Si hubiera que enunciar los desafíos que tienen por delante los autos eléctricos para poder imponerse como el futuro de la movilidad por sobre los convencionales vehículos con motores de combustión interna, esos serían, sin lugar a ninguna duda, la autonomía, la infraestructura de carga y el precio. Después hay muchas otras cosas por mejorar o desarrollar, pero esas tres son las esenciales.
Cuando una terminal argentina decide importar autos eléctricos de su casa matriz o de la fábrica donde se produzca en otra parte del mundo, tiene que lidiar con esas tres condiciones intrínsecas para cualquier automovilista del mundo, más enfrentarse a una enorme maraña de impuestos y aranceles que duplican el valor con el que se lo subió al barco para que llegue a esta parte del mundo. Pero ese es otro tema, que condiciona el desarrollo de la movilidad eléctrica en Argentina, que la mantiene como un segmento de nicho, y que sólo se puede solucionar con una Ley de electromovilidad y con una reforma fiscal profunda.
Le pasó a Renault con la Kangoo Z.E. en 2018, le pasó a Nissan con el Leaf en 2019, a Audi con los e-tron entre 2020 y 2022, a Ford con el Mustang Mach-E en 2023 y ahora a nuevamente a Renault con el Kwid E-Teh y el Mégane E-Tech. Son autos maravillosos, que tienen una tecnología completamente innovadora y revolucionaria, pero que se tienen que desenvolver en ciudades que no están preparadas para esta forma de propulsión.
Un par de años atrás, la por entonces CEO mundial de DS, Beatrice Foucher, dijo en su paso por Buenos Aires que “cuando nosotros comenzamos a trabajar con autos eléctricos en 2012 en Europa, los países no estaban preparados. No había enchufes para autos, excepto en los hogares. Sin embargo, vimos que todas las casas tienen electricidad pero no tienen un surtidor de combustible. Entonces, es fácil cargar un auto eléctrico. El tema de los países y su infraestructura es como la historia del huevo y la gallina. ¿Qué hay que tener primero, los autos para construir la red o la red para traer los autos?”.
Con esta idea rondando en la cabeza de los ejecutivos de todas las marcas de automóviles que decidieron traer autos eléctricos a Argentina, se atacan uno de los problemas de esta tecnología, el de la infraestructura. Descartado el precio, porque está claro que estos autos los comprarán personas con un importante poder adquisitivo, al menos por el momento, es tiempo de probar la autonomía.
Ford Argentina tuvo la idea de utilizar un evento muy especial como son las 24 hs de Buenos Aires para poner a prueba los Mustang Mach-E que llegaron a fin de año a nuestro mercado. Esta carrera, que fue famosa en los años 70 como un evento del campeonato argentino de la categoría Turismo Anexo J, es desde hace tres años una competencia de regularidad con velocidad controlada, en la que participan todo tipo de vehículos, que se inicia el sábado al mediodía y termina el domingo a la misma hora. Poco a poco se fue convirtiendo en un clásico nuevamente, aunque ahora no como una competencia deportiva sino como un entretenimiento con automóviles.
Pero había otra motivación para ir con una “tropilla de Mustang” al autódromo capitalino, y esa era aprovechar la coincidencia de fechas para iniciar los festejos en Argentina de los 60 años del Mustang, que comenzó dos semanas atrás en Sao Paulo, Brasil, y que tuvo réplicas en todo el mundo. Para eso se convocó al Mustang Club para que participara de un evento previo a la competencia, con un desfile de modelos de todos los tiempos, y el armado en la zona de la curva de la confitería, de un número 60 con los propios autos sobre el césped.
Volviendo al evento principal, para esta “prueba de fuego” del Mach-E, se destinaron dos unidades exactamente iguales, del mismo color incluso, que tendrían tres pilotos cada uno. Uno con Kalil Zschocke y Axel Margossian del Mustang Club of Argentina, y otro con los periodistas Guillermina Fossati, Orlando Cristófalo y Carlos Cristófalo. Además, aprovechando que en todo el mundo se están festejando los 60 años del Ford Mustang, también pusieron en pista un Mustang Mach-1 V8, que tripularon Oreste Berta (h), Gustavo Der Ohanessian y Marcelo Balestrini.
Por el formato de la carrera, todos la totalidad de los autos que se inscriben para participar están divididos por categorías y a la vez por grupos, de modo que no están simultáneamente todos en pista las 24 horas, sino durante dos horas continuas con una pausa de otras dos horas al terminar cada turno.
Así fue como las tripulaciones de los Mustang eléctricos, aunque competían en la misma división, estuvieron en diferentes momentos en el circuito, lo que permitió que no se superpusieran para recargar la batería en el cargador de YPF que estaba fuera del circuito, en una estación de servicio sobre avenida General Roca, a la que hubo que recurrir en cada oportunidad.
La experiencia fue mejor de lo esperado. En cada turno de pista, el promedio de velocidad durante 120 minutos continuos de marcha fue de 80 km/h. Esto implicó un recorrido de 150 km en los cuales se consumía el 44% de la batería que empezaba siempre al 100%. Que nunca haya bajado del 50% tras cada turno implica que el auto podía haber realizado dos turnos completos sin recargar y dejar un resto para hacer los 2.000 metros que conectaban los boxes del autódromo Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires con la estación de recarga externa. El cargador tenía dos conectores, un CCS2 y un Chademo, con 50kw y 60kw respectivamente. Los Mustang usaron el primero de ellos y demoraba una hora en completar ese 44% hasta volver a “tanque lleno”.
Teniendo en cuenta que los autos eléctricos están pensados para uso urbano, y que la velocidad promedio no es más de 40 km/h bajo esa condición, la medición de lograr aproximadamente 350 km al doble de velocidad, es una excelente referencia para los usuarios de esta tecnología. Más allá del resultado, para el cual lo que verdaderamente impacta es hacer el tiempo adecuado a cada categoría sin adelantarse y sin excederse demasiado porque ambas circunstancias penalizan con tiempo a la tripulación, esta edición de las 24 horas de Buenos Aires se convirtieron en la primera competencia en la que participaron autos eléctricos en Argentina, y eso ya es un hito en sí mismo.