Mucho se ha dicho y escrito respecto al cambio de paradigma de la movilidad del hombre ante la llegada de los autos eléctricos, porque representan una de las acciones más visibles en el camino que la humanidad ha empezado a recorrer hacia la descarbonización del medioambiente, pero por sobre todas las cosas, porque se trata de algo completamente nuevo.
Es cierto, se llama auto, tiene cuatro ruedas, un volante y dos pedales que permiten moverlo hacia todas las direcciones posibles en un plano horizontal, como cualquier otro automóvil que existió a partir aquella primera patente solicitada por Karl Benz en 1886. Sin embargo, conducir un auto eléctrico tiene algunas cosas nuevas y carece de otras. Ahí está el otro gran cambio.
Renault Argentina se adelantó a todos sus competidores en dar el primer paso en un segmento que nadie estaba ocupando, al menos en esta parte del mundo, y trajo el Renault Kwid E-Tech, el primer auto eléctrico “comprable” para un público mucho más amplio que el que ya tenía esta tecnología en Argentina.
Los eléctricos, por concepción, son caros. Su precio llega a ser de hasta un 50% más que el mismo modelo con motor de combustión interna, y ese es el principal escollo que deben sortear gobiernos y fabricantes para poder convertirlos en la verdadera movilidad sustentable del futuro. Para eso no hay muchos caminos por recorrer: se puede abaratar el costo con subvenciones en el precio, se puede limitar su equipamiento a uno más básico que compense el costo de la batería con menor confort, o se los puede dejar como autos caros.
Argentina no tiene una matriz energética tan sólida como los países desarrollados. Tampoco tiene una instalación de cargadores distribuida a lo largo de todo su territorio, aunque la proporción de cargadores/autos eléctricos es buena, ya que sobre un parque estimado de unos 400 vehículos enchufables, hay ya unos 300 puntos de carga. La concentración en las grandes ciudades y las rutas más transitadas es el punto que todavía se deberá fortalecer.
Ese es el mapa de la movilidad eléctrica que vio Renault Argentina al decidir desembarcar en Argentina con tres productos, ya que el Kwid E-Tech es el primero, y el Mégane E-Tech y el Kangoo E-Tech serán los otros dos autos 100% eléctricos que llegarán durante 2024.
Empezar con el Kwid tuvo una visión estratégica no declarada pero muy interesante, porque significó dar el primer paso con un vehículo mucho más accesible que los otros dos que llegarán después, algo así como preparar el terreno. Su precio oficial es de 27.880.000 millones de pesos, lo que le permite evitar la escala 1 del impuesto a los autos de lujo que comienza en los 28,2 millones de pesos.
El Kwid E-Tech es un auto ideal para uso urbano por dimensiones pero también por potencia y autonomía. Tiene un motor de 65CV con un peso total de 977 kg, lo que permite una relación peso/potencia muy apropiada para un vehículo que puede llevar hasta cinco pasajeros aunque probablemente pocas veces agregue esos 300 kilos adicionales y quede en 150 de promedio. No parece una cuenta que se haga con frecuencia, pero en un auto eléctrico, donde la autonomía es una de las claves, el peso tiene directa relación con el consumo. El Kwid está homologado con 298 km de autonomía con la batería completamente cargada, aunque esta medida siempre es relativa, porque además del peso que cargue, depende del estilo de conducción con el que se utilice.
Es ahí donde hay que poner el foco para entender su potencial y sus naturales limitaciones. Una semana de pruebas con un uso normal, que no excede los 20 kilómetros diarios permite comprobar dos cosas fundamentales de entender al momento de moverse en auto eléctrico: el uso promedio no es tanto como pensamos, y el costo de la electricidad es mucho menor del imaginado.
Son esos los dos grandes fantasmas de esta tecnología, pero lejos de ser impedimentos, deben resultar como las dos variables que se deben contemplar ante la elección por esta opción. La batería del Kwid E-Tech tiene una capacidad de 27,8 kWh, que es la equivalencia a la capacidad del tanque de combustible de un auto, por ejemplo 50 litros. El tiempo de carga depende de la potencia del cargador que se disponga. El auto no se vende con cargador, sino con cable, provisto por el socio de Renault Argentina en este mercado, que es Chargebox, el representante en Argentina de Wallbox, el líder mundial en cargadores para autos eléctricos.
Al comprar un Kwid E-Tech hay que comprar un cargador de 7,4 kWh, que es la potencia máxima que admite de corriente alterna (CA) doméstica para este modelo de automóvil. Ese cargador tiene un costo aproximado de 2.300 dólares, que no incluye la instalación, que ronda los 800 dólares adicionales. Con ese cargador instalado en el domicilio o en la oficina, la carga de 0 al 80% de la batería demandará cerca de tres horas. Para completar la carga, el 20% restante tiene una velocidad más lenta, la demora será de una hora adicional.
Pero como el auto está pensado para uso urbano, y más allá de las recomendaciones que los fabricantes de baterías siempre hacen respecto a no cargarlas permanentemente hasta el 100% para extender su vida útil, en verdad no es necesario superar el 80% para el uso cotidiano. Tomando una rutina de uso normal con tres o cuatro viajes diarios de unas 40 cuadras promedio cada uno, la batería alcanza para cuatro o cinco días sin problemas en su modo Eco, que limita la aceleración y la velocidad máxima, extendiendo un 10% la autonomía.
De todos modos, hay un detalle que el usuario de un auto eléctrico debe contemplar, y es la regeneración de energía cinética que todos estos vehículos tienen. Gracias a esta tecnología, cada vez que se desacelera o se frena, se recarga parcialmente la batería, de modo que si se sale con un 80% de carga y una autonomía de 200 kilómetros, probablemente después de recorrer 20 kilómetros en ciudad, la autonomía no sea 180, sino 196 kilómetros. Así es como se va extendiendo la capacidad del auto a medida que se va conduciendo, y siempre y cuando se cuiden las aceleraciones bruscas, que es cuando el motor necesitará más electricidad para responder.
Entonces llega el otro fantasma. El consumo eléctrico. Y aquí hay que recurrir a los especialistas. “Hay mucho temor por desconocimiento, pero también es nuestra responsabilidad hacerlo, capacitar a los vendedores de autos eléctricos como estamos haciendo con el servicio técnico de Renault Argentina, y a los consumidores también”, explicó Nicolás Nervi, CEO de Chargebox, la empresa a la que se asoció Renault Argentina para ser proveedor de los tres modelos eléctricos que comercializará desde este año.
“Si tenemos una batería de 27,8 kWh como la del Kwid E-Tech, y pagamos una tarifa de $32 kWh como es bastante común para tarifas residenciales, completar la carga de batería hasta el 100% costaría unos $890. Para que la gente tenga una mejor idea, ese es el consumo aproximado de dos equipos de aire acondicionado inverter de 3.500 frigorías durante las mismas cuatro horas que demandaría cargar el auto”, explicó.
Haciendo cuentas rápidas, estas cifras permiten proyectar un costo de $3 de electricidad por kilómetro recorrido. Si tenemos en cuenta que llenar el tanque de combustible de un auto con motor de combustión cuesta unos $40.000, y que con un litro se hacen en ciudad unos diez kilómetros, la relación entre el consumo de nafta y de electricidad para un kilómetro es de $3 pesos de electricidad o $80 de nafta Súper.
Después vendrá el análisis de la diferencia de precio entre un auto eléctrico y uno térmico, por eso todos los fabricantes luchan por hacer autos más accesibles al bolsillo común de los usuarios, y otros temas como el tiempo de uso que demanda amortizar la inversión, el costo de mantenimiento, la garantía de la batería y el hecho ineludible de estar contaminando menos el medioambiente, que no tiene forma alguna de ser cuantificado.