La persistente sequía en partes de la región centro y norte del país complicó a la actual campaña de trigo, que prometía ser récord hace tan solo unos meses atrás. A medida que la falta de lluvias fue haciéndose cada vez más pronunciada, los recortes en las estimaciones de siembra y producción se hicieron inevitables, mientras que las dudas en cuanto a los potenciales rendimientos podrían acentuar aún más los ajustes. Más allá de este escenario con elevada incertidumbre, las compras del cereal a cosechar se ubican por encima de los registros del año pasado y ya se lleva comercializada el 20% de la potencial cosecha.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el trigo atraviesa la peor sequía en 10 años, lo que llevó a que el área estimada para el cereal sufra un recorte de 500.000 hectáreas hasta las 6,5 millones de hectáreas respecto a las proyecciones iniciales a comienzos de la siembra. Esto, sumado a que hay dos millones de hectáreas con el cultivo en malas condiciones, derivó a que se prevea una producción en torno a las 19 millones de toneladas contra las 22 millones que se esperaban a principios de la campaña.
Frente a este panorama, las compras de la industria y la exportación no se detuvieron, sino que se están llevando a cabo a un mayor ritmo que el registrado el año pasado. Así, al 5 de agosto las compras totales ascendían a 3,7 millones de toneladas, 100.000 toneladas por encima de las realizadas a la misma fecha del año pasado y 400.000 toneladas más que el promedio de los últimos cinco años. Si se toma en cuenta la nueva proyección de producción, ya se comercializó el 20% de la potencial cosecha, con 15,3 millones de toneladas todavía por vender.
“Pese al recorte en la superficie sembrada con trigo y la amenaza de que suceda lo mismo en el potencial de rendimientos por la falta de lluvias en algunas zonas, los volúmenes comprometidos del cereal de la cosecha nueva superan los registros de la campaña anterior”, subrayó la entidad bursátil rosarina.
En esta línea, los especialistas de la BCR explicaron que este ritmo en las compras por parte de los exportadores y de la industria superior a las campañas previas, se debe al temor de los operadores a que la falta de lluvias se extiendan en el tiempo y se realicen nuevos recortes en la producción. “Con 2,6 millones de toneladas ya comprometidas de ventas al exterior, el ajustado stock que se prevé para el empalme de las cosechas y ahora el temor por la prevalencia de condiciones secas explican la necesidad de asegurarse la originación temprana de la mercadería, adelantando la comercialización del cereal que aún crece en el campo en la plaza doméstica”.
La campaña
La siembra de trigo se encuentra a punto de finalizar a nivel nacional, y solo resta incorporar 200.000 hectáreas en el sur de Buenos Aires y en La Pampa. Una vez finalizados dichos trabajos, el área estimada que ocupará el cereal ascenderá a las 6,5 millones de hectáreas, un 4% menor al ciclo anterior y 500.000 hectáreas por debajo de las proyecciones que realizaron los analistas de la entidad bursátil en mayo.
“La falta de agua es la más grave de los últimos 10 años hasta el momento. En sólo un mes, la superficie de lotes trigueros en condiciones regulares a malos se duplicó, calculándose en 2 millones de hectáreas. La clasificación semanal de humedad del suelo a nivel nacional marca una situación de déficit hídrico que supera a la del 12 de agosto del 2010, aunque no es tan grave como la observada en el 2009”, indicaron los especialistas de la BCR.
Entre los mayores recortes de área sembrada, se destaca Córdoba que este año implantó 340.000 hectáreas menos al compararla con el ciclo 2019/20, lo que significa una reducción del 22%, mientras que en el norte argentino la merma en la siembra alcanzó las 190.000 hectáreas. En contraposición se encuentra Buenos Aires, que una vez concretados los trabajos de siembra, presentará un incremento de su superficie en un 6% respecto del año pasado, lo que representará 170.000 hectáreas más.
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