Así como no es normal que se solapen dos fines de semana largos de modo tal que sólo queden dos días laborales como un “sándwich”, y que esto cause tantos problemas para quienes deben producir como beneficios para quienes pueden salir de vacaciones enlazándolos, no es normal tampoco que seis de las nueve plantas automotrices que producen vehículos en Argentina decidan parar sus líneas esos dos días, generando un período de nueve días sin actividad, con las consecuentes pérdidas que representa.
Quizás esta es la gran cuestión. Así como cuando hay una medida de fuerza como los paros generales se suelen cuantificar las pérdidas que representan no producir para una fábrica, sea del rubro que sea, nueve días sin manufactura podría ser algo similar. Salvo que, en el contexto 2024 de una industria que debe fabricar menos autos porque cayeron las ventas, sea más conveniente aprovechar cada oportunidad para no producir innecesariamente –y evitar altos costos– sabiendo que no habrá rentabilidad a cambio.
“No es negocio fabricar autos que no vas a vender. Si por algún motivo las ventas caen consistentemente, tenés que adecuar tu producción a la nueva realidad. Claramente en este momento hay más oferta que demanda y por eso se ven bonificaciones, promociones y descuentos. Lo que se fabricó es un stock que hay que vender, y hasta tanto eso suceda, hay que adecuarse al mercado. Una playa de estacionamiento llena de autos es capital que se pierde”, contó un ejecutivo de finanzas de una terminal argentina a Infobae.
Entonces, ¿por qué seis plantas decidieron enlazar ambos fines de semana largos sin actividad fabril? Una respuesta general bastante acertada sería que aprovecharon a parar porque este año se van a vender menos autos.
Efectivamente, la industria automotriz argentina está padeciendo una fuerte baja de ventas de unidades cero kilómetro debido a la crisis, lo que repercute de modo directo en la producción de la mayoría de las plantas. Sin embargo, no es el mismo caso para todas, porque hay marcas que tienen su fuerte en las exportaciones y otras en el mercado interno.
Al 1 de junio de 2024, última medición oficial publicada por la Asociación de Concesionarios de Automotores (Acara), las ventas cayeron un 22,1% en comparación con los primeros cinco meses de 2023, mientras según ADEFA, la entidad que nuclea a las fábricas de automóviles, la producción nacional de vehículos cayó un 23,8 por ciento. Esto no hace otra cosa que confirmar que, aunque las terminales insistan con ganar competitividad para las exportaciones como modo de equilibrar sus números, el impacto general de la baja de ventas en el mercado interno está impactando fuertemente en las operaciones de las marcas en el país.
Las que tomaron la decisión de no fabricar los días martes 18 y miércoles 19 de junio, fueron Fiat, Renault y Nissan, en Córdoba; General Motors en Santa Fe, y Toyota y Mercedes-Benz en Buenos Aires. Sin embargo, no en todos los casos fue por la misma razón.
Oficialmente, Toyota dijo que hubo un retraso con un buque que traía ciertos componentes de Asia y que esa demora generó que decidiera parar martes y miércoles para dar tiempo a que se recupere el flujo de piezas. Entre el sábado 29 de junio y mediados de agosto, prometieron, se fabricarán las unidades que no se pudieron producir los dos días que no se trabajó en Zárate entre fines de semana largos. Toyota trabaja normalmente en tres turnos de lunes a viernes, lo que implica que en tres sábados de doble turno lo podrían compensar.
Mercedes-Benz aclaró lo mismo respecto a la producción de Sprinter al decir que “las unidades no producidas se irán recuperando en las semanas sucesivas”.
Chevrolet, por su parte, aclaró que se decidió no producir por una estrategia de reducción de costos. El resto de las fábricas no dieron mayores precisiones, por lo que se puede inferir que Renault, Nissan y Fiat no fabricaron autos por falta de suministros o por una necesidad de adecuar niveles de producción a la demanda actual.
Las otras tres fábricas de automóviles o utilitarios, Ford, Peugeot/Citroën y Volkswagen trabajaron con normalidad los dos días hábiles de la semana pasada. En los dos primeros casos porque la demanda externa lo requiere. Tanto la pick-up Ford Ranger como el nuevo Peugeot 2008 que ya se está produciendo para ser lanzado en pocos días, necesitan volumen de unidades. En cambio, Volkswagen está adecuando la línea para la renovación de la Amarok que también llegará en agosto, por lo cual necesitaba usar esos dos días también. Esos días sólo fabricaron Taos.
Si hubiera que ensayar una respuesta que englobara a toda la industria automotriz, esta debería ser que si de los 449.480 autos que se vendieron el año pasado, el mercado argentino está proyectando que llegará a fin de 2024 a unos 370.000, habrá una baja que rondará el 18 por ciento.
En 2023, las plantas argentinas fabricaron 610.000 unidades y exportaron 325.000 autos, es decir que 285.000 quedaron en el país. Pero este año entraron muchos más importados que el año pasado no podían hacerlo por las limitaciones de los permisos de importación. Esto achica la producción local para el mercado doméstico, porque salvo que se invierta la ecuación, las exportaciones en los primeros cinco meses del año son un 17,7% menos que las del mismo período del año anterior.
Si hubiera que fabricar unos 60.000 autos menos este año y cada día se producen 2.700 unidades entre todas las marcas, es razonable que lejos de perder, lo que esté sucediendo sea que la mayoría de las terminales simplemente se esté cubriendo de un negocio que este año será más bastante más chico.