La agroindustria es uno de los sectores que mejor sortea la pandemia de coronavirus en la Argentina, erigiéndose como el motor dinamizador de la economía y como el mayor aportante de divisas para el país. Más allá de la buena performance que viene desarrollando, actores tanto del sector público como del privado de la actividad, remarcaron el rol que tendrá en la pospandemia y analizaron las posibilidades y dificultades que podría enfrentar el sector en ese potencial escenario.
Así lo consideraron los disertantes del foro “Experiencia IDEA Agroindustria 2020″, entre los que se encontraban el gobernador de Sante Fe, Omar Perotti, y el intendente de Rosario, Pablo Javkin, entre otros, quienes, junto a los organizadores del evento, manifestaron la necesidad de que se establezca una relación público-privada para potenciar al sector, como así también, los proyectos de innovación y tecnología, que “contribuyen al desarrollo económico y social del país”.
Al momento de la apertura, Perotti subrayó la importancia de la agroindustria en Santa Fe y el destacado rol que viene teniendo en lo que va de la pandemia. “Hay que llevar al sector a su máxima expresión” y potenciar la inversión. “Hablar de agroindustria es hablar de Santa Fe y es para nosotros la posibilidad de un futuro enorme, aún en la pandemia y con una situación difícil de la economía argentina. Los santafesinos sentimos que la provincia tiene todo para ser un líder agroindustrial y ser un factor de empuje para que Argentina lo sea”, dijo.
Y agregó: “Al tema agroindustrial uno siente que tiene que enfocarlo desde la provincia y hacia la Nación, sabiendo que tenemos infraestructura para aprovechar y desarrollar, tenemos las posibilidades de incorporación de valor y diversidad productiva. Llevemos a la agroindustria al máximo de su expresión, no en detrimento de otros sectores, sino en potenciar uno que puede darnos la situación futura para otros y de encaminar una salida que permita las divisas que necesita y un equilibro poblacional diferente y expectativa de arraigo”.
“Algunos hechos que nos han pasado durante la pandemia, hablan a las claras de la fortaleza de este sector: lo tuvimos activo desde el primer momento. Un millón de camiones se acercaron a las terminales portuarias de la provincia y la cosecha se ha levantado en su totalidad, en un contexto donde no solo se vio alterado por la pandemia, sino también por una de las bajantes más importantes en la historia del Río Paraná”, sostuvo el gobernador santafesino.
Asimismo, Perotti planteó la posibilidad de producir y exportar más alimentos “para humanos y no solo para animales” y aseguró que “es allí donde hay que tener una estrategia, de cómo potenciamos a las empresas y cómo atraemos a más empresas para invertir y producir alimentos. Tenemos capacidad de producción de aceites, lácteos, carnes, hay que jugar con más productos y a otra escala de producción. Allí lo público y privado tienen que articularse de manera diferente y cuando hablo de llevar al 100% la producción, significa invertir, alentar con financiamiento y favorecer con infraestructura a este sector”.
En coincidencia con la presentación del gobernador de Santa Fe, el secretario de Agricultura de la Nación, Julián Echazarreta, señaló que el desarrollo de las exportaciones agroindustriales deben ser el puntal de la recuperación económica, y manifestó su intención de trabajar con el sector privado para poder vender al mundo alimentos con valor agregado.
Además, planteó como agenda de trabajo continuar con el desarrollo de las buenas prácticas agropecuarias, promover la Ley de Suelos y Fertilizantes, mejorar en infraestructura, potenciar todo lo relacionado a la digitalización y trazabilidad, y estimular el desarrollo de nuevas tecnologías.
Por su parte, el intendente de Rosario, Pablo Javkin, resaltó que “no hay dudas en el rol estratégico de la agroindustria y el que tiene en nuestra región” y aseveró: “Es un momento para trabajar en común, entre lo privado y lo público. Como municipio estamos convencidos que es es el camino. Venimos trabajando mucho con el sector privado y con la provincia en la potencialidad estratégica que tiene nuestra región y la agroindustria y la necesidad de constituirnos en un polo biotecnológico a nivel mundial.
La mirada de IDEA
Por su parte, el presidente de IDEA Rosario, Enrique Humanes, destacó el rol de la agroindustria durante la pandemia y remarcó las oportunidades del sector ante la demanda global de alimentos. “Tenemos el privilegio que Argentina produce lo que el mundo demanda, que son los alimentos. Eso es importante y tiene sobradas pruebas de que esto es así en los últimos 30 años. Aprovechemos esa oportunidad con inteligencia y yendo de la mano de la acción público-privada para que podamos utilizar los recursos y sin olvidar que la ciencia y su influencia tiene que estar en la agenda”.
“Creemos que es una oportunidad excelente y tenemos que hacer que todos los actores de la cadena puedan participar, dar su opinión y puedan generar el ámbito adecuado de difusión. Para eso nos ofrecemos en IDEA, de manera que esa agenda tenga toda la validación necesaria de todos sus actores para que se transforme en una política de Estado, donde tanto el sector público como el privado acompañen cada uno en su rol en hacer que esa políticas se cumplan”.
Por último, el presidente del 56° coloquio de IDEA, Roberto Alexander, aseguró que “la agroindustria juega un rol fundamental en el desarrollo de nuestro país y por eso es importante el encuentro de hoy, porque dentro de esa Argentina que queremos ser, la agroindustria y sus cadenas de valor son innovadoras, productivas, transformadoras y se conectan al mundo”.
Disertantes
Durante el evento, el especialista en los mercados agrícolas Ivo Sarjanovic enumeró una serie de desafíos y amenazas que enfrentará la Argentina agroindustrial. En ese sentido, consideró que “a pesar de lo que se cree nuestro país le está vendiendo poco y mal a China, y básicamente porque aquel país no importa el principal producto que Argentina exporta, que es la harina de soja”. Recientemente el gobierno chino habilitó el ingreso de ese producto, pero en los hechos no se ha concretado ningún embarque y es poco probable que suceda, porque los aranceles de importación que son de 3% para el poroto sin procesar, se duplican y triplican para los subproductos (el harina y el aceite) que más produce la Argentina.
Sarjanovic apuntó que la Argentina, mediante los diferenciales de retenciones en la cadena sojera, hasta 2018 equilibraba esa distorsión arancelaria, pero que a partir de allí “por necesidades fiscales puso a la industria a competir con desigualdad de condiciones”, al igualar en 33% las retenciones para todas las posiciones. Además, apuntó que China tampoco compra maíz de la Argentina, un grano que a partir de esta campaña ha superado en volúmenes a la soja. Es por eso que consideró que a futuro “cualquier solución de complementación con China tiene que pasar porque abra su mercado de harina de soja y de maíz para la Argentina”.
El especialista consideró que, por cierto, las mayores exportaciones de carnes a China “son una buena noticia”, pero advirtió que por más que sigan creciendo y hasta se concreten los proyectos para duplicar la cantidad de madres porcinas instaladas en el país, como se prevé con el proyecto de instalar 25 mega granjas en el país, “esto será insuficiente para procesar todo el maíz y la soja disponible en la Argentina”.
Sobre ese proyecto, Sarjanovic estableció que la Argentina tiene hoy 350.000 madres para producir porcinos, contra 2,5 millones en Brasil y 9 millones en Estados Unidos. “Pero si la Argentina logra duplicar su cantidad de madres en tres o cuatro años, el consumo de maíz pasaría de 1 a 2 millones de toneladas. Por eso es tan importante que China nos compre maíz y no solo carne”, enfatizó. Lo mismo sucede con la harina de soja: la demanda para producir carne equivale aquí a solo un 1% de lo que se produce. “Ahí vuelvo a insistir en que exportar más carne no es la solución sino apenas una parte. La solución es que China nos abra el mercado para harina de soja y maíz”, señaló.
Por otro lado, el analista remarcó que otra amenaza seria en la que debería pensar la Argentina es la aparición de carnes vegetales y de la carne de laboratorio. “Se habla de que puede llegar a reemplazar un 13% de las carnes tradicionales. Sin duda eso va a tener impacto en los mercados de forrajes, pues son números considerables”, evaluó.
Y agregó: “Cuando Beyond Meat comenzó a producir carne de laboratorio en 2013 el costo de elaborar una hamburguesa era de 280 mil dólares, pero que ya el año pasado se había reducido a solo 10 dólares. “La tendencia es que esto se va a ir abaratando. Las carnes vegetales ya se están vendiendo al mismo precio y no estamos lejos de que la carne de laboratorio sea más barata que la de origen animal. Hay que estar atentos a esto”.
Por su parte, la agregada agrícola de Estados Unidos en el país, Melinda Meador, señaló que después del cimbronazo inicial de la industria alimentaria de su país para acomodarse a la pandemia, se pudo reaccionar rápido. “Desde mayo, la mayoría de nuestras cadenas han podido adaptarse. En el caso de la industria exportadora de carne porcina a China, se pudo volver a enviar hacia allá grandes volúmenes. Hay que ser competidores mucho más aventajados”, sostuvo.
“China ya nos estuvo comprando cerdo y soja. Ahora esperamos exportaciones superiores a las de 2019, sobre todo si China necesita seguir recuperando los niveles de su población porcina perdida. Esto nos abre la posibilidad de conversar temas comerciales con ese país, no solo en estos rubros sino también incluir otros productos”, destacó la diplomática, expectante de una nueva fase de negociaciones entre Washington y Beijing para dejar atrás la guerra comercial de los últimos años.
Otras amenazas
Gonzalo Ramírez Martiarena, ex CEO global de Dreyfus y ahora enfocado al negocio de incubar empresas tecnológicas, estableció otras amenazas para la proyección de crecimiento de las exportaciones de alimentos de la Argentina. En su charla se enfocó más en el caso de los biocombustibles, un negocio que se desbarrancó durante la crisis del Covid 19 -por la caída de la demanda de naftas- y arrastró consigo los precios del maíz.
El ejecutivo comentó que cuando se comenzó a desarrollar esa industria, Estados Unidos producía 240 millones de toneladas de maíz de las que exportaba 40 millones. Para el 2021, en tanto, se prevé una cosecha de 380 millones de toneladas, de las que exportará solo 55 millones y destinará a la producción de bioetanol cerca de 150 millones.
“La transformación de productos agropecuarios en energía fue bestial. La Argentina se acopló, pero ahora se nos ha complicado en varios lugares. Es que se ha hecho muy difícil producir este tipo de renovables a partir de la fuerte baja de los precios del barril de petróleo, que ahora se ubica en mínimos cercanos a los 45 dólares”, sostuvo.
“El Covid nos puso ante un recorte drástico: perdimos la capacidad de incorporación de productos agrícolas a la matriz energética”, enfatizó el ex CEO de Dreyfus, quien además advirtió que esta tendencia podría profundizarse con la irrupción de los vehículos eléctricos y la energía solar y la eólica. Es por eso que recomendó: “La Argentina tiene que empezar a pensar alternativas. Sin llegar a suponer que vamos a achicar la industria que ya tenemos, hay que defenderla al mango, pero tenemos que reconvertirnos como país”.
Tecnologías
Para eso sirvió el panel final del encuentro, para comenzar a mostrar algunas de las alternativas que podrían desarrollarse, sobre todo en el territorio de las sturtaps, la biotecnología y las nuevas tecnologías digitales. Allí estuvieron Guibert Englebienne, uno de los creadores de Globant y el presidente de Endeavor; y Nicolás Tognalli, de la incubadora de empresas de base científica que creó SanCor Seguros hace unos años en Sunchales, Santa Fe. Ambos coincidieron que hay un vasto territorio por desarrollar en los campos de la tecnología.
Pero el plato fuerte fue la charla compartida entre Federico Trucco, el CEO de Bioceres, la empresa de biotecnología argentina que se formó en medio de la crisis de 2001, y Fabián Fay, el titular de Cibic SA, una empresa dedicada a explorar el campo de la medicina genética. Trucco contó que están encarando proyectos juntos para apuntar sobre todo a crear nuevos negocios en el campo de los alimentos funcionales.
De algún modo, el director de Bioceres planteó el ejemplo de su propia empresa para mostrar lo que debería hacer la Argentina: diversificar su abanico de actividades para no depender solamente de sus ventajas comparativas en agricultura. La empresa rosarina, en ese sentido, está abandonando paulatinamente su perfil agropecuario para comenzar a incursionar en otros negocios, a los que denominan como “bioeconomía” o “ciencias de la vida”.
A futuro, a modo de ejemplo, Trucco contó que intentarán producir proteínas recombinantes en plantas, buscarán elaborar biopolimeros para reemplazar los plásticos derivados del petróleo, e incursionarán en el negocio de la salud en asociación con Cibit SA. “La Argentina es un país difícil para monetizar las nuevas tecnología, pero debe tener la mejor conversión del dolar a pipeline en ciencias de la vida”, sugirió el empresario.
El cierre del evento estuvo a cargo de Emanuel Ginóbili, máximo referente del básquetbol y uno de los deportistas argentinos que más se destacó en el exterior del país, quien compartió experiencias de motivación y liderazgo.
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