En medio del malestar del interior productivo por la elevada presión impositiva y la política agropecuaria del gobierno de Alberto Fernández, en enero pasado cayó un 51% interanual el índice de confianza de los productores, que se ubicó en un valor de 52. Además, el Índice de condiciones presentes es negativo con un valor de 46, mientras que el Índice de expectativas futuras muestra un nivel un poco más alto, con un valor de 56. Así lo reflejó el Ag Barometer que realiza la Universidad Austral.
Estos datos reflejan que la situación presente de los productores y la que proyectan para el mediano y largo plazo, se encuentra en los niveles mínimos. Y a pesar que se pronostican buenos rendimientos para la campaña agrícola, los resultados económicos “serán peores a los registrados en la campaña anterior”. Los mayores índices de pesimismo se encuentran en la provincia de Buenos Aires y en el NOA.
Desde que se realiza el estudio hubo una tendencia ascendente de la confianza de los productores que alcanzó los valores máximos en julio del año pasado antes de las PASO, pero luego del resultado las expectativas cambiaron
El índice se elabora en base a las respuestas de los productores sobre las consultas que se realizan en base a la realidad por la que están atravesando, donde los valores por encima de 100 reflejan que las percepciones futuras superan a las negativas, y por debajo de 100 son las percepciones negativas que superan a las positivas.
Según explicaron desde la Universidad Austral, desde que se realiza el estudio hubo una tendencia ascendente de la confianza de los productores que alcanzó los valores máximos en julio del año pasado antes de las PASO, pero luego del resultado las expectativas cambiaron ante el temor de la implementación de medidas negativas para el campo, como el aumento de las retenciones, que finalmente se concretó en diciembre pasado.
Los especialistas que realizaron el estudio, además comentaron: “En la primera lectura posterior al cambio de gobierno, y ya con las medidas en marcha, vemos en enero 2020 una caída todavía mayor en la confianza de los productores. Como parte de este proceso, los productores adelantaron la comercialización de trigo, maíz y soja de la campaña 2019/20, según lo reflejan las estadísticas oficiales de compras, ventas y embarques”.
“El pesimismo además es alimentado por el incremento en la presión impositiva. Tal es el caso de la provincia de Buenos Aires y otras provincias donde la suba de los impuestos inmobiliarios rurales en muchos casos ha superado a la inflación, incrementando los costos fijos de los productores, sin tener en cuenta las condiciones de rentabilidad de sus explotaciones”, agregaron.
Por otro lado, la caída de las expectativas futuras de los productores está afectando los niveles de inversión en maquinarias y activos fijos, y la Universidad Austral alertó que esta situación podría derivar en el mediano plazo en “la descapitalización del sector”. Sobre este tema, en la encuesta, el 83% de los productores respondieron que es un mal momento para realizar inversiones, cuando en noviembre pasado fue del 79%.
Campaña agrícola
En momentos donde los productores se preparan para la próxima cosecha de soja y maíz, la encuesta de la Universidad Austral mostró que a pesar de las buenas perspectivas climáticas que permitirían obtener un destacado nivel de rendimientos, los productores proyectan peores resultados económicos.
En ese sentido, casi el 80% de los encuestados observa condiciones climáticas favorables o en línea con el promedio, y que de hecho un 77% de los encuestados estima tener rindes iguales o mejores frente a un año promedio, la expectativa de rentabilidad es, en un 62% de los casos, peor que la del año anterior.
El 83% de los productores respondieron que es un mal momento para realizar inversiones, cuando en noviembre pasado fue del 79 por ciento
Al respecto, el informe sostiene, “dado que la variable productiva estaría bien, el condicionamiento negativo estaría provocado por los valores a los que se venderá la producción. El incremento de las retenciones juega un papel muy importante en la caída de los precios, y a todo esto se suma la baja en los precios internacionales de la soja y el desdoblamiento cambiario”.
Además, los precios internacionales se encuentran en niveles similares a los del año pasado, pero en estos momentos la carga impositiva es más elevada, donde se pasó de un 23% de retenciones en soja a 30%, y los cereales de 7% a 12%. Por otro lado, los costos de producción aumentaron por la necesidad de controlar malezas resistentes y el incremento de los fletes.
En la rentabilidad de los productores también impacta la actual situación del tipo de cambio. Al respecto desde la Universidad Austral, expresaron, “el excedente que pueda generarse entre ingresos y costos, se ve licuado al llevarse a dólares por la brecha cambiaria. Por ejemplo, si tomamos el precio máximo que llegó a tocar la soja de 260 dólares por tonelada, y lo pesificamos al tipo de cambio oficial de 60 pesos, vemos que corresponden 15.600 pesos por tonelada, pero esto llevado a dólares usando el dólar bolsa, que es hoy la única alternativa legal para hacerlo, llegamos a 195 dólares por tonelada”.
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