El pago de extras en la cancelación de los bonos argentinos atados a futuras exportaciones de la Argentina, una medida que es evaluada por las autoridades nacionales, abre un debate en el sector agroindustrial, que observa un agravamiento del peso que tienen actualmente las retenciones, provocando una mayor falta de incentivo para el desarrollo de dicha producción y comercio.
Atento a la concreción de una propuesta de este tipo, Carlos Iannizzotto, presidente de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada (Coninagro), aseguró que “las agroexportaciones son lo más competitivo que nuestro país produce. Dominan las ventas externas porque integran más de la mitad de todo lo que se vende al mundo. Ello es fruto del esfuerzo y el trabajo de miles de argentinos, tanto en el campo como en la ciudad”.
También el dirigente ruralista explicó que “la propuesta de incluir un cupón vinculado con el resultado de las exportaciones argentinas para la nueva conformación de la deuda pública, pone bajo amenaza de mantenimiento o elevación los altos tributos que las exportaciones de origen agropecuario pagan, que de hecho son las que más altas retenciones tributan”.
Por ello, tal como se considera desde Coninagro, nuevos mecanismos en materia de deuda externa atados a la exportación, sumados al papel actual que ya presentan los derechos de exportación, conllevan un peso impositivo adicional que “desincentiva una actividad virtuosa” como es la venta al exterior de productos agroindustriales.
Desde la entidad agropecuaria se encendieron luces de alerta frente a la toma de conocimiento, a través de diversas publicaciones, que técnicos del gobierno de Alberto Fernández trabajan en la evaluación y propuesta a los tenedores de títulos de deuda pública nacional sujetos a renegociación, un eventual plus en el pago de vencimientos o intereses futuros, atados a la evolución que tengan las exportaciones del país.
A instancias de los datos aportados a Coninagro, por el consultor internacional Marcelo Elizondo, dicha propuesta, sobre la que se trabaja en el ámbito gubernamental, “la misma opera como un castigo para un sector competitivo y como desincentivo para la producción exportable, hecho que acarrearía una mayor presión fiscal y más desaliento para la producción doméstica de alimentos y productos con valor agregado”.
En su evaluación, desde la entidad ruralista que integra la Mesa de Enlace, se ratificó que “las altas retenciones perjudican más a los pequeños productores, que deben enfrentar el diferencial de precio para sus productos, respecto de sus competidores, que pueden absorber ese costo extra de manera menos compleja”.
“La propuesta en cuestión hace presumir que la administración gubernamental tiene previsto apropiarse de parte de la renta generada por las exportaciones, como ocurre hoy, por mucho tiempo a los efectos de generar recursos para pagos de vencimientos financieros fiscales externos retenciones”, replica también el informe presentado por Marcelo Elizondo, especialista en comercio internacional.
Retenciones
Desde el informe, se consignó también que “las retenciones que aportan las exportaciones del agro generan ya más del 80% del total recaudado por tal medio, y allí las ventas externas de origen agropecuario representan cerca del 60% del total exportado, que en su conjunto están gravadas con alícuotas mayores que el resto de las exportaciones”.
“Esto hace prever –indicó el informe de Coninagro- que la producción de origen agropecuario será la que soportará en mayor grado el pago de esas obligaciones financieras estatales futuras”.
A instancias de los conceptos aportados por Marcelo Elizondo, se puso en evidencia que “dado que el comercio exterior es un circuito de ingresos y egresos, es posible que aún incrementándose las exportaciones, la balanza comercial sea deficitaria por altas importaciones”.
Motivo por el cual se planteó además que “esto puede generar tensión cambiaria (los pagos de deuda se efectúan en dólares) más allá de la evolución misma de las exportaciones (que al contrario de lo expresado, entonces, deben ser alentadas y no castigadas para garantizar el acceso a divisas requeridas para cumplir con pagos externos sin agregar presión al mercado cambiario local)”.
Es por ello, que el propio titular de Coninagro, Carlos Iannizzotto, objetará una propuesta oficial de este tipo al alegar que “el perfil exportador argentino requiere mejores y no peores condiciones de producción y comercialización, por lo que proponer mayores pagos ante mayores exportaciones (lo que supone tributos de esas exportaciones para facilitar aquellos pagos) aparece como un desmentido para una actividad que debe mejorar para lograr más divisas, incrementar la cantidad y la calidad de la producción y contribuir a generar más y mejor empleo”.
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