Tourbillon: el primer Bugatti híbrido tiene espíritu analógico y mantiene la ambición del creador de la marca

Con casi 2.000 caballos de potencia en un motor V16 de Cosworth, es el primer modelo de la nueva era, en que la electrificación llega a los hipercars. Cuesta 3,8 millones de euros y sólo habrá 250 unidades

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El Tourbillon es el primer auto hibrido de Bugatti, compañía que ahora controla el empresario croata Mate Rimac, creador de su propia marca de súperautos eléctricos
El Tourbillon es el primer auto hibrido de Bugatti, compañía que ahora controla el empresario croata Mate Rimac, creador de su propia marca de súperautos eléctricos

Después de tomar el control de Bugatti, este es el primer auto que Mate Rimac lanza al mercado de los hipercars, una categoría creada por la marca y sostenida a través de los modelos Veyron y Chirón. No es casual entonces que el Bugatti Tourbillon, el reciente producto presentado mundialmente este viernes, sea el primer híbrido de la marca francesa creada por Ettore Bugatti.

Italiano de nacimiento pero francés por adopción, Bugatti fundó la marca en 1909 en Molsheim, Alsacia, caracterizándola con el sello de autos exclusivos. “Nada puede ser demasiado hermoso, nada puede ser demasiado costoso”, fue el lema que aún hoy, ya fuera de la familia que le dio nombre, mantiene ese legado como una huella digital.

El Tourbillon tiene la fisonomía de los modelos precedentes con algunas modificaciones personales externas, aunque la verdadera revolución está en su interior y en su mecánica. El motor de combustión interna es un poderoso V16 de 8.3 litros de cilindrada desarrollado conjuntamente con Cosworth, la empresa que inventó el famoso motor Ford V8 que utilizó la Fórmula 1 entre los años 60 y 90, nada menos.

Las líneas del Tourbillon son las características de los modelos previos de Bugatti como el Veyron y el Chiron
Las líneas del Tourbillon son las características de los modelos previos de Bugatti como el Veyron y el Chiron

Ese motor térmico de gran capacidad cúbica está compuesto, a diferencia de los clásicos W16 de Bugatti, de dos cuerpos de 8 cilindros cada uno, cuando lo habitual era que fuera más voluminoso con cuatro bloques de 4 cilindros unidos en “W”. La potencia de este motor V16, que no tiene turboalimentación alguna sino es sólo un aspirado convencional, alcanza los 1.000 CV a 9.000 RPM con un torque de 900 Nm.

La hibridación se produce al combinarlo con tres motores eléctricos, alojados dos adelante y uno atrás, que juntos consiguen agregar otros 800 CV de potencia gracias a su alimentación por una batería de iones de litio de 24,6 kWh. Así, al utilizarse el tren de propulsión completo, la potencia total del Tourbillon es de 1.800 CV, uno de los autos más potentes del mundo. La autonomía 100% eléctrica, un detalle que parece menor pero que tiene su raíz en dotarlo de propulsión sustentable para recorridos urbanos, algo inusual y en todo caso breve para un auto de estas características.

La tracción del motor térmico es únicamente hacia las ruedas traseras a través de una caja automática de doble embrague de 8 velocidades. Los dos motores delanteros, en cambio, son los encargados de mover las ruedas delanteras, por lo cual el Tourbillon es un vehículo de tracción en las cuatro ruedas cuando funciona con ambos trenes de propulsión y sólo tracción delantera en modo eléctrico.

El interior con un cuadro de instrumentos completamente analógico. Los relojes de velocidad y RPM comparten el mismo cuadrantes con agujas más largas y cortas entre sí
El interior con un cuadro de instrumentos completamente analógico. Los relojes de velocidad y RPM comparten el mismo cuadrantes con agujas más largas y cortas entre sí

Gracias a un torque térmico y eléctrico que está cercano a los 2.000 Nm – no fue oficialmente comunicado- el auto es capaz de alcanzar nada menos que 445 km/h en su modo Speed Key (llave de velocidad). Pero lo asombroso es el valor de aceleración que tiene, ya que puede llegar de 0 a 100 km/h en tan sólo 2 segundos, y lograr los 400 km/h en nada más que 25 segundos con partida detenida.

En cambio, cuando el auto se utiliza en su modo convencional, la velocidad máxima sólo alcanza para llegar a 380 km/h. Para que esto sea posible, el peso del auto es fundamental. Bugatti ha logrado que no se superen las dos toneladas, lo que permite una relación peso potencia suficientemente buena para semejantes valores de performance. El Tourbillon pesa 1.995 kilos en vacío.

La otra revolución está en el habitáculo. Lo más llamativo es su instrumental, completamente analógico y realizado con estándares de relojería suiza. Ese instrumental está alojado dentro del aro del volante, pero no como parte del mismo sino como una pieza completamente separada, que no se mueve al girar la dirección.

El reloj central, además, tiene incluidos dentro del mismo cuadrante la aguja que marca la velocidad en un tamaño más grande y la que marca las RPM en uno menor, del mismo modo que las horas se marcan con una aguja más corta que los minutos en un reloj análogo convencional.

La apariencia del interior no tiene pantalla alguna, salvo cuando el conductor quiera hacerla visible. Está guardada en el interior del tablero para mantener el estilo analógico
La apariencia del interior no tiene pantalla alguna, salvo cuando el conductor quiera hacerla visible. Está guardada en el interior del tablero para mantener el estilo analógico

Finalmente, un detalle que no pasa desapercibido es la ausencia de una pantalla en todo el tablero. Pero no es porque no exista, sino porque para preservar el estilo de diseño del vehículo, esa pantalla de cristal líquido está guardada y sólo se extiende por pedido de su conductor.

“Sí, es una locura construir un nuevo motor V16, integrarlo con un nuevo paquete de baterías y motores eléctricos y tener un cuadro de instrumentos de relojería suizo, piezas de suspensión impresas en 3D y una consola central de cristal. Pero es lo que Ettore hubiera hecho, y es lo que hace que un Bugatti sea incomparable y atemporal. Sin ese tipo de ambición, se podría crear un gran hiperdeportivo, pero no se crearía un icono para la eternidad”, dijo Mate Rimac en la presentación.

El modelo será una edición limitada de sólo 250 unidades que comenzarán a entregarse recién en 2026. Tiene un precio de 3,8 millones de euros y antes de ser presentado oficialmente, ya tenía buena parte de su producción vendida a los clientes exclusivos de Bugatti.

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