Se sabe que la innovación no tiene límites. La innovación aplicada a usos agrícolas, por suerte, tampoco. En la última edición de Expoagro se presentó el prototipo RUAS 160, un helicóptero no tripulado que puede realizar aplicaciones de fitosanitarios en zonas difíciles, pero también puede hacer relevamientos fotográficos y, en otro ámbito, cumplir funciones de seguridad nacional y defensa, incluso en misiones de rescate.
El RUAS 160 mide 1,70 metros, pesa 150 kilos, tiene una autonomía de 90 minutos para cubrir unas 30 hectáreas haciendo aplicaciones, pero si se lo requiere para traslado u obtención de imágenes puede relevar 5000 hectáreas en 5 horas, y puede alcanzar los 150 kilómetros por hora.
“Se puede conectar a una estación meteorológica de modo que si las condiciones no son favorables no despega y si cambian cuando está en pleno trabajo se vuelve. También es interesante que según cómo se presente el viento el helicóptero va a elegir la ruta o modo de operación que resulte más eficiente”, resumió Nicolás Marinelli, uno de los padres de la criatura, un joven de 26 años, piloto, apasionado por la tecnología y el aeromodelismo que, además, lleva en la sangre el amor por el campo y las máquinas, pues su padre (Sergio) es contratista rural en la zona de Venado Tuerto.
Los otros que están en el proyecto son una firma de desarrolladores de helicópteros, y el INVAP (Investigación Aplicada), una estatal que funciona con lógica de empresa privada (responsable, por ejemplo del desarrollo del satélite Arsat-1).
Este desarrollo 100 por ciento argentino, en su aplicación agrícola es muy interesante porque permite actuar sobre una maleza o para defender la planta de plagas y enfermedades en zonas en las que no se puede acceder porque hay caminos cortados o porque, los excesos de lluvias impiden que transite una máquina por el lote.
“Permite trabajar en cualquier cultivo, algunos de difícil acceso como el arroz, que se cultiva inundado, con aplicaciones sectorizadas, con prescripciones, por ejemplo, para trabajar sobre malezas en un lote desnudo, lo que se conoce como aplicación selectiva”, explicó Marinelli, quien también advirtió que permite “reducir la huella de carbono y la huella hídrica”. Además, tiene trazabilidad de toda la operación, es decir, tiene registro de todo lo que hizo y en qué condiciones.
Otras funciones
También puede utilizarse para tomar imágenes (5.000 hectáreas en 5 horas de vuelo) algo que es de gran utilidad para ganar tiempo y actuar rápido. Para un productor, para un ingeniero a cargo de una gran explotación, ver los cultivos desde el aire le permite conocer si hace falta algo más de nutrición, o si se ha reducido el follaje producto de alguna plaga o si hay sectores que están anegados, o inundados. Lo que le llevaría horas o días o incluso le sería imposible por la inaccesibilidad, lo puede lograr enviando un dispositivo no tripulado como este.
Marinelli contó también que por el movimiento que hacen las aspas y por la cercanía en la que se mueve a los cultivos permite lograr una muy buena penetración en el follaje, algo fundamental cuando se trata de plagas o enfermedades alojadas en las partes bajas de las plantas ya tupidas.
Dentro de los usos no agrícolas, al RUAS-160 se le podrían asignar misiones de rescate y búsqueda de personas, también se pueden trasladar órganos y detectar incendios en lugares de difícil acceso. En cuanto a la defensa, se pueden monitorear las fronteras marítimas y terrestres a través de cámaras.
En lo sucesivo, la aeronave estará en una exposición de aviación en Chile. Mientras tanto, están desde hace unos meses tramitando permisos de vuelo para estar dentro del marco regulatorio de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y cuando todo esté listo empezarán las tratativas para hacer ensayos junto con entidades y así validar todos los sistemas.
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