La agroindustria aguarda que el resultado electoral despeje la incertidumbre

El sector primario pampeano cumple un rol fundamental en todo lo relacionado al desarrollo social y económico, y a nivel mundial se ha transformado en referente en producción y exportación de alimentos, muchos de ellos provenientes de las economías regionales y con un alto agregado de valor. Y fue determinante para que Mauricio Macri accediera a la presidencia de la Nación, y en sus casi 4 años de gestión fue uno de los pocos generadores de divisas netas por operaciones cambiarias de exportación e importación.

Desde un principio, Cambiemos tuvo una actitud proactiva con la agroindustria, a partir de devolver institucionalidad a la actividad, con una interacción pública y privada a través de las diferentes mesas de competitividad, desde donde se consensuaron medidas para dejar atrás un escenario de confrontación permanente con el anterior gobierno, y que derivó en la puesta en marcha de políticas públicas que causaron mucho daño a diferentes producciones.

Sin dejar de reconocer el esfuerzo realizado por los productores; que enfrentaron en el ciclo previo la peor sequía de los últimos 50 años, para luego inmediatamente invertir y aportar una campaña agrícola récord de 147 millones de toneladas; la decisión en diciembre de 2015 de eliminar retenciones y los Registros de Operaciones de Exportación (ROEs), motivaron un crecimiento del área sembrada, la apertura y acceso a nuevos mercados internacionales y la recuperación del sector ganadero.

Obviamente que perdura desde septiembre pasado el malestar por la reinstalación de retenciones fijas de emergencia, y con una presión impositiva que continua en niveles altos. A esto se suma las complicaciones para el acceso al financiamiento por las elevadas tasas, el incremento de los costos y la incertidumbre de precios y climática.

La realidad en números

Según datos oficiales, el área sembrada pasó de 37.874.500 hectáreas en la campaña 2014/15, a 39.366.550 hectáreas en 2018/19. Ese crecimiento fue acompañado por una adecuada rotación de cultivos necesaria para el cuidado del suelo. En 2014/15, la siembra de todos los cereales era de 15.117.000 hectáreas, mientras que la implantación de oleaginosas sumaba 21.370.000 hectáreas. Mientras que en 2018/19 se equilibró en poco más de 19 millones de hectáreas, con mínimas diferencias.

La cosecha agrícola pasó de 123.074.640 toneladas en 2014/15, al récord de 146.960.500 toneladas en 2018/19, con una suba del 19,4%. El trigo registró 3 récord consecutivos y pasó de 18,39 millones de toneladas en 2016/17 a 19,46 la actual. En maíz se alcanzaron dos producciones récord (49.500.000 toneladas en 2016/17 y 57.000.000 de toneladas en 2018/19).

Por su parte el stock bovino alcanzó en 2019 las 53.945.808 de cabezas, el mayor rodeo en una década. Cabe recordar que en 2010, había caído a 48.949.743 de cabezas. Por otro lado, y luego de 10 años, se utilizó el 100% de la Cuota Hilton, y las exportaciones de carne bovina treparon de 98.687 toneladas equivalentes a res con hueso en todo 2015, a 489.587 toneladas equivalentes a res con hueso en el acumulado enero-septiembre de este año.

Entre enero y agosto de este año dichas exportaciones de carnes rojas aumentaron 46,6%, con China como principal destino. Pero en el mismo período también subieron las de aceite de soja 36,2%; aceite de girasol 36,8%; carne aviar 32,4%; vinos 20,6%; maní crudo 64,3%; y cerezas 77,8%, entre las más destacadas.

Y de la mano de una mayor presencia de Argentina en el plano internacional, el sector logró en los últimos tres años y medio la apertura y reapertura de más de 200 mercados, y solamente en este año se abrieron 34 mercados para 28 productos en 16 destinos. Además, se volvió a exportar carne bovina a Estados Unidos (2019) y limones (2018), después de 17 años, y se firmó el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur.

Por otro lado, se avanzó con el proceso de simplificación de trámites, con varios procesos para realizarlos de manera on line, se derogaron 725 normas para optimizar los procedimientos administrativos para los productores, y el Senasa redujo en más del 83% la cantidad de aranceles.

Expectativas y necesidades a futuro

El desafío para los tiempos que se vienen es mejorar la competitividad para el desarrollo sostenible, fomentar la innovación, mejorar el financiamiento para pequeños y medianos productores y continuar con las reformas en infraestructura.

Por estas horas los productores aguardan que, superada, la etapa electoral, se despeje la enorme incertidumbre que hay en el sector. Mientras tanto, analizan el impacto climático, con falta de precipitaciones en muchas zonas productivas del país, y los efectos de la volatilidad de los precios internacionales.

La suba del tipo de cambio de las últimas horas mejora la competitividad de algunas producciones, pero complica a muchas de ellas porque tienen sus costos dolarizados, por el alto peso del paquete tecnológico que utilizan para sostener la mejora de la productividad y compettividad de sus explotaciones.

El último informe elaborado por Coninagro, sobre 19 producciones analizadas, se encuentran en crisis por diferentes motivos, las producciones de arroz, peras y manzanas, cítricos dulces, el sector forestal, y la vitivinicultura. Además, el informe resalta que atraviesan un proceso de estancamiento y síntomas de crisis: algodón, producción bovina, mandioca, el maní (que va camino a la siembra más baja de los últimos 4 años por los efectos de la crisis financiera y económica) y la miel.

Por último, aparecen en una etapa de crecimiento, la producción de granos, hortalizas, lechería, ovinos, yerba mate, tabaco, y la producción porcina, gracias al aumento de la demanda de China por la crisis que se desató a raíz de la fiebre porcina africana.

El relevamiento de la Universidad Austral reflejó que tras las PASO se registró una caída del índice de confianza de los productores agropecuarios, desde un valor máximo de 137 que había alcanzado en julio 2019 a 74 en septiembre, cayó 45 por ciento.

Por otro lado, el índice que mayor deterioro presentó, es el que está relacionado a las expectativas futuras, desde los próximos meses y hasta 5 años, a 80 puntos, cuando en julio fue de 158, el mayor de la serie, resultando el menor de toda la serie.

En este punto, el 48% de los productores respondió que para los próximos meses piensan que van a estar peor en lo financiero, y 88% teme que se incrementen las retenciones a las exportaciones de trigo y maíz, y 84% también el cargo sobre las exportaciones de soja.

En el caso de la carne vacuna, la expectativa de aumento de los derechos de exportación es de 75%, y que se limiten las exportaciones vía sistema de cuotificación u otras restricciones el 70% de los consultados. Y 57% piensa que pueden volver los ROE rojos.

Además, por el temor de un retorno de las políticas de intervención que aplicó el gobierno anterior, un 30% de los productores decidió modificar sus planes productivos luego de las elecciones primarias, de los cuales 72% sembrará menos maíz, 47% más soja y 30% van a bajar el gasto aplicando menos tecnología.

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