Más de 280 dirigentes de todo el país, en representación de los pequeños y medianos productores, realizaron esta semana un plenario en la sede central de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), con el objetivo de consensuar medidas que permitan a las diferentes economías regionales recuperar rentabilidad y competitividad.
Esta tan importante el desarrollo que tienen las producciones regionales a lo largo y ancho del país, que de acuerdo a los datos preliminares del Censo Agropecuario Nacional, de las 256.881 explotaciones agropecuarias existentes, más del 63% corresponden a las economías regionales.
Durante el plenario se planteó la necesidad de dialogar con las autoridades del próximo gobierno, para que brinden respuestas inmediatas a aquellas producciones que más complicadas se encuentran en la actualidad. Por otro lado, rechazaron los impuestos distorsivos, como las retenciones, y reiteraron el pedido de aumentar las alícuotas de los reintegros a las exportaciones.
En el encuentro hubo una coincidencia en los discursos de los presentes, sobre las dificultades que existen para ofrecer los diferentes productos regionales al mundo, ante los continuos cambios de normativas. A eso se suman los problemas para registrar y desvincular trabajadores temporarios que son necesarios para la cosecha, los altos costos energéticos y de tasas para acceder a créditos, y una falta de política tributaria regionalizada que contemple las asimetrías del interior profundo y el tamaño de las empresas.
“El gran desafío de Argentina es poder insertarse inteligentemente en el mundo con agroalimentos”, dijo el titular de Economías Regionales de CAME, Eduardo Rodríguez, quien destacó los logros que se consiguieron durante su gestión, como el adelantamiento del Mínimo No Imponible pedido por la entidad, la baja de retenciones, el apoyo al proyecto de Ley de Góndolas que ya obtuvo media sanción en el Congreso Nacional, y la Ley de Emergencia Citrícola.
Además, Rodríguez resaltó la importancia del Censo Agropecuario Nacional, “con estadísticas públicas confiables”, y agregó: “La desburocratización del Estado, la apertura de nuevos mercados y la buena predisposición al diálogo son cosas que anhelamos que se mantengan y promuevan en el próximo gobierno”.
Por otro lado, el referente de CAME se mostró a favor que el sector agroindustrial participe del “Consejo contra el Hambre”, propuesto por el presidente electo, Alberto Fernández. Y al respecto, dijo: “¿Quién mejor que nosotros, los productores pymes que producimos gran parte de los alimentos que se consumen?”.
Desafíos
Las propuestas que surgieron desde CAME, están ligadas a políticas laborales, un régimen tributario que permita diferenciar por tamaño de empresa y región, incentivos a la inversión, extensión del Mínimo No Imponible a más actividades productivas, compensación de combustible para bajar el costo del flete, suspensión del impuesto al cheque, un Plan de Conectividad para zonas rurales tendiente a federalizar el acceso a Internet, y seguridad alimentaria como política de Estado.
Ante un escenario con problemas en la cadena de pagos, aumento de los costos de producción y fuerte caída en las ventas de los productores por un menor consumo interno, se reclamó un financiamiento a tasas de interés razonables. El presidente de CAME, Gerardo Díaz Beltrán, dijo: “El aporte al Tesoro Nacional por parte de las Economías Regionales es de $ 520 millones este año en derechos de exportación, por eso resulta fundamental que el sistema productivo tenga crédito para poder seguir movilizando la economía. A diferencia de lo que sucede en otros sectores, el productor que gana dinero inmediatamente vuelve a volcarlo a su producción, reinvierte y arriesga”.
Y por último comentó: “Agregar valor en origen a los productos primarios supone adoptar una mirada integradora, promoviendo la sinergia entre campo e industria, socios estratégicos para el desarrollo argentino. Para ello es imperioso contar con previsibilidad y reglas de juego claras”.
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