En un año que promete quedar en la historia del trigo argentino, el cultivo necesita más que nunca la experiencia de los productores en el cuidado de la sanidad para alcanzar las metas deseadas que indican que para la actual campaña 2018/2019 tendrá, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la siembra más importante de los últimos 16 años con 1,35 millón de hectáreas implantadas sólo en la denominada Zona Núcleo, lo que representa un crecimiento del 22,7% respecto al ciclo anterior.
El último informe de Estado y Condición de Cultivos de la entidad porteña señala que "el 71,9% de la superficie triguera nacional presenta una condición de humedad entre adecuada y óptima, permitiendo avanzar con fluidez con las labores de siembra". Sin embargo, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) agrega que "un 7,2% del área mantiene un estado de sequía, principalmente sobre el NOA, NEA, Córdoba y Centro-Norte de Santa Fe, que provoca una desmejora en la condición de los lotes que transitan etapas iniciales del ciclo fenológico".
En esa línea se expresan los analistas de la BCR, Sofía Corina y Franco Ramseyer, quienes destacan que "los primeros lotes sembrados (con el cereal) ingresan a la etapa de macollaje mientras que gran parte del área transita la etapa de emergencia y foliación. El ambiente frío y seco desalienta la proliferación de enfermedades sin dificultades fúngicas". Pero, ¿qué pasará cuando se desarrolle el cultivo teniendo en cuenta, al menos, las últimas cuatro campañas?
Roya Amarilla, la gran amenaza
En el Informe Semanal de la Guía Estratégica para el Agro de la BCR del pasado 22 de junio, los especialistas apuntaban que "en estos últimos años hubo un cambio muy fuerte en el manejo del cultivo que sigue profundizándose. Se apunta a más rinde, y la fertilización será aún mayor que la del año pasado".
Se está utilizando una genética muy productiva pero también muy susceptible a enfermedades. Ese es uno de los talones de Aquiles del cultivo en la región
En este sentido, cabe recordar que el Centro de Referencia Global de la Roya (GRRC, por sus siglas en inglés) y la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) elaboraron un informe donde afirmaban que la epidemia de Roya Amarilla en trigo en la Argentina fue la más grave desde 1930 y afectó a unas tres millones de hectáreas. De acuerdo al trabajo, "siete de las variedades de trigo más susceptibles tuvieron una severidad foliar promedio de casi el 50% en las primeras etapas de crecimiento (macollaje)"; y destaca que ensayos de fungicidas a campo en áreas epidémicas "mostraron pérdidas promedio de rendimiento de 3,7 t/ha (53%) y con máximos de hasta 4,7 t/ha (71%) en casos severos".
En diálogo con Infobae, el Ingeniero Agrícola Matías Ermacora explicó que 2017/2018 "fue la tercera campaña consecutiva que apareció la Roya Amarilla o estriada, pero en el imaginario quedó como que se hizo presente desde al año pasado por la magnitud y distribución de la plaga. Apareció en determinadas variedades y sitios, pero no significa que no haya estado", dijo. Ermacora es especialista en cultivos de grano y Coordinador de Agricultura para la Zona Norte bonaerense del Movimiento CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola).
De acuerdo a su experiencia, si uno tomara las tres variables que determinan la importancia de una enfermedad (frecuencia de aparición, tasa de progreso y niveles de daños sobre la productividad), históricamente la del año pasado fue la más importante de las campañas bajo estos tres atributos.
Estuvo en todas las zonas trigueras; la tasa de avance fue sorprendente mostrando niveles de progreso mayores a la roya anaranjada (…) con niveles de daño más importantes. Todo esto la define como una enfermedad de relevancia
Preocupación
Ermacora se pregunta: "¿Qué va a pasar si la Roya Amarilla vuelve a aparecer con frecuencia todos los años como lo hizo en nuestro sistema productivo, y como parece que sucede en los países que producen trigo y la han tenido con frecuencia? En los lugares donde ingresó, los productores dicen que llegó para quedarse", advierte el especialista.
El informe de FAUBA recuerda que "un único genotipo (de los tres identificados), del linaje genético PstS13, fue dominante en la mayoría de las áreas muestreadas. En Europa, este genotipo se detectó por primera vez en triticale (un cereal reforzado que procede del cruzamiento entre trigo y centeno) en el norte de Europa en 2015, y una sola raza del mismo genotipo causó graves epidemias en trigo duro en Italia en 2017". También provocó pérdidas en el Norte de África. El hecho de detectar la Roya Amarilla en varios continentes casi al mismo tiempo confirmó la capacidad de este hongo para dispersarse.
El hombre de CREA se mostró cauto y afirmó: "Habrá que ver en qué momento y con qué intensidad aparecerá, pero el productor tendrá que estar atento en función del material que haya elegido, que en momentos como este es clave, porque además de la variedad está definiendo el manejo sanitario posible que va a tener de ese material".
El reporte de la Facultad de Agronomía y del GRRC señala que "históricamente en la Argentina se realiza una sola aplicación de fungicida para el manejo de enfermedades del trigo. En la temporada 2017 la Roya Amarilla apareció en forma temprana y agresiva por primera vez, lo que obligó a los productores a realizar dos aplicaciones de fungicidas en variedades susceptibles".
Sacarle el jugo al trigo
Sin embargo, Ermacora considera que "la sanidad del trigo no es lo más importante a la hora de decidir la variedad que debe adquirir el productor; no es necesariamente un factor para descartar un material de otro, salvo que sea extremadamente susceptible a todas las enfermedades como Mancha Amarilla, Roya de la hoja, estriada o de tallo. Eso sí produce una ventana muy amplia de intervención y complejiza mucho el manejo sanitario", sostiene.
El coordinador de CREA afirma que "el paquete sanitario no es fijo. Hay que comprender que el comportamiento de materiales, en especial para enfermedades biotróficas como son las royas, hoy es de una manera pero tienden a cambiar. Estamos viendo un uso y abuso de las variedades que tienen un comportamiento en las primeras dos campañas, pero en la tercera esa misma especie lo perdió. Eso está relacionado a la exposición que tiene el material, es decir, cuánto forzamos al sistema en el nivel espacial y temporal", aseveró.
En este sentido, Ermacora puso como ejemplo cómo muchos productores se entusiasman al momento de elegir una variedad porque tuvo buenos rendimientos gracias a un excelente comportamiento frente a las enfermedades, y por tal motivo, repite la acción año tras año. No obstante, remarca que "la poca vida útil que le estamos viendo a las variedades tiene que ver con responsabilidades compartidas ante esta situación de concentrar su uso".
Las responsabilidades son compartidas, desde el proveedor hasta el asesor que ayuda al productor
"Los semilleros concentraron la oferta en una base genética similar. Una sola variedad es padre de la mayoría de los materiales que estamos usando. Como usuarios, la irresponsabilidad está en agotar el material una campaña tras otra".
Más allá de la Roya
En los últimos días, una señal de alerta se encendió en el sur de la provincia de Buenos Aires. La Red de Conocimiento en Malezas Resistentes de la Asociación Argentina de Productores en Siembra directa (Aapresid) informó que la Cebadilla Criolla (Bromus Catharticus, según la denominación científica) logró la resistencia al glifosato. El hombre que encendió la alarma fue el investigador del Conicet e integrante de la Chacra Experimental Integrada Barrow, Marcos Yanniccari, de la localidad de Tres Arroyos. La resistencia por parte del a maleza no tiene antecedentes internacionales.
Desde Aapresid subrayan que el mayor inconveniente que ocasiona esta especie es en barbecho y cultivos de trigo y cebada. Para alcanzar un control de alrededor del 50% de las plantas hubo que duplicar la dosis recomendada de glifosato. Los especialistas de la entidad confirmaron que "el factor de resistencia calculado rondó el valor de 4, es decir, en la población resistente es necesario cuadruplicar la dosis para alcanzar el mismo nivel de control que en una población susceptible".