El pasado jueves minutos antes de anunciar la prórroga de la cuarentena para combatir el coronavirus hasta el 28 de junio, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, presentó un video institucional donde se mencionaba, entre otras cosas, que la totalidad de las actividades agropecuarias no tienen restricciones para su funcionamiento. Sin restricciones en ningún momento de la cuarentena, el campo funciona al 100 por ciento, reflejaba el spot.
En el campo no hay dudas que la salida de la recesión económica profundizada por la pandemia del coronavirus en la Argentina, será de la mano del negocio agropecuario. Se trata de un sector que el año pasado aportó 6 de cada 10 dólares que ingresaron al país por las exportaciones. Sin embargo, hay diferentes problemáticas que aquejan al rubro y derivan en una enorme incertidumbre para la toma de decisiones en el corto y largo plazo.
El 100% tiene reclamos y algunas quejas. Jorge Chemes, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), en diálogo con Infobae, resaltó: “En tiempos de crisis como los actuales, es de vital importancia que el motor del campo no se detenga. Y especialmente en producciones como la de carnes, leche, granos, hortalizas y frutas, entre otras”.
“Todos los integrantes de las cadenas productivas estamos realizando un enorme esfuerzo para el abastecimiento de alimentos al mercado interno, y también cumplir con el mercado internacional los compromisos asumidos, y de esa manera fortalecer la presencia de los productos nacionales en las principales góndolas del mundo. No es una tarea sencilla porque hay enormes adversidades, pero marca el compromiso de un sector con el país”, sostuvo.
Para el dirigente agropecuario, que integra la Mesa de Enlace, el esfuerzo que están realizando todos los eslabones productivos debe ser acompañado por políticas de Estado que permitan aumentar la competitividad y mejorar la situación económica y financiera de cada uno de ellos. “Hay que definir para los difíciles momentos que atraviesa el país, si el gobierno será o no un aliado estratégico de la agroindustria nacional”, dijo.
“Es muy difícil detener una fábrica ecológica de alimentos, fibras, medicamentos, química, energías, etc, a cielo abierto como es el campo. Se seguirán cultivando plantas, base de nuestra alimentación y de los animales que luego nos proveen de lácteos, carnes, huevos, entre otros productos”, aseguró Sebastián Senesi, director de la Maestría de Agronegocios de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba).
Y ese es el gran interrogante que existe entre todos los integrantes de la cadena productiva. En la actualidad, las señales que se están enviando desde el gobierno, no son claras, sino todo lo contrario. Hay un aumento de la incertidumbre de cara al nuevo ciclo agrícola que ya está recorriendo los primeros tramos con la siembra de los cultivos de invierno, la cual podría ser afectada en el uso de tecnología por parte de los productores si hay problemas en el abastecimiento de los insumos necesarios, como fertilizantes y agroquímicos, en el caso que se profundicen las restricciones cambiarias.
Todos los integrantes de las cadenas productivas estamos realizando un enorme esfuerzo para el abastecimiento de alimentos al mercado interno, y también cumplir con el mercado internacional los compromisos asumidos, y de esa manera fortalecer la presencia de los productos nacionales en las principales góndolas del mundo. No es una tarea sencilla porque hay enormes adversidades, pero marca el compromiso de un sector con el país (Chemes)
“El campo ha puesto de manifiesto en el marco de la pandemia que ha abastecido suficientemente los requerimientos de alimentos que la sociedad demanda, además de ser la principal fuente de ingresos de divisas al país. Es tiempo de mirar a los subsidiados de siempre, que viven reclamando una economía cerrada y prebendaria. También es tiempo de evaluar el motivo por el cual los inversores no confían en la moneda nacional y tratan de cubrir sus bienes y ahorros ante la incertidumbre económica y política que nos rodea”, resaltó Chemes.
Y agregó: “Nos preocupa la constante tentación de la política de explicarnos las dificultades, pero eludir la autocrítica a la hora de asumir sus responsabilidades por sus malas decisiones. Sin asumir los errores, no hay posibilidad de diseñar un futuro diferente al preocupante presente que tenemos. En lugar de idear medidas que castigan a los productores, sería mucho más conducente procurar mecanismos constructivos para incentivar o acelerar el ritmo de inversión productiva y de generación de divisas, partiendo de la premisa que la cosecha es del productor y no del Estado”.
El dirigente confederado, se mostró a favor de un Estado que promueva con sus medidas, “la generación de confianza y la previsibilidad necesaria para apuntalar la inversión, la incorporación de tecnología y el aumento de la producción. Somos pequeños y medianos productores que tratamos cada día de sostenernos y cumplir la meta de la competitividad, y lo hacemos con el acompañamiento de profesionales y el conocimiento que nos dan años y años de trabajo”.
A su vez, Senesi mencionó uno de los principales problemas que afecta actualmente a la producción agroindustrial: la elevada presión impositiva. Al respecto, sostuvo, “la presión impositiva, en general para toda actividad económica hoy en Argentina por parte del Estado, es desproporcional. Y si sumamos restricciones a las exportaciones, un esquema de IVA perjudicial, restricciones para importar insumos básicos, y si desaparecen el nivel de incentivos para invertir en tecnología, bienes específicos, ampliación de capacidad productiva, no se establecen condiciones básicas para realizar negocios”.
Medidas en tiempos de coronavirus
Mientras avanza la labor de los productores tranqueras hacia adentro en medio de la pandemia del coronavirus, desde algunos organismos del Estado se vienen tomando medidas que son contrarias a las que necesita la actividad para su desarrollo.
Por ejemplo, el Banco Central de la República Argentina decidió frenar los créditos a tasas subsidiadas a quien no tenga vendido el 95% de su producción de trigo y soja, y también restringió el acceso al mercado libre de cambios para las importaciones.
Es muy difícil detener una fábrica ecológica de alimentos, fibras, medicamentos, química, energías, etc, a cielo abierto como es el campo. Se seguirán cultivando plantas, base de nuestra alimentación y de los animales que luego nos proveen de lácteos, carnes, huevos, entre otros productos (Senesi)
La última medida del Central, derivó en que los vendedores de insumos retiraron casi todos sus productos de la venta, justo en el momento en el cual se está produciendo la siembra de la campaña fina y se comienza a programar la siembra de los cultivos de gruesa. Pero además, de no modificarse dicha decisión, podría existir una menor siembra por no tener los productores una buena relación insumo/producto, y también menores rendimientos cosechados por un bajo uso de tecnología en los lotes.
“Seguramente que trigo, soja y maíz se seguirá sembrando, probablemente con menor uso de tecnología. La demanda de carnes pareciera que se mantendrá. La pregunta es cómo afectará una política de tipo de cambio diferencial, para quienes tienen que pagar insumos con un dólar de 120 pesos y vender sus productos en el mercado local”, aportó Senesi.
El presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, fue muy crítico de las políticas instrumentadas por la administración nacional. “El gobierno ha tomado una decisión. Ellos tienen el poder político. Nosotros, el campo, la fuerza del trabajo. Esta magra y pobre estrategia sin táctica de aumentar los impuestos no es otra cosa que impulsar un conflicto y empobrecernos más. No sólo para el campo, también para el gobierno, porque el presidente Alberto Fernández fue uno de los hombres que terció en el conflicto por la 125, para evitar la confrontación y hoy, unilateralmente, nos empuja a tomar medidas”, señaló.
Pero además, Chemes se mostró preocupado porque “hoy nos encontramos nuevamente con normativas que diseñadas sobre una planilla de Excel, no tienen en cuenta las características propias, las dinámicas productivas y de integración de la cadena del principal aportante de divisas de exportación, dejándolo fuera de juego en la posibilidad de obtener créditos a tasas lógicas para las actividades productivas, es decir para la generación de empleo genuino”.
Por su parte, Senessi, agregó: “Las decisiones que se toman desde el Banco Central y el Ministerio de Economía a veces no se comprenden, ya que si hay necesidad de dólares, se debería fomentar a las actividades que los generan. Antes del coronavirus, y sostenida en una clara definición de política estratégica, Argentina podría generar rápidamente un incremento de sus exportaciones en alrededor de 15 mil millones de dólares anuales. Eso en el marco de 5 años equivale a una parte importante de la deuda externa Argentina”.
Temor a más retenciones
Las alarmas se volvieron a encender tras la fuerte baja de la recaudación impositiva por los efectos de la pandemia, la suba del déficit fiscal y la necesidad de dólares que tiene la economía nacional que atraviesa una profunda crisis. Una vez más las miradas están puestas en el campo, el sector de mayor dinamismo y generación de divisas a través de las exportaciones.
Si bien el titular de la cartera agropecuaria, Luis Basterra, descartó una y otra vez que el gobierno instrumente un nuevo aumento de las retenciones a las exportaciones del agro, en los sectores ligados a la producción agropecuaria consideran que actualmente Basterra no es el funcionario que toma las grandes decisiones en materia impositiva y en otros aspectos de la política para el campo. Todo se define en el ministerio de Economía, a cargo de Martín Guzmán.
Más allá de esta situación, un informe de la consultora “PBY Agro” señaló que “el riesgo de suba de retenciones existe, por más que venga acompañada de un proceso devaluatorio, provocará una baja del mercado de dólares. Las coberturas flexibles son las más recomendadas para los productores".
Hay que recordar que la Ley de Emergencia Económica, que fue sancionada a finales del año pasado, contempla la facultad para que el gobierno aumente un 3% las retenciones al maíz y el trigo, y ya utilizó la misma para subir las retenciones a la soja. En la actualidad, la oleaginosa tributa una retención del 33%, y los cereales del 12%.
En el mercado de granos, los operadores consideran que antes del aumento de las retenciones, el gobierno impulsaría una devaluación del tipo de cambio que permita mejorar la competitividad de los sectores exportadores.
La agroindustria asegura estar dispuesta a contribuir con el país y a hacerlo como aliada del gobierno nacional. Chemes, lo sintetiza de la siguiente manera: “La paradoja es que con nuestro trabajo sostenemos enormes estructuras burocráticas que hasta ahora no han hecho ningún esfuerzo por ser eficientes, menos aún competitivas y menos aún generadoras de ideas para el crecimiento de la producción en cualquiera de sus segmentos. Hasta acá lo que ha logrado el campo es gracias a la imaginación, la perseverancia y el esfuerzo de las familias que todos los días le ponen ganas y esperanza donde otros no ponen nada”.
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