A pesar de tener la red social X (ex Twitter), SpaceX o Starlink, Elon Musk ha conseguido mantenerse en boca de todos dentro de la industria automotriz con su marca de autos eléctricos, Tesla, y lo hizo en base a dos pilares fundamentales: ser pionero en esta tecnología y acompañar esa ventajosa situación con una estrategia de comunicación y ventas disruptiva.
Esto ha logrado posicionarla como una marca aspiracional 100%, incluso superando la propia calidad de terminación de sus autos, todavía cuestionada para ser considerada Premium, pero elegida por los usuarios por sobre otras de marcas históricas de igual precio.
Tesla nació en 2003, aunque inició su producción real en 2008, y desde el comienzo de esta historia, tuvo el Tesla Roadster como su “nave insignia”, primero basado en un Lotus, y después en su propio y característico diseño. Hay un argumento muy sólido para hacerlo, es que por sus características, los autos eléctricos tienen una aceleración lineal e instantánea, lo que suele ser relacionado con absoluta razón con los autos deportivos.
Sin embargo, el impulso que le dieron las berlina Model 3 y el SUV Model Y a la marca, fueron postergando el desarrollo del Roadster, hasta el punto de dejarlo en suspenso por tiempo indefinido. Tesla priorizó la instalación de las Gigafactorías fuera de Estados Unidos, la de Shanghai y la de Berlin, luego comenzó los desarrollos paralelos de la pick-up Cybertruk y del camión Tesla Semi, y finalmente empezó a proyectar el auto eléctrico accesible, que tendrá un costo menor a los 25.000 dólares y que llegará no antes de mediados de 2025.
Pero esa técnica, la de las promesas y los anuncios, forma parte del “estilo Musk”, y mientras todos los días vende más autos en todo el mundo para mantener ese liderazgo que sorprendió a la industria automotriz, el Roadster volvió a cobrar protagonismo.
No es la primera vez que anuncia una fecha, anteriormente el Roadster fue prometido para 2020, luego para 2022 y para 2024, por lo que todos saben que hay que tomarla “con pinzas”, pero ahora ha vuelto a la carga en su propio perfil de X para decir que el Tesla deportivo comenzará a fabricarse antes de fin de año y las primeras entregas se harán efectivas en 2025.
Y del mismo modo que el año pasado había anticipado que el auto alcanzará los 400 km/h de velocidad máxima como un modo de llamar la atención, este año fue por otra variable de sus prestaciones extraordinarias, como es la aceleración. Según respondió en X a un periodista que consultó acerca de esta cualidad, Musk se limitó a decir “0-60 mph < 1 seg. Y esa es la parte menos interesante”. Esto implica que el Tesla Roadster llegará a los 100 km/h en menos de un segundo, lo que más allá de ser asombroso, implica una exigencia para los conductores, para la que muy pocos están preparados.
Actualmente, el auto eléctrico que más rápido alcanza los 100 km/h es el Rimac Nevera, y su marca ha quedado establecida en 1,85 segundos gracias a sus dos motores que alcanzan los 1.914 CV de potencia con tracción en las cuatro ruedas. Lograr que un auto de similares dimensiones como será el Roadster, consiga rebajar un segundo el récord, implica introducir un elemento que duplique la aceleración. Para ello, Tesla dice que la versión SpaceX del Roadster reemplazará los asientos traseros del habitáculo con una batería de cohetes de aire comprimido, que tendrán salida hacia la parte posterior del auto, emulando de algún modo el formato de propulsión de las naves espaciales.
Esta no será, sin embargo, la única versión del Roadster sino la más performante, ya que el modelo menos sofisticado tendrá dos motores en lugar de tres y no tendrá este sistema de propulsión adicional, por lo que su aceleración de 0 a 100 km/h estará en los 2,1 segundos. Del precio de ambas versiones aún no se saben datos, aunque sí se conoce que quienes pagaron la reserva entre 2017 y 2018, desembolsaron unos 225.000 dólares, tendrán acceso prioritario a la primera partida fabricación que está prevista en 1.000 unidades.