En las últimas tres décadas la Argentina experimentó un salto extraordinario de los volúmenes producidos de cereales y oleaginosas. Si se tiene en cuenta los seis principales cultivos (cebada, girasol, maíz, soja, sorgo y trigo), el aumento de las toneladas producidas fue de un 287% entre la campaña 1993/94 y la 18/19, donde se logró superar las 140 millones de toneladas.
Ese importante salto en la producción permitió a nuestro país consolidarse como uno de los principales principales productores y exportadores de granos del mundo, donde hoy concentra el el 45% de las exportaciones globales de aceite de soja, el 43% de las de harina de soja, el 17% de las de maíz, el 6% de las de porotos de soja y el 5% de las de trigo .
“La mayor producción se dio, en parte, por un crecimiento del área (+123% entre 1993 y 2019), pero en mayor medida por saltos de productividad. En ese sentido, la intensificación del uso de los recursos elevó la cantidad de nutrientes extraídos del suelo”, comentaron los especialistas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA).
Y agregaron: “De acuerdo con datos del Relevamiento de Tecnología Agrícola Aplicada (ReTAA) la reposición de nutrientes fue del 46% en la campaña 2018/19. Esto quiere decir que por cada 100 kilos de nutrientes extraídos vía cosecha de granos se repusieron sólo 46 vía fertilización, reflejando un balance deficitario”.
En ese marco, y con el objetivo de mejorar la reposición de nutrientes y cuidar un recurso estratégico como el suelo, además de continuar con las mejoras en la productividad y calidad de los productos, se presentó en el Senado de la Nacional el proyecto S-1491/10 que promueve el uso de fertilizantes a través de facilidades tributarias.
El promover el uso de fertilizantes en las áreas de cultivo en la Argentina traería aparejado importantes beneficios, tanto en volumen como económicos. De acuerdo a un informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la promoción de este tipo de prácticas posibilitaría obtener ganancias para la cadena agroindustrial de más de 2.800 millones de dólares, cifra que permitirá generar un aporte para el fisco de casi 660 millones de dólares anuales.
Desde la entidad, a instancias de la propuesta realizada por la Gerencia de Estudios Económicos, también se destacó el impacto favorable que proporcionaría al sector la promoción de una Ley que promueva el empleo de fertilizantes en cultivos intensivos en la Argentina, la cual permitiría la deducción adicional de su liquidación de un modo anual del Impuesto a las Ganancias entre el 50 y el 100% del monto deducible del gasto realizado por el agricultor en este tipo de insumos.
En el trabajo realizado por la Bolsa de Cereales porteña, que actualiza conceptos ya avalados en 2017, se plantea el impacto fiscal y también en la producción a través de un salto tecnológico en los cultivos como resultado de la aplicación de la Ley propuesta.
Impacto económico y fiscal
Desde el punto de vista económico y fiscal, los especialistas de la entidad explicaron que a través del estímulo al uso de fertilizantes en el campo argentino se podría incrementar su consumo entre un 13 y 31%, cifras que permitirían generar un aumento de entre 8 y 18 millones de toneladas de granos en la producción de cereales y oleaginosas.
Esto posibilitaría que el sector agroindustrial generará una recaudación adicional por un monto de hasta 658 millones de dólares anuales, aunque dicho modelo “en el peor de los casos” podría reportar un “resultado negativo” de 163 millones de dólares. “Por otro lado, el valor agregado de la cadena agroindustrial podría incrementarse entre 1.168 millones y 2.883 millones de dólares”, se explicó en el estudio al destacar el impacto que traería el empleo de una política de este tipo.
Además, se indicó que el empleo de una política de desgravación de impuestos “se presenta como un estímulo de importancia para que el agricultor sienta el incentivo a incrementar la aplicación de nutrientes por vía de un sistema de fertilización”.
Dicha política de desgravación impositiva estaría orientada principalmente al modelo que proporcionan cadenas de valor como las del maíz, el trigo, el girasol, la cebada, la soja y el sorgo. Según los técnicos, el mismo permite medir la contribución que hacen la producción y elaboración de estos granos a la economía argentina, tanto en términos de valor agregado como en la recaudación impositiva.
Los especialistas tuvieron en cuenta allí el aporte realizado por los diferentes eslabones de la cadena agroindustrial que van desde la semilla, la fertilización y agroquímicos, hasta su transformación industrial, en la molinería, o bien la cría de pollos, cerdos y/o vacunos. También se dispuso evaluar dos niveles de deducciones (del 50 y 100%) sobre dos hipótesis de aumento del nivel tecnológico que se podría emplear para la incorporación de nuevos y mejores insumos.
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