Once años atrás, el 11 de marzo de 2008, el gobierno de la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, presentaba la iniciativa de aplicar un sistema móvil para las retenciones a las exportaciones de soja, trigo, y maíz. La decisión oficial derivó en una protesta agropecuaria que se extendió a lo largo y ancho de la Argentina y un reclamo que fue encabezado por las entidades de productores que luego conformaron la Mesa de Enlace.
La protesta tuvo una duración de 129 días. El 18 de julio de ese año -luego de que el anterior gobierno enviara la Resolución al Congreso de la Nación-, en una maratónica sesión en el Senado, el voto “no positivo” del ex Vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, derivó en la derogación de la polémica medida y el final de un extenso conflicto que tuvo en vilo a todo un país.
En el marco de la Fiesta Nacional de la Vendimia, el actual senador radical por Mendoza, Julio Cobos, dialogó con Infobae y reflexionó sobre lo sucedido hace 11 años atrás, además de referirse al momento actual del país y sus expectativas por el año electoral.
-Senador, ¿Cuál es su reflexión a 11 años de la Resolución 125?
-Nada se construye con intolerancia y sin consenso. Fue un conflicto innecesario, que se podía resolver sin la necesidad de que el Vicepresidente tuviera que desempatar en la votación del Senado. La situación había trascendido la frontera de ser un conflicto sectorial por un impuesto que se quería poner en este caso las retenciones, y se nos había generado un problema social. Con este enfrentamiento comenzó la famosa grieta que todavía no hemos logrado superar. Ojalá que lo sucedido hace 11 años atrás nos sirva de ejemplo de las cosas que no debemos hacer.
-Con el transcurrir del tiempo, el sector agropecuario y el resto de la sociedad, ¿reconocieron que usted fue una figura trascendental para resolver el conflicto?
-A todos los lugares donde voy, siempre está el reconocimiento de la ciudadanía, pero por sobre todo por la pacificación que se logró a partir de mi decisión. Con el sector del campo tengo una buena relación. Y en el 2008 asumí la responsabilidad y como dije, “Que la historia me juzgue”, y hasta ahora me ha juzgado bien.
-¿Algo que recuerde de ese conflicto que hasta el momento no haya contado?
-Fue un momento muy difícil en lo personal, había que estar en ese momento de decisión donde sabía que todas las miradas del país iban a estar siguiendo la decisión que yo tomara. Pero mi mayor preocupación era lo que podía ocurrir en caso que el conflicto no terminara bien. Es por eso que asumí la responsabilidad, pensando que era lo mejor para el país.
-Comparte el trabajo en el Senado con la ex presidenta de la Nación. ¿Se la cruzó en algún momento? ¿Se saludaron?
-Nos hemos cruzado y nos saludamos en el ascensor y en los pasillos del Senado. Debo rescatar que siempre hubo un trato muy educado de parte de los dos.
-¿El gobierno de Mauricio Macri entra en una contradicción al expresar que el campo es el motor de la economía del país pero luego, aplicando medidas que no incentivan a la producción?
-Al sector agropecuario se le está pidiendo un esfuerzo como al resto de los actores de la economía, pero el que más aporta es el campo. El gobierno busca la comprensión del sector para terminar de aportar lo que estamos necesitando hoy que es financiamiento para salir de la crisis, mejorar la calidad de vida de la población y que se recupere el poder adquisitivo que hoy está depreciado por la inflación.
-Once años después del conflicto por las retenciones móviles, seguimos hablando de este tema, y con sectores de la producción que están pidiendo su eliminación.
-Desde el radicalismo dijimos que teníamos que salir del esquema de retenciones y que había que fomentar las exportaciones. Las retenciones son una barrera y un obstáculo que no lo tienen otros países, que tienen una economía sana, con inflación de un dígito y sin retenciones. El problema nuestro es que no tenemos una economía sana y utilizamos las retenciones para sanear la economía. Este impuesto puede servir para una transición, pero la solución estructural para que el país vuelva a recuperar las variables macroeconómicas, son el superávit fiscal, la balanza comercial, las reservas del Banco central, la tasa de interés de un dígito. Cuando tengamos todo esto, seguramente vamos a tener una menor presión impositiva e inflación de un dígito.
-¿Cuánto va influir el mal humor de la gente por la crisis económica en el resultado electoral?
-Creo que va a influir y mucho, pero también pesa la libertad, la división de poderes, y la institucionalidad. Y en ese sentido el gobierno está confiado en que la ciudadanía va a tener en cuenta todo esto último y no solamente la situación económica.
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