etapa de barbecho, para la etapa de siembra y para las etapas de desarrollo y fin de ciclo, así “se pueden ir analizando los desvíos al terminar las etapas y no al finalizar el cultivo, lo que dará la oportunidad de verificar si estamos alineados o no con los objetivos planificados”. Lo mismo atañe a los costos estructurales, que van desde el personal hasta la infraestructura.
En cuanto al financiamiento de los planes, esto se puede lograr en el caso de la agricultura, consiguiendo financiación de los proveedores de insumos o tomando préstamos en instituciones financieras. “Lo más importante es tener presente el objetivo, los momentos de necesidad, los montos, las garantías y las líneas de crédito que se disponen para avanzar en la gestión, con indicadores mensuales del proceso. También hay que considerar la tasa de interés incluida en el plan”. Para poder llevar a cabo esto, recomiendan un seguimiento mensual y tener claros los momentos de necesidad en el cash flow de la empresa.
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