La pandemia abrió para la Argentina y el mundo la necesidad de hacer cambios fundamentales no solo en la manera y especificaciones de producir alimentos, sino también apuntalar acciones tales como la promoción de conectividad en las áreas rurales y conocimiento para avanzar con la mejora y especificación que requiere el trabajo en el campo argentino, desde los grandes emprendimientos hasta la agricultura familiar.
Estos temas fueron analizados por representantes del sector público y privado durante las “Primeras Jornadas de Formación Profesional, Trabajo y Producción”, organizadas por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Salta junto a la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación (OEI). El empresario José Urtubey fue uno de los anfitriones del encuentro.
Uno de los disertantes fue el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Luis Basterra, quien aseguró: “Con la pandemia se pone más de manifiesto, sobre todo en la producción de alimentos, que no podemos producir de cualquier manera. La gente aspira a saber cómo y quién los produce. La demanda de sanidad, inocuidad y salubridad no alcanza para cerrar la decisión de quién accede a los productos agropecuarios, y allí comienzan a verse temas emergentes, relacionados a los aspectos ambientales, sociales y con un mundo moderno que nos plantea muchos dilemas sobre los cuales deben trabajar las autoridades, empresarios, y académicos”.
Según el titular de la cartera agropecuaria, “es fundamental reforzar los sistemas de acceso a la formación superior de aquellos hijos de productores en el interior, a través de escuelas agrotécnicas como las promovidas en Formosa, y también reforzar el acceso a la conectividad para que la comunidad rural tenga posibilidades, ya que hoy en pandemia se valoriza mucho la posibilidad de estar conectados”.
Además, el funcionario admitió que todo esto en caso de carencia puede ser el potenciador de “inequidad y la imposibilidad de oportunidades para los jóvenes en la ruralidad”, por lo que estimó necesario poner allí el foco “en el desarrollo de la innovación y del trabajo de investigación, a través de organismos públicos y privados”, y también promover la “importancia que tiene la educación pública”.
Acompañaron al ministro en el panel “Formación profesional y desarrollo agroindustrial”, el economista Agrario y Doctor en Finanzas, Gabriel Delgado; el Vicepresidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Tomas Schlichter; el Director Ejecutivo de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), Alfredo Paseyro, y el Investigador en Universidad Pedagógica Nacional, Pedro Weinberg.
Según Delgado, “persiste en el mundo un cambio profundo en la demanda de alimentos: la gente quiere saber qué está comiendo, de donde procede, que tenga trazabilidad, y que tenga la menor cantidad de agroquímicos, y si eso le hace mal o no al ambiente. La tendencia es irreversible”.
El especialista, con una extensa trayectoria en el INTA, aseguró que, “hoy los chicos no comen cosas que tengan ojos. En un curso dado a alumnos de 17 a 18 años, el 75% ya era vegano, o bien iba camino a serlo o tenía ganas de ser vegano. Esto debería implicar una reacción del conjunto de la economía nacional y del sector privado involucrado en la agroindustria para acomodarse a esa nueva realidad y poder discutir algunas vacas sagradas”.
Por otro lado, Delgado señaló que Estados Unidos ofrece un gran desarrollo inversor para la producción de “hamburguesas vegetales” con gusto a carne, cuyas empresas cotizan ya en Wall Street con destacados resultados: se debe tener en cuenta que el principal insumo para esa hamburguesa vegetal es la arveja amarilla, y en la Argentina no tenemos mucha chance de desarrollar el negocio de las legumbres porque nadie quiere traer los materiales, y el motivo es que falta una Ley de Semillas”.
“Hay algunas discusiones que hay que poner arriba de la mesa y tratar de dejar de tener estas conductas suicidas que a veces tenemos en nuestro país, en momentos en que Argentina necesita incrementar la cantidad de dólares por vía de la exportación, explicó Delgado.
Otras opiniones
En otro pasaje de la charla, Tomas Schlichter ponderó la necesidad de “mejorar el valor agregado que se genera en el marco del segmento de la producción agroindustrial” y consideró también que “la excelencia de formación se requiere en todas las etapas de las cadenas” de producción agrícola y pecuarias, y de alimentos.
El funcionario del INTA manifestó que “en la actualidad se impone un trabajo interdisciplinario a favor de la innovación y agregado de valor” en materia de alimentos y commodities agrícolas, y estimó que para ello “hacen falta profesionales formados y que faciliten este trabajo”.
“Hoy el mundo exige la producción de alimentos que no sean producidos a partir de la destrucción del ambiente. Se piden alimentos sanos y de calidad, y esto implica mucho más conocimiento de base e integrar formaciones. La Unión Europea adelantó que no aceptará más commodities basados en la desforestación”, explicó Schlichter
Por último, Alfredo Paseyro, de la Asociación Semilleros Argentinos, sostuvo que “la sustentabilidad cobra mucho sentido en el marco de esta pandemia: mantener una naturaleza limpia frente al cambio climático, y también el desafío de trabajo en el territorio, mover una persona de un lugar a otros tiene una complejidad extra”.
Seguí leyendo: