La industria láctea advirtió sobre su difícil situación en medio de la crisis económica desatada por la pandemia de coronavirus y alertó sobre el complicado presente de muchas de las empresas del sector que están “al borde del colapso por el quebranto de sus balances”, como consecuencia de un combo que conjuga un crecimiento de costos productivos constantes, caída en las ventas, congelamiento de precios y el pedido de aumento salarial por parte de los sindicatos, entre los principales problemas.
Así lo afirmó el Centro de la Industria Lechera (CIL) a través de un comunicado en el cual rechazan las medidas de fuerza tomadas por la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (ATILRA) este jueves y en el cual remarcan su imposibilidad para hacer frente a nuevos incrementos salariales, poniendo de manifiesto “la crítica situación” de la actividad, la cual fue catalogada como una de las “más severas que ha vivido el sector en su historia”.
“Ante las medidas gremiales ejecutadas por parte de ATILRA, el CIL, asociación que nuclea a pequeñas, medianas y grandes empresas del sector, expresa su rechazo a la metodología del conflicto. El CIL se manifiesta a favor de una mesa de diálogo con las autoridades nacionales y los gremios, ante la crítica situación en la que se encuentra el sector, agravado severamente por la caída de ventas y el incremento de costos, en el marco de una pandemia del coronavirus”, indicó la entidad.
En dicho escrito, el CIL puntualiza sobre los diferentes inconvenientes económicos que hacen mella en el sector industrial de la cadena láctea argentina y ratifica su imposibilidad de hacer frente a un aumento salarial para sus trabajadores.
“A la creciente presión sobre la estructura de costos de las empresas lácteas, que este año acumula un aumento superior al 20% y con valores de insumos críticos a precios dolarizados, se suma la imposibilidad de trasladar estos incrementos a los precios de venta desde hace más de 6 meses, lo que está colocando a muchas empresas al borde del colapso por el quebranto de sus balances. En este contexto, no es posible realizar nuevos incrementos en los salarios, cuando nos encontramos en el medio de una de las crisis más severas que ha vivido el sector en su historia”, señalaron desde la industria láctea.
Por otro lado, el comunicado indicó que “el conjunto de la sociedad reconoce y valora el importante esfuerzo que, en el marco de la emergencia sanitaria, vienen realizando los trabajadores y las empresas de la actividad láctea para garantizar el abastecimiento pleno de productos alimenticios frescos y esenciales a todos los rincones de Argentina. Es un desafío que se alcanza, a diario, aplicando rigurosos y costosos protocolos, indispensables, que permiten cuidar la salud de los colaboradores y, por supuesto, garantizar la calidad y seguridad alimentaria de los productos. Este gran esfuerzo se incrementa por las dificultades en el acceso al crédito y la inevitable desaparición del capital de trabajo”.
“Frente a este panorama, reiteramos nuestro rechazo a medidas que causan daños a las empresas y ponen en riesgo el normal abastecimiento de productos, e invitamos nuevamente a una mesa de diálogo tripartito, bajo la indispensable tutela de las autoridades competentes, a efectos de buscar coincidencias que permitan encontrar soluciones alternativas frente a una situación crítica”, concluyó el escrito.
Opinión
El presidente del CIL, Miguel Paulón, explicó a Infobae que si bien hubo un aumento en la producción desde que comenzó la pandemia por parte de la industria, el aumento de costos estructurales y el congelamiento de precios desde “hace 6 meses” pone en “situación crítica” a las empresas del sector. Asimismo, sostuvo que en los primeros meses de la cuarentena hubo estabilidad en el consumo, el mismo se desplazó hacia el segmento de productos más baratos, pero que en mayo empezó a producirse una caída en las ventas.
“No hay una caída de la producción. Al contrario. Lo que pasa es que al aumentar la producción, aumentan las pérdidas, porque hay que destinar a productos que hay que vender con rebaja. Con bonificaciones”, sostuvo Paulón y agregó: “Hay un atraso de precios, porque estamos con el programa Precios Máximos y Precios Cuidados, lo cual produce un retraso significativo calculado entre un 15% y 20%, mientras que el aumento de la producción desde que comenzó la pandemia se ubicó en un 10%. Aproximadamente, hoy se procesan entre 10 y 11 millones de litros diarios, lo que significa un incremento de 1,1 millones de litros diarios más”.
Por otro lado, el dirigente empresarial explicó que en lo que respecta al consumo “se produjo una relación en la cual se venden más productos, pero de menores precios, como la leche pasteurizada o dulce de leche. O sea, el segmento más barato. Estas ventas no llegan a compensar las pérdidas, porque cuando haces la ecuación te da que cada vez estás un poco peor. Cada rojo que aparece en los balances de las empresas, nos pone en alerta. Además, cuando hay que salir a comprar mercadería para stockeo, no hay financiamiento”.
En este sentido, marcó que “gran parte de las empresas están en una situación crítica. Tenemos 20 empresas en el CIL, de las cuales 10 están complicadas. A partir de la pandemia, si bien algunas ya venían complicadas, en otras se agravó la situación”.
Protesta de los trabajadores
El jueves pasado, Atilra convocó a sus representados a realizar un quite de colaboración “ante la postura de las cámaras empresarias de negarse a actualizar los salarios en relación con la inflación en lo que va de 2020” que se extenderá hasta las 24 horas del domingo. En ese lapso, el gremio estableció que “se trabajará exclusivamente la jornada semanal tal cual lo establece en Convenio Colectivo de la actividad, absteniéndose de trabajar días francos durante ese período, y tampoco se deberán realizar horas extras”.
Según Paulón, esta medida “entorpece todo el ciclo de producción. La gente no puede recolectar la leche correctamente y si lo hace no sabe dónde colocarla. Hay compañías con dificultades para distribuir la producción. Faltan bandejas para poder volcar en el mercado esa producción” y remarcó que desde la industria no tienen “la capacidad de dar un aumento. Ya se aplicó un 25% en este año. Quedamos con las ruedas para arriba. Ellos piden ajustar a nivel de la inflación, y para eso, evidentemente, algunas compañías tienen que salir de la cancha. Tampoco es cuestión de aumentar el precio, porque el contexto no da. El aumento de precios no se está dando en el mercado, sino todo lo contrario, por una cuestión de estacionalidad”.
El rechazo de las Pymes lácteas
Los dirigentes de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (APYMEL) también rechazaron y repudiaron la protesta gremial que lleva adelante el gremio Atilra, y advirtieron que la misma, “agrava la situación provocando un mayor perjuicio, no sólo a las industrias y a sus trabajadores sino también a los productores y al público consumidor en general, ya que podría afectar la normal recolección de leche, su industrialización y el posterior abastecimiento”.
Además, señalaron que “la grave crisis del sector industrial en general y de la industria láctea en especial generada por la pandemia, nos ha puesto en una situación límite que no nos permite discutir incrementos salariales. Entendemos la difícil situación que atraviesan los trabajadores y el esfuerzo por ellos realizado, pero esta misma difícil situación la padecen también las Pymes lácteas que han sido las más afectadas a pesar de lo cual siguen manteniendo los puestos de trabajo”.
En medio de la difícil situación, desde Apymel plantearon una salida de la misma mediante un trabajo en conjunto, y sin conflicto. “Si así lo hacemos, saldremos adelante, de la misma manera en que lo hemos hecho en otras oportunidades”.
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