El conjunto de decisiones tomadas por el Ministerio de Economía el pasado viernes, por las que se intenta devolver parte de la competitividad perdida en los últimos años a la industria automotriz argentina a nivel de exportaciones, fue en general tomado como una buena noticia para el sector que produce vehículos en las 13 plantas que están radicadas en el país. Así lo expresaron desde la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA), y también desde la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), aunque para algunos actores no fueron las decisiones esperadas o al menos no en la dirección que se pretendía.
Al menos eso expresó en la red social Linkedin, Federico Pieruzzini, presidente de la empresa importadora multimarca Eximar, al decir que “en el sector automotriz también hay una casta, no la ven?”, en referencia a los beneficios industriales de las medidas anunciadas por Luis Caputo en su cuenta de X (ex Twitter).
La inquietud general de la industria automotriz y autopartista, que se viene transmitiendo en cada oportunidad que sus ejecutivos pueden hacerlo tanto a nivel de gobierno como en la prensa, es que la alta carga impositiva que tiene producir y comercializar automóviles en el mercado argentino atenta contra el crecimiento de las ventas tanto a nivel de consumo interno como de exportaciones.
Luego de varias reuniones entre los representantes técnicos de las terminales automotrices y el Secretario de Comercio, Pablo Lavigne, finalmente el 11 de abril se produjo el encuentro con el Ministro de Economía, Luis Caputo, y su equipo en el Palacio de Hacienda, y si bien hubo optimismo aunque un “pacto de caballeros” de no revelar mayores detalles, en cuestión de dos semanas aparecieron las primeras novedades.
Las medidas fueron esencialmente cuatro, tres de ellas que generan mejoría en las condiciones para los fabricantes y una que engloba al sector automotor en general. Entre las primeras están la decisión de devolver las exportaciones incrementales de automóviles sin retenciones, la de bajar los impuestos y aranceles a las importaciones temporales de insumos y componentes que se utilizan para producir automóviles destinados a los mercados del exterior, y la de reducir fuertemente el impuesto que se aplica a la importación de moldes y matrices para producir elementos en Argentina.
La cuarta medida, la que beneficia a todos, es la de autorizar las homologaciones técnicas de automóviles de Brasil para nuestro mercado, lo que redunda en un doble beneficio para fabricantes e importadores sin plantas locales, porque además de evitarse entre seis y ocho meses como los que demanda hacer todos los trámites ante los distintos organismos del estado, se ahorra una suma de dinero que para los importadores tiene mayor magnitud que para las terminales, y que es de aproximadamente USD 8.000 por cada modelo a homologar.
Esta última decisión es probablemente una consecuencia directa de tener como nuevo presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), a Daniel Afione, quién durante muchos años se desempeñó en cargos de alta responsabilidad en Toyota Argentina y por lo tanto es una persona con un amplio conocimiento de la problemática de la industria automotriz.
Sin embargo, algunas voces se alzaron mostrando cierto disconformismo con las medidas, provenientes del sector vinculado a los importadores. En reserva y sin intentar generar polémica pero mostrando que se esperaba alguna otra decisión, hubo quién planteó que “a nosotros no nos molesta que los fabricantes obtengan algunos beneficios que les permiten ser más competitivos, porque de algún modo ellos son los que hacen las inversiones más grandes en el sector. Cuanto mejores condiciones logren, va a ser mejor para todos. Lo que sí nos parece que debería existir es una condición similar para importar tanto para ellos como para nosotros”, dijeron desde una importadora.
La referencia parece señalar el beneficio de poder importar partes sin pagar Impuesto PAIS cuando se trata de importaciones temporales, que termina beneficiando a los fabricantes. En una mirada macro, podría decirse que una planta que produce el 70% de vehículos para exportar, tendría un beneficio muy grande en sus utilidades contra una importadora que sólo trae autos terminados, incluso si algunas de esas unidades se venden después a otro país vía Argentina.
Pero la opinión de Pieruzzini fue más fuerte y directa. El representante de Land Rover, Jaguar, MG, Volvo y Geely en Argentina dijo que “las medidas enunciadas por Luis Caputo apuntan sólo a beneficiar a las multinacionales que arman autos en el país, muy poquito para bajar el precio exorbitante por impuestos y aranceles que el consumidor paga por los autos en Argentina. Las unidades que producen son en general en un 70% armadas con piezas importadas, que la cantidad del personal que difunden y comentan a través de la prensa no es cierta, y por último punto, como lo más importante, que se trata de una industria deficitaria para la Argentina”, cerrando con la frase enunciada en el inicio: “En el #sectorautomotriz también hay una #casta. #Nolaven?”.
Pieruzzini es uno de los empresarios que celebró públicamente las ideas que llevaron a Javier Milei a la presidencia de Argentina, y manifestó su esperanza en una apertura total a la importación de automóviles sin arancelamiento para los que provienen de extrazona y que representa una natural desventaja para los importadores de autos provenientes de Europa, Asia o Norteamérica.
A fin de año pasado, durante la presentación del nuevo Defender en Buenos Aires, el empresario le comentó a la prensa presente que si el gobierno levantaba las SIRA y eliminaba el 35% de arancel o a menos lo bajaba a un 20%, el volumen de autos que se venderá les permitirá recaudar más que manteniendo el arancel actual. La primera medida se tomó, pero la segunda aún no, aunque hay una razón para que así ocurra.
Se trata del convenio de comercio que Argentina tiene con Brasil, ACE14, por el cual hasta junio de 2029, ambos países se pueden comprar y vender autos entre sí con cero arancel de importación y un Flex que pretende regular un equilibrio en el flujo de importaciones y exportaciones, pero que a cambio exige a ambos países a mantener el 35% de arancel a los autos terminados que llegan desde extrazona. La única manera de adelantar esa fecha es logrando el acuerdo de Brasil para hacerlo o rompiendo relaciones de comercio con ellos, y esos no parecen ser escenarios posibles.