Los autos modernos son más voluminosos y más caros que antes. Se puede comprobar al poner un modelo de los años 60 o 70 junto a la versión actual de ese mismo vehículo. Pasa con el Mini Cooper, con un Fiat 500, con una Ford Bronco, un Honda CR-V, un Toyota Corolla o un Porsche 911. La lista sería interminable porque, en efecto, la situación se replica en casi todos los modelos de autos, y obedece a dos condiciones ineludibles: mayores estándares de seguridad y mayor equipamiento.
“A medida que pasó el tiempo, la gente empezó a pedir mejor confort como la refrigeración, por ejemplo, ya sea frío o calor, y eso requiere un equipo más importante, con un motor más grande, un radiador más grande también. Y a eso hay que sumarle todo el confort y los sistemas de seguridad que tienen los autos modernos. Los autos crecen porque adentro porque hay que instalarles sistemas de seguridad que antes no existían, como la cantidad de airbags. Y eso hace que se incremente el espacio, todo eso ocupa más lugar y genera más peso”, describió el diseñador argentino Juan Manuel Díaz, quién pasó por los centros de diseño de Alfa Romeo y Audi y hoy es consultor externo de diversas marcas en Europa.
Es cierto, además de los airbags, los autos actuales tienen tanta electrónica que ocupa espacio, desde las pantallas como lo más básico y visible, hasta toda la batería de asistencias a la conducción (ADAS), que incluye sensores, cámaras y radares. Aunque un sensor sea muy pequeño, tiene una instalación por detrás, un módulo de control, y el automóvil tiene una gran computadora que recibe toda la información exterior para procesar las órdenes necesarias.
Los fabricantes intentan desarrollar tecnología amigable, intuitiva y complementaria de las acciones del ser humano que conduce, pero no siempre eso sale bien a punto tal que las principales organizaciones que controlan los estándares de seguridad de los autos en Estados Unidos NHTSA (Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras) y en Europa con Euro NCAP, ya están planteando que algunas funciones deben volver a ser analógicas o bajarán el puntaje de estrellas que se otorga en los ensayos que se hacen sobre cada modelo.
Un reciente estudio de JD Power, denominado “Índice de experiencia tecnológica (TXI) 2024″ basado en las respuestas de 81.926 propietarios de automóviles en Estados Unidos, ha demostrado que si bien algunas funciones avanzadas de los vehículos son bien recibidas por los conductores, otras no resultan necesarias o no cumplen con las expectativas de los consumidores. Como consecuencia, se destacaron qué tecnologías aportan realmente valor y cuáles son consideradas un costo innecesario en un automóvil.
Entre las positivas se encuentran el frenado autónomo de emergencia, el aviso de desvío del carril, el asistente de estacionamiento o tránsito cruzado trasero e incluso el climatizador automático bizona. Sin embargo, para la mayoría de los encuestados, hay otras funciones o servicios de los autos modernos que “pretenden resolver problemas que los usuarios no tenían”, y que resulta interesante conocer.
Reconocimiento facial, el acceso con huella digital y los controles gestuales han demostrado ser los que menos interés tienen para los conductores, y esto se puede comprobar porque son servicios que la mayoría desconecta para el uso cotidiano de los vehículos.
Algo similar ocurre con el centrado de carril o el control de crucero adaptativo, aquel que mantiene la velocidad y distancia con el vehículo que va delante. Aunque son herramientas que utilizan la Inteligencia Artificial con una precisión asombrosa que avanza día a día, el grado de uso de estas asistencias es de 7,61 en una escala de 10, con un alto grado de desactivación por parte de los usuarios. En el caso del primero porque resulta molesto con sus constantes alertas o correcciones, en el segundo, por cierta desconfianza en su efectividad que todavía persiste.
Pero a la vez, existe una contradicción. Una de las cosas que más molesta a los conductores es el aviso de tomar el volante con las manos mientras el Control de Crucero Adaptativo está activado, lo que permite inferir que para las personas no hay término medio: o conduce el auto o conduce el hombre.
El otro dispositivo que más gente cuestiona según el TXI 2024 es la pantalla para los pasajeros. Curiosamente, sólo el 10% de los automóviles en Estados Unidos llevan cotidianamente un ocupante de la butaca delantera derecha, lo que hace que para la mayoría de los encuestados, esa pantalla para uso exclusivo del acompañante, sea un gasto innecesario. Además, muchos propietarios critican que esta tecnología tiene problemas de usabilidad para el conductor porque lo distrae de la tarea de prestar atención al tránsito.
Otras tecnologías que han sido criticadas son los botones hápticos (detectan la presión de un dedo humano y devuelven una vibración como respuesta), algunos sistemas de one pedal drive (conducción regenerativa en autos eléctricos para recargar batería al desacelerar) que son muy invasivos para los conductores, e increíblemente, muchos vehículos que no tienen botones físicos para encender o apagar la radio y subir o bajar el volumen. Y es cierto, en el afán de digitalizar absolutamente todo, hay muchas marcas que olvidaron la practicidad y le complicaron la vida a los usuarios con tecnología innecesaria.