Las exportaciones del complejo sojero de la presente campaña comercial podrían caer en 1.800 millones de dólares, mientras que la recaudación por parte del Estado nacional en concepto de retenciones sufriría una merma de más de 1.000 millones de dólares, producto de una menor cosecha y precios internacionales bajos. Así lo estimó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) en su informe de cierre de campaña de la oleaginosa.
En rigor, la entidad porteña previó que los ingresos de divisas por exportaciones del complejo sojero alcanzarán los 16.927 millones de dólares, lo que supone una merma con respecto al ciclo 2018/19 de casi el 10%, mientras que la recaudación del fisco en concepto de retenciones se ubicaría en 6.188 millones de dólares, un 14% menos que el año pasado.
Los fundamentos de esta caída en los ingresos provenientes de los despachos al exterior como así también a la contribución a las arcas del Estado, radicaron en una menor cosecha y precios internacionales más bajos a los registrados en la campaña anterior.
La cosecha de soja, que culminó la semana pasada, registró una producción total de 49,6 millones de toneladas, o sea, 5,5 millones de toneladas por debajo de la campaña récord anterior, debido a la falta de agua en gran parte de las zonas productoras del país en momentos críticos del desarrollo del cultivo.
“En esta campaña se produjo una caída importante en la producción, debido a la sequía que golpeó al cultivo en el verano, que fue mucho más fuerte que en el maíz, y donde por primera vez en 23 años vamos a tener más maíz que soja”, explicó el economista jefe de la BCBA, Agustín Tejeda Rodríguez.
Si bien las primeras estimaciones de la entidad respecto a la campaña de soja 2019/20 se ubicaban en torno a las 51 millones de toneladas, las buenas condiciones climáticas en los primeros meses posteriores a la siembra hicieron que las proyecciones escalaran hasta los 54,5 millones de toneladas, casi equiparando al ciclo anterior.
Sin embargo, luego de esas buenas perspectivas apareció un período de falta de lluvias conjugado con altas temperaturas, lo que llevó a que en menos de un mes se le descontarán a las proyecciones de producción unas cinco millones de toneladas.
El impacto de la falta de agua golpeó directamente al potencial de rendimiento, el cual culminó en 29,4 quintales por hectárea (qq/ha), una productividad 12,4% menor a la obtenida en la campaña 2018/19, y 6,5% por debajo del promedio de las últimas cinco campañas. Las áreas más perjudicadas por la sequía fueron la del noroeste argentino (NOA), San Luis, Núcleo Norte, Núcleo Sur, Centro-Este de Entre Ríos y varios sectores de Buenos Aires.
Precios
Otro factor que produjo una caída en las previsiones de exportación y recaudación fue la baja de los precios internacionales de la oleaginosa que repercutieron también en la plaza local.
Según explicó Tejeda, “la soja venía muy golpeada por la guerra comercial entre China y Estados Unidos, y también surgió una retracción en la demanda China (principal importador mundial de la oleaginosa)”.
“A todo esto se sumó la peste porcina africana, con una mortandad muy grande de cerdos en ese país, lo cual hizo que la demanda de poroto de soja para moler y darle de comer a los animales caiga y, por último, ocurrió la pandemia por lo que se produjo un combo para soja que hizo que los precios estén por debajo de los registrados en la campaña anterior”, finalizó el economista.
Seguí leyendo: